El farsante español «con rayos X» que enfureció al gran Houdini

El famoso escapista húngaro dedicó parte de su vida para desenmascarar a este madrileño que se hizo famosos en todo el mundo por su habilidad para ver a través de los objetos y que convenció a personalidades como Valle-Inclán o el premio Nobel de Medicina Charles Robert Richet

Argamasilla (derecha), con Houdini, en 1924 ABC

Israel Viana

Personalidades tan diversas como el premio Nobel de Medicina Charles Robert Richet, el escritor Ramón María del Valle-Inclán , el doctor francés Gustav Geley, el físico Blas Cabrera y el ingeniero Leonardo Torres Quevedo , entre otros investigadores españoles, garantizaron por escrito que Joaquín María Argamasilla «había superado todas las pruebas y demostrado que podía leer a través de metal». Estos celebridades aseguraban que lo habían comprobado con sus propios ojos en las sesiones que nuestro protagonista había celebrado en Madrid y París a finales de 1923 y principios de 1924.

Fue entonces cuando hizo su aparición en escena el mismísimo Harry Houdini , que no iba a tolerar ni un minuto más que aquel joven español siguiera alimentando su fama con aquel fraude. Y no se detuvo hasta demostrarlo, inspirado por el odio que sentía por todos los espiritistas y amantes de lo inexplicable, después de que una médium intentara ponerse en contacto con su madre fallecida poco antes y le transmitiera un mensaje en inglés. ¿El problema? Que su madre solo sabía hablar una mezcla de alemán, húngaro y yidis. También le comentó que esta llevaba una cruz, algo imposible si tenemos en cuenta que su familia era judía. Fue esta la razón por la que cargó contra Argamasilla y dedicó los últimos años de su vida, hasta su muerte en extrañas circunstancias en 1926, a desenmascarar a este tipo de sujetos que habían surgido después de la Primera Guerra Mundial , para hacerse ricos «hablando» con los familiares de los millones de soldados caídos en combate.

Valle-Inclán, con Argamasilla

Para el gran ilusionista húngaro, Argamasilla —que con el tiempo se convirtió en el undécimo marqués de Santacara y en director general de Cinematografía y Teatro (1952-1955)— no era más que uno de estos muchos engañabobos. Uno al que la afición por lo paranormal le había llegado por su propio padre, Joaquín Argamasilla de la Cerda, un carlista muy interesado en el espiritismo que fundó la Sociedad Española de Estudios Metapsíquicas en 1920.

Argamasilla (derecha), con Houdini, en 1924 ABC

Como miembro de la nobleza madrileña se sabía rodear. Uno de sus mejores amigos era Valle-Inclán, al que convenció de los poderes de su hijo. Y mientras su afición creció hasta convertirse en un concienzudo investigador de fenómenos psíquicos y paranormales que no tuvo reparos en experimentar con su propio hijo de 17 años. Fue en estos exámenes donde, supuestamente, descubrió una nueva habilidad humana a la que denominó metasomoscopia. Es decir, la mencionada capacidad para ver a través de ciertos objetos. «La suerte me favoreció encontrando en mi familia el sujeto más apto que he hallado para el ejercicio de esta facultad tan extraña», escribió en su libro «Un tanteo en el misterio (Ensayo experimental sobre la lucidez sonambúlica)», de 1923, donde explicaba las condiciones que debían darse para que su vástago pudiera reproducir el fenómeno.

Valle-Inclán no solo le creyó, también lo defendió con uñas y dientes en las tertulias madrileñas después de asistir, según dijo, a varias sesiones del joven. El escritor aseguraba que Argamasilla podía leer un mensaje escondido en una caja cerrada a través de las paredes, porque era capaz de doblar la mirada e introducirla por la pequeña rendija de la tapa. Por esta razón, la fama del joven fue creciendo poco a poco, mientras en la prensa aparecían algunos artículos a favor y en contra. Entre los primeros se encontraba el escéptico neurólogo y psiquiatra Gonzalo Rodríguez Lafora, y en los segundos, el escritor Salvador de Madariaga .

La fama mundial de Argamasilla

En aquel momento, la habilidad de Argamasilla se reducía a la lectura de mensajes encerrados en esas pequeñas cajas o a la facultad para adivinar la hora marcada por las agujas de un reloj cubierto por una esfera y oculto en el bolsillo. Sin embargo, fue suficiente para que su popularidad creciera como la espuma más allá de España, cuando accedió a que Charles Robert Richet le examinara en París. Y funcionó, porque el premio Nobel de Medicina 1913 se quedó convencido de que los poderes del español era creíbles. «Nos encontramos en presencia de uno de los mayores descubrimientos de nuestros días», declaró, con la convicción de que se había abierto un nuevo horizonte para la ciencia: el de la posibilidad de descubrir nuevos rayos.

