Su estancia en Burdeos coincidió con las invasiones de Hitler de Holanda, Bélgica y Francia. Las fronteras estaban cerradas para «semitas, soviéticos y apátridas».
Su amistad con Chaim Kruger, rabino huído de los nazis y superar una crisis de conciencia que le volvió el pelo completamente blanco, le dieron el valor para acatar sus convicciones: comenzó a dar visados a todos: « Prefiero estar con Dios contra el hombre que con el hombre contra Dios».
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesión