poster Vídeo
Galerie Bilderwelt

Desembarco de NormandíaOmaha: la ‘playa sangrienta’ en la que los nazis masacraron a cientos de aliados el Día D

Las dos divisiones que llegaron hasta la arena, la 1ª y la 29ª, fueron castigadas por las ametralladoras alemanas. Al final del día, en el sector se habían producido 2.000 bajas

El director de cine Laureano Clavero y el divulgador histórico Pere Cardona ruedan estos días un largometraje junto a la «First Allied Airborne Catalunya» llamado «Road to Normandy»

Aprovechando el aniversario del Día D, y usando Omaha como centro neurálgico, visitarán los enclaves más famosos del lugar y tratarán de desvelar la importancia de la recreación histórica en la divulgación de los hechos sucedidos en la IIGM

Madrid Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Americanos, canadienses y británicos. En el Desembarco de Normandía (la operación mediante la que los aliados pretendían liberar Francia y avanzar desde allí hasta la Alemania nazi) fue protagonizada por tres naciones. Sin embargo, a día de hoy son los Estados Unidos los que han visto ligado su pasado a esta operación. Las razones son muchas. Pero entre ellas pueden esgrimirse las 2.000 bajas que su ejército sufrió en Omaha, un sector que se ganó el apodo de la «playa sangrienta» tras el ataque. El 6 de junio de 1944 los americanos llegaron hasta la zona y, a base de fusil y muerte, avanzaron por la arena creando tras de sí un innegable mito de heroísmo.

Gracias a la leyenda de Omaha, así como a las operaciones del Día D, cada año se reúnen en Normandía miles de recreadores históricos que buscan evitar que se olvide la tragedia que allí ocurrió.

Este 2017 no será diferente, aunque la costa de Francia tendrá varios invitados de excepción. Estos serán el cineasta argentino Laureano Clavero (fundador de MIRASUD PRODUCCIONES) y el divulgador histórico Pere Cardona (creador de «HistoriasSegundaGuerraMundial» y coautor de « El diario de Peter Brill» junto al director).

Ambos rodarán, a lo largo de una semana y aprovechando los actos celebrados en las playas del Día D, su nuevo largometraje: «Road to Normandy». Una cinta con la que narrarán la importancia de la recreación histórica como elemento indispensable en la divulgación de los hechos acaecidos en la Segunda Guerra Mundial y mediante la que, por descontado, desvelarán los lugares más emblemáticos del Desembarco de Normandía. La columna vertebral del largometraje será la « First Allied Airborne Catalunya». Y es que, los miembros de este grupo serán los encargados de desvelar al público la importancia de la recreación histórica.

Desastrosos preliminares

De buena mañana comenzó el asalto de Omaha durante el Día D. Lo hizo después de un intenso bombardeo naval que buscaba destrozar las posiciones alemanas. O, al menos, desconcertar a los defensores. A eso de las 5:20, las primeras lanchas abandonaron los barcos y se dirigieron hacia la futura «playa sangrienta». Sobre ellas viajaban (tal y como afirma el historiador Antony Beevor en su obra «El Día D») el 116º Regimiento de Infantería de la 1ª División y el 16º Regimiento de Infantería de la 29ª División. Después de estas, iniciaron su camino más y más barcazadas.

Mientras las primeras lanchas recorrían la distancia entre los buques nodriza y la playa (la cual se completaba aproximadamente en una hora) los soldados empezaron a entender que tendrían que conquistar la región sin ayuda. En primer lugar, porque la mayoría de los nuevos ingenios acorazados (unos supuestos carros de combate anfibios que debían dar cobertura a la infantería en Omaha) no tardarían en irse a pique. De los 33 carros que debían llegar en vanguardia para servir de cobertura a los combatientes, únicamente 2 alcanzaron su destino.

Las fuerzas aéreas no lo hicieron mejor. Aunque arrojaron sobre las posiciones nazis nada menos que 13.000 bombas media hora antes de la llegada de la primera oleada de infantería, casi ninguna dio en el blanco. Un auténtico desastre.

Cuando se percataron de lo que se les venía encima, los germanos ubicados en las posiciones defensivas de Omaha (unos 1.200) prepararon sus letales ametralladoras MG42 para recibir a los aliados. «La flota de la invasión apareció en el horizonte como una ciudad gigantesca de grandes edificios en el mar, una enorme», determinó posteriormente un cabo primero de la 716ª División de Infantería alemana. No le faltaba razón. Cada barcaza portaba unos 30 hombres, y en su conjunto suponían una imponente visión.

Sin embargo, dentro de las mismas se hallaban hombres temerosos que habían empezado a achicar con sus cascos los vómitos que les había provocado el mareo… y el copioso desayuno que les habían dado esa misma mañana. Así comenzó el asedio de la fortaleza atlántica de Erwin Rommel: entre miedo y una pestilencia total.

El mar y las balas

Aproximadamente a las 6:30 de la mañana las rampas de las lanchas de desembarco empezaron a bajar. Los americanos habían llegado a Omaha. Aunque algunas barcazas lograron arrimarse lo suficiente a la costa como para que los soldados no tuviesen que recorrer una gran distancia hasta pisar la húmeda arena gala, la mayoría quedaron detenidas bastante antes. Muchos combatientes se vieron obligados a caminar con agua hasta la cintura. Una dificultad más en aquella vorágine de destrucción que les convirtió –más todavía- en un blanco perfecto para las ametralladoras germanas.

Eso precisamente fue lo que le ocurrió al soldado Pozek, del 116º Regimiento de la 29ª División. Aunque él pudo hallar cobijo tras un obstáculo ubicado en la playa. Así recordaba posteriormente aquellos momentos: «Las balas rebotaban en él [obstáculo] y atravesaban mi mochila sin darme». Sus compañeros no tuvieron tanta suerte. En palabras de Beevor, muchos fueron aniquilados por las balas poco después de que descendiera la rampa de su lancha. Otros tantos –los que se arrojaron por los laterales de la barcaza para evitar los disparos- llegaron incluso a ahogarse por culpa de los 45 kilos que de equipo que cargaban. «Muchos fueron alcanzados en el agua. Además, se oían gritos de socorro de los heridos que se ahogaban agobiados por el peso de la carga», completaba el mismo soldado.

El agua, como los supervivientes señalaron posteriormente en multitud de entrevistas, se fue tiñendo poco a poco de rojo.

La carnicería de Omaha

La zona, posteriormente conocida como la «playa sangrienta», se convirtió entonces en un auténtico matadero. En el «sector Charlie», una de las múltiples secciones en las que se dividió Omaha para organizar el desembarco, dos barcazas de la compañía Able del 116º Regimiento (perteneciente a la 29ª División) fueron totalmente exterminadas por las balas alemanas.

Así queda explicado en la obra «Las grandes batallas de la historia» (editada por el Canal Historia): «Los hombres de las barcazas número uno y cuatro fueron diezmados por el fuego de las ametralladoras alemanas situadas en todos los riscos. Unos veinte supervivientes se quedaron alrededor de las lanchas agarrándose como podían e intentando mantenerse a flote. En un instante, la capacidad combativa de la compañía Able desapareció antes de que ninguno de sus hombres pisara la playa».

La séptima barca de la Able corrió una suerte todavía peor. Cuando la rampa bajó, el fuego directo de las ametralladoras alemanas cazó de lleno a sus integrantes. Entre los mismos, una sección médica que fue totalmente barrida. «Thomas Breedin, sanitario de la compañía A, viendo la situación de los heridos que flotaban indefensos en el agua y que eran arrastrados por el mar, se quitó todo el equipo y completamente desnudo fue a recogerlos», se añade en la obra. Él y varios compañeros más repitieron esta labor durante más de una hora, y bajo los incesantes disparos de los nazis.

Todo aquel que puso un pie en la playa se enfrentó a las MG42 y a los morteros alemanes, que completaban esta tenebrosa coreografía de muerte. Los hombres de la 1ª División tampoco tardaron en sumarse a esta cruel fiesta. Un combatiente (que dijo estar desfallecido por la cantidad de peso que llevaba encima) tuvo que ver como acababan con 22 de los 31 soldados que integraban su pelotón. Al soldado Hal Baumgartem, por su parte, una de las cosas que más le impactó fue escuchar como varios moribundos llamaban a sus madres. Así lo señaló en una entrevista concedida para el documental «Surviving D Day».

A Hal también se le quedó grabado en la mente otro suceso que ocurrió frente a él. La brutal muerte de un soldado que conocía: «No llevaba casco, tenía un agujero en la parte izquierda de su frente. Su pelo estaba manchado de sangre. Se arrodilló y empezó a rezar con su rosario. Una ametralladora le partió luego por la mitad». Durante la entrevista para el documental, Hall repitió varias veces la misma palabra: horrible. «Fue horrible. Fue horrible ver partes de cuerpos de personas que conocíamos. Olía a carne quemada. Era una escena horrible». Ese fragmento del desembarco fue un desastre. La primera oleada (formada por unos 1.450 hombres) tuvo un tercio de bajas en tan solo una hora.

Trabajo duro, final duro

Tampoco fue un espectáculo alentador para los médicos de campaña. En las primeras horas los sanitarios estaban totalmente sobrepasados. Su trabajo no estaba exento precisamente de riesgo. Robert Slaughter, del 116º Regimiento de la 29ª División, así lo recordaba en un testimonio recogido en la obra de Beevor: «Un hombre llamaba a gritos a un médico. Un enfermero corrió a ayudarle, pero también le dieron. El asistente había caído junto al soldado y los dos estuvieron gritando hasta que murieron unos minutos después».

Otro tanto le sucedió a Virgil, un menor que había mentido sobre su edad para poder alistarse y cuya historia es narrada en «Surviving D Day» por el veterano Richard Onines. El joven, destacado como enfermero, murió cuando una bomba cayó a su lado mientras vendaba a un herido. El proyectil se hizo añicos, y los trozos atravesaron su cuerpo.

Omaha se convirtió en un caos. Gritos, llantos desconsolados y oraciones copaban las arenas de la «playa sangrienta». Sin embargo, oleada tras oleada, los americanos se fueron abriendo camino.

Tras varias horas, las diferentes unidades comenzaron a cruzar el intenso fuego germano y lograron ascender los acantilados que daban acceso a las posiciones defensivas nazis. Aunque ni en ese punto estaban a salvo. Como recuerda Beevor en su obra, uno de los primeros combatientes que atravesó una de las alambradas fue acribillado y murió musitando «mamá» varias veces.

Al final, después de doce horas, se cumplieron parcialmente los objetivos. Aunque eso sí, a costa de 2.000 heridos, muertos y desaparecidos. Omaha, a partir de entonces, se convirtió en una leyenda norteamericana. Y no ya por el número de bajas (el mayor de todas las playas) sino por la capacidad de sacrificio que demostraron los estadounidenses durante la operación.

Un largometraje para recordar

Omaha fue algo más que una contienda. Impactó tanto a la sociedad americana que se convirtió en un símbolo de tenacidad y heroísmo. Su fama (con ayuda del cine) terminó haciendo caer en el olvido otros cruentos enfrentamientos como los acaecidos en Stalingrado o la batalla del bosque de Hürtgen. La emotividad que despierta en todo el mundo queda patente cada 6 de junio, una fecha en la que miles de recreadores históricos acuden a la «playa sangrienta» (y al resto de enclaves del Desembarco de Normandía) para rememorar lo sucedido.

Alemanes, americanos, ingleses, franceses… La lista de recreadores que viaja cada verano a las playas del Desembarco del Normandía es ingente. Y, como no podía ser de otra forma, también hay españoles. Entre ellos, los miembros de la «First Allied Airborne Catalunya», una de las asociaciones más puristas en lo que a representar al ejército estadounidense de la Segunda Guerra Mundial se refiere. A sus miembros también se les pone la piel de gallina cada vez que pisan la arena de Omaha. Sienten algo especial.

Y por ello, el director de cine Laureano Clavero (fundador de MIRASUD PRODUCCINES) y su socio, el divulgador histórico Pere Cardona (creador del popular blog 'HistoriasSegundGuerraMundial') han iniciado el rodaje de un largometraje llamado «Road to Normandy» en el que se han propuesto narrar, de manos de la «First Allied Airborne Catalunya», cómo es la vida de un recreador histórico. Desde sus inicios en el mundo de la Segunda Guerra Mundial, hasta el cénit de viajar a las mismas playas de Normandía. «Es una “road movie” en la que el hilo narrativo es un viaje desde Barcelona hasta Normandía en coche con un grupo de recreadores. Iremos al epicentro de la Segunda Guerra Mundial, el Día D. La batalla que todo el mundo conoce», explica Clavero en declaraciones a ABC.

En palabras de Clavero y de Cardona, cada parte del viaje (que comenzará esta misma semana) está medida al milímetro. Ejemplo de ello es que todos se alojarán en Omaha durante el rodaje. El lugar más simbólico de todos. Posteriormente, se esforzarán para narrar la importancia de los recreadores históricos a través de un completo viaje lleno de entrevistas.

«La recreación es una herramienta más de la Segunda Guerra Mundial que a veces se olvida. Dentro del mundillo hay escritores, blogueros, investigadores… Pero también están los recreadores. Personas que estudian mucho para devolver a la vida a hombres que combatieron en la contienda y que te hacen revivir la historia. Te la acercan. Muchos cineastas como Spielberg recurren a ellos por la gran información que atesoran. Por eso queremos hacer un documental que explique qué es realmente un recreador y ponerle en igualdad con el resto de actores que divulgan la historia», añade.

En «Road to Normandy», Clavero y Cardona entrevistarán a media docena de recreadores y mostrarán, en base a sus testimonios, cómo acabaron en el mundo de la divulgación histórica. Según afirman, unos comenzaron haciendo maquetas, otros estudiando historia, y algunos incluso con el cine bélico. Pero todos tienen algo en común: su pasión por la Segunda Guerra Mundial, sus impresionantes conocimientos sobre el tema, y que adoran dar vida a unidades como (en el caso de la «First Allied Airborne Catalunya») la 101ª División Aerotransportada o los míticos Rangers.

«La película será una “road movie”. Es decir, que todo se contará a través de un viaje. Saldremos de Barcelona a principios de junio e iremos hasta Normandía. Allí recorreremos los lugares más emblemáticos a través de la voz de los recreadores y sabremos cómo se sienten al estar allí», completa Clavero. Todo será acompañado por las acotaciones históricas del popular Pere Cardona, coautor (junto al director argentino) del libro «El diario de Peter Brill». Una obra más que famosa en toda España y cuya parte audiovisual se ha proyectado en las últimas semanas en el festival de Cannes.

«A raíz del éxito de “El diario de Peter Brill”, la productora Adler & Associates Entertainment, Inc se ha interesado por nuestros proyectos. Entre ellos “Hürtgen, into the muddy battle” y “Road to Normandy”. Hemos logrado finalmente que MIRASUD sea asociada a su principal línea de trabajo: la Segunda Guerra Mundial. Con todo, también tenemos proyectos relacionados con la Guerra Civil y con las Malvinas», finaliza el director de cine.

Ver los comentarios