La noticia llegó a Estados Unidos, desde donde fue requerido para realizar una gira con la que demostrar sus habilidades. En aquellos espectáculos Argamasilla se hizo llamar «el hombre con visión de rayos X». Su padre vio en todo aquello una oportunidad que no podían desaprovechar. Y Houdini tampoco. En el libro « La Nueva Parapsicología. Introducción a la Parapsicología Científica » (1981) puede observarse una gran foto del ilusionista con el joven mentalista español que dice: «Houdini no pudo detectar ningún fraude en los experimentos que realizó con el dotado español de percepción dermo-óptica».

Sin embargo, no fue cierto del todo. A Houdini no le costó mucho desentrañar el aparente misterio del mago madrileño, después de varios encuentros en los que Argamasilla le había retado. El primero se produjo en Nueva York a demostrar sus poderes: «Ha venido a este país a convencer a los científicos de que puede ver a través del oro, la plata, el cobre y otros metales, e hizo su primera demostración poco antes de una reunión, ayer, en el hotel Pennsylvania», podía leerse en la tercera página de «The New York Times», el 7 de mayo de 1924.

El descrédito de Argamasilla

Houdini sospechó rápidamente de muchas de sus acciones. En primer lugar, se ubicaba siempre cerca de una ventana e intuyo que el objetivo era tener una buena iluminación. Algo que, en principio, no debería hacerle falta si de verdad tenía rayos X. Además, el famoso escapista ya conocía de antemano más de una técnica para poder ver a través de los vendajes. Y en la prueba del reloj observó una hábil maniobra con la que conseguía una imperceptible apertura en la tapa que le permitía echar un rápido vistazo a la hora.

Cartel anunciando una de las sesiones de Argamasilla

En otro de los encuentros que mantuvo con el español, Houdini le ofreció un reloj que había manipulado para que no fuera posible abrirlo con facilidad. Fue aquel reto con el que el español fracasó, quedando en evidencia. Pero hubo aún otra ocasión donde el gran ilusionista y Argamasilla se enfrentaron. Fue en la oficina del Sindicato de la Prensa de Nueva York, donde Houdini se colocó disimuladamente detrás del farsante madrileño cuando este ya se había vendado los ojos. Desde aquella posición estratégica observó de nuevo como abría y cerraba el reloj mínimamente.

El truco de los mensajes ocultos de Argamasilla era más ingenioso, porque utilizaba cajas de su propiedad que le permitían una leve manipulación para poder ver y leer el texto escrito. Tras un riguroso examen de las mismas, Houdini le ofreció dos cajas de su fabricación. El joven mago español fracasó y regresó a España con la máxima discreción posible, pero en España logró mantener su estatus como el « hombre con visión de rayos X ».

«El triunfo de Argamasilla»

El mismo diario ABC escribía el 24 de mayo de 1924 : «Los ingenuos neoyorquinos están un poco desconcertados ante los experimentos, realmente asombrosos, que Joaquín María Argamasilla les brindó con la mayor modestia. Un hombre que ve a través de los cuerpos opacos, sin artificio de ninguna especie, es algo excepcional. Pero lo más sorprendente para los habitantes de Nueva York no es precisamente ese poder visual maravilloso: lo que les desconcierta es que ese hombre no sea americano».

Y luego añadía: «Houdini le retó, apostándose 5.000 dólares, a que él haría todo lo que el español hiciera, además de asegurar que Argamasilla no podría leer lo que él escribiese [...]. El ingenioso ilusionista metió una tarjeta en una caja e invitó al español a que leyese lo que había escrito. Argamasilla se vendó los ojos y se dispuso a complacerle, pero podía leer, no podía descifrar lo que indudablemente estaba viendo. Se desesperaba. Houdini sonreía, aseguraba que solo había escrito dos palabras. Argamasilla no se explicaba lo que estaba ocurriendo. Pudo descifrar una, dos, tres letras… Imposible más. Se sentía rendido del esfuerzo. Abierta la caja se comprobó que, efectivamente, en la tarjeta solo había escritas dos palabras, pero una en el anverso y otra en el reverso. Y de forma tan maquiavélica, que los trazos de una correspondían al trasluz con los de la otra, produciendo la deseada confusión del mago, que aún así pudo desentrañar el misterio y descifrar tres letras. El español se encogió de hombros ante la burda broma y se limitó a decir que Houdini intentara él mismo el experimento. El ilusionista se vendó los ojos, apeló a sus artes de prestidigitador, y logró abrir la tapa de la caja para leer mejor… Pero no pudo y perdió la apuesta».

Cuando regresó a España, el Marqués de Santacara no dejó de defender en los periódicos la veracidad de su habilidad, mientras en la prensa estadounidense se le trataba como un farsante. Los argumentos del madrileño se basan en desautorizar al contrario. Durante un tiempo, detractores y seguidores del español se enzarzaron en una disputa pública. Y cuando fue finalmente desenmascarado, con la ayuda de personajes tan importantes como el fisiólogo Juan Negrín , el padre de Argamasilla encauzó su carrera hacia la política, con una apasionada defensa de la dictadura de Primo de Rivera , y su hijo hacia el séptimo arte, hasta ser nombrado director general de Cinematografía.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación