La educación de los grandes Reyes de España, punto de partida de la Colección Historia Fundamental

La Fundación Banco Santander edita una serie de libros sobre episodios, personajes, temáticas y escritos de la realidad española de los siglos XVI y XVIII que, por diversas circunstancias, han sido olvidados y son hoy ignorados

El primero de los volúmenes lleva por título ‘Espejos de príncipes y avisos a princesas. La educación palaciega en la Casa de Austria’, un trabajo realizado por el investigador del CSIC Alfredo Alvar

El Príncipe Baltasar Carlos en el picadero de Diego Velázquez (1636-1637).
César Cervera

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«Solo podemos comprender el presente si conocemos antes el pasado». Esa es la idea, en palabras de Rodrigo Echenique, presidente de la Fundación Banco Santander , con la que nace la Colección Historia Fundamental , que recorre a través de distintos volúmenes independientes y grandes especialistas aquellos episodios, personajes, temáticas y escritos de la realidad española de los siglos XVI y XVIII que, por diversas circunstancias, han sido olvidados y son hoy ignorados por el gran público a los dos lados del charco. «Queremos llenar los ángulos oscuros sin tópicos, sin ideología, para responder a la necesidad social de conocer mejor nuestro pasado», considera Francisco Javier Expósito, responsable de la colección.

La senda marcada por Isabel La Católica

Portada del libro de Alfredo Alvar.

El primero de estos volúmenes editado por la Fundación Banco Santander lleva por título ‘Espejos de príncipes y avisos a princesas. La educación palaciega en la Casa de Austria’, un trabajo realizado por el investigador del CSIC Alfredo Alvar . «Los espejos de príncipe son un subgénero literario con raíces clásicas y con presencia en la Edad Media. Se dice espejo porque ahí podía mirarse el príncipe para encontrar ejemplos y vidas ejemplares que le sirvieran en su proceso educativo y le mostraran un camino recto para el buen gobernar», señala Alvar sobre unos textos que aunaban lo moralizante, lo político y los manuales culturales sobre los lugares y las personas donde iba a gobernar el príncipe.

En las páginas de su libro, el historiador granadino pone bajo examen la educación que recibieron los distintos herederos de la Monarquía hispánica desde tiempos de Isabel La Católica , una reina que puso el listón por las nubes cuidando personalmente la educación de sus hijos y montando en palacio una escuela regida por leales humanistas procedentes de Italia. La Casa de Austria, que tomó el relevo a los Trastámara en sus esfuerzos por formar al heredero perfecto, tuvo por norma dejar fabulosos escritos de su puña y letra sobre la educación de los niños príncipes.

«No solo es un espejo, sino una ventana directa a la intimidad de estos reyes, como si nos metieramos en el cuadro de las Meninas y nos pusieran a hablar sobre su educación y su vida cotidiana», asegura Enrique Krauze, ensayista y empresario mexicano, presente este viernes en la presentación a los medios de la nueva colección.

«Se dice espejo porque ahí podía mirarse el príncipe para encontrar ejemplos y vidas ejemplares que le sirvieran en su proceso educativo y le mostraran un camino recto para el buen gobernar»

El estudio cronológico de las instrucciones y los preceptores de estos príncipes e infantas saca a debate la importancia que se le daba a la cuidadosa selección de maestros. « Alejandro Magno tuvo a Aristóteles como maestro. No se puede definir un único modelo de maestro. Se esperaba que hubieran tenido una vida ejemplar en lo público y en lo privado, así como una profunda formación, y en el caso específico de España que no tuvieran descendientes musulmanes, judíos o penados por la Inquisición», señala Alvar sobre una figura que se situaba, por gajes del puesto, en medio de un mundo de intrigas cortesanas .

Contra mitos y tópicos

A pesar de las presiones palaciegas, los Monarcas se esforzaron por elegir a los mejores maestros para sus hijos, aquellos más desenvueltos en las corrientes humanísticas y con una proyección europea. «Buenos medios tuvieron todos, porque eran los herederos de la monarquía más potente que había en ese momento. Si individualizamos a todos estos príncipes e infantas, salvo alguna trágica excepción, no se puede decir que fuera una dinastía de pasmados. Es inexplicable que se hagan tantas risas de esta monarquía. Es absurdo cómo se trata la historia en España», afirma el investigador del CSIC sobre unos gobernantes y un periodo a los que «debemos gran parte de nuestro patrimonio artístico, arquitectónico, documental y es parte de un pasado inamovible. Porque el futuro se puede cambiar, pero el pasado no, ahí está».

Se podría pensar que «la trágica excepción» a la que se refiere Alvar es Carlos II , el llamado Hechizado, pero precisamente una de las cosas que desmonta ‘Espejos de príncipes y avisos a princesas. La educación palaciega en la Casa de Austria’ es la imagen de este Rey como un trampantojo de problemas físicos y mentales . Según las fuentes del periodo, Carlos sobresalió de pequeño por su inteligencia y vivacidad, recibiendo una educación plena, con los mejores humanistas-letrados y un gran matemático al timón, y muy parecida a la de su desdichado hermano, el muy erudito Balatasar Carlos, que fue «la muerte peor que ha habido en la historia de la monarquía en España», en palabras del investigador.

Otro aspecto poco conocido que aborda el libro es la educación que recibían los niños españoles en los distintos rincones de este imperio global. «Las mismas cartillas que se usaban aquí se exportaban a América para que, ya fueran mestizos, indios, negros o blancos, los niños aprendieran a leer. Ahí se aprecia el enorme esfuerzo que se hizo por comprender al otro», advierte Alvar. «Esa parte del libro me recordó a mis visitas a las viejas capillas donde los indios recibían instrucción en México de forma muy visual, con gran importancia en los murales. El franciscano Pedro de Gante se dedicaba a enseñar a través del teatro y de la música», apunta Krauze.

La publicación del libro está acompañada de siete podcast en los que se disecciona el contenido del volumen a través de hechos y anécdotas, de manera divulgativa, y oíbles independientemente del libro, a través de la web de la Fundación y plataformas como Spotify, Google, etc.

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