Delta Force: el origen y el duro entrenamiento de los barbudos (y letales) comandos de élite de EE.UU.

El 1st Special Forces Operational Detachment-Delta nació en 1977 para luchar contra el terrorismo. Sus miembros son los que han acabado estos días con el líder del autodenominado Estado Islámico

Recreación de un miembro de la Delta Force
Manuel P. Villatoro

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El presidente de los Estados Unidos Donald Trump confirmó el pasado domingo que, más de cinco años después de que el autodenominado Estado Islámico hundiera sus raíces en Irak y Siria , Norteamérica había terminado con la vida de su actual líder: Abu Bakr al-Baghdadi . Lo curioso es que, a pesar de la ingente cantidad de millones de dólares que invierte el país en satélites e inteligencia artificial, los encargados de orquestar la muerte del terrorista que Barack Obama calificó como « la mayor amenaza global del mundo » fueron soldados de carne y hueso. Más concretamente, miembros de la Delta Force (1st Special Forces Operational Detachment-Delta). La misma unidad que el investigador y divulgador histórico José Luis Hernández Garvi define a ABC como « la élite de la élite de los comandos ».

Estudioso de las unidades especiales occidentales (como demuestran sus conocimientos sobre el GIGN francés ), Garvi señala a este diario que la Delta Force The Unit », como ellos mismos se autodenominan de puertas para dentro) son seleccionados entre los mejores combatientes de otros grupos de élite del ejército de los Estados Unidos. «Fueron ideados a imagen y semejanza del SAS británico y, como curiosidad, no están obligados a afeitarse. Por ello, no es raro verles en fotografías con extensas barbas y el pelo largo», desvela. Sin embargo, su, en ocasiones, aspecto desarrapado no les ha impedido participar en un sin fin de operaciones como la invasión de la isla de Granada (en 1983) o la mítica intervención en Mogadiscio representada en « Black Hawk derribado ».

Nacidos del terror

El origen de estos soldados de élite hay que buscarlo en los años setenta. Por entonces el contexto era tristemente propicio para crear a la Delta Force , pues Occidente se veía sacudida por una ola terrorista iniciada en septiembre de 1972 durante los Juegos Olímpicos de Múnich. Una amarga fecha en la que ocho terroristas palestinos del grupo «Septiembre Negro» (el mismo que ya había acabado con la vida del Primer Ministro de Jordania Wasfi Tall hacía menos de un año) se infiltraron en las estancias de los atletas y, tras presionar al gobierno, acabaron con la vida de nueve deportistas. La falta de experiencia de la policía hizo que, como se afirmó después, fuera imposible rescatar a los jóvenes. « Nada podría haber salvado la vida de los rehenes ».

Esta violenta acción dejó conmocionado al mundo, pues se había iniciado una nueva era de delincuencia: la de aquellos que exigían ventajas políticas asesinando de forma selectiva civiles. Fueron muchos los países que se replantearon entonces la necesidad de crear un cuerpo capaz en acabar rápida y eficazmente con situaciones en las que estuvieran involucrados rehenes. Así nacieron, inspirados en antiguas unidades especiales de los ejércitos durante la Segunda Guerra Mundial , muchos grupos policiales y militares dedicados a combatir el terrorismo.

Miembro de los Delta

«El objetivo de una unidad antiterrorista es hacer frente a situaciones extremas que otras unidades convencionales no pueden resolver. Para ello, cuentan con un equipamiento -tanto en lo referente a armamento como a vehículos, así como con su entrenamiento- específico para poder solventar las dificultades que puedan hallar. Su labor es actuar cuando la situación ya se ha sucedido y con el objetivo de evitar que se produzcan victimas. Por ello, hay que tener claro que no están destinadas a prevenir la delincuencia -para eso ya están los agentes al uso- sino a conseguir que no se produzcan muertes de civiles en una situación de extrema violencia fomentada por un grupo terrorista», explica Garvi, autor de libros como «Héroes, villanos y genios».

En aquellos años los decanos de los comandos eran los hombres del SAS , un cuerpo que ya había demostrado sus habilidades internándose tras las líneas nazis en la Segunda Guerra Mundial (tanto en Europa como en el norte de África) y que habían entrenado a los también populares Rangers estadounidenses. Enarbolando esta colaboración previa, y según explica Garvi a este diario, el coronel de los Boinas Verdes Charles Beckwith (que había luchado en los sesenta con los ingleses en una operación de contrainsurgencia en Malasia ), entendió de inmediato que los Estados Unidos necesitaban un grupo de intervención antiterrorista militarizado. Es decir, «que dependiera del ejército norteamericano», como añade el autor español.

No le falta razón a Garvi. Steve Stone , autor de «Fuerzas Especiales: Historias de Heroísmo Alrededor del Mundo» , confirma en dicha obra que la Fuerza Delta, una de las unidades especiales de más reciente creación de Occidente, nació en 1977 con la ayuda de varios de los instructores del SAS. La premisa de Beckwith era establecer a un grupo de hombres que pudieran operar de forma independiente en el campo de batalla y que, ante todo, tuvieran una fortaleza mental y física fuera de lo común.

Duro entrenamiento

Beckwith, un hombre rudo que había sobrevivido a un cartucho de ametralladora del calibre .50 y había superado todo tipo de penurias en la jungla de Malasia, diseñó, con ayuda del SAS, las duras pruebas que debían superar los candidatos para formar parte de la nueva unidad. La primera premisa para acceder al «Delta Force OTC training» (el curso que permite convertirse en uno de sus miembros) es poseer varios años de servicio en el ejército, haber superado el curso de paracaidismo militar y contar con un historial de servicio «limpio». Según Garvi, esto hace que la mayor parte de los reclutas provengan del 75º Regimiento Ranger y de los Boinas Verdes . «Por eso son la élite de la élite», explica.

El entramiento pone especial énfasis en la puntería de los reclutas en situaciones de estrés (como la liberación de rehenes). Para ello, simulan rescates de civiles en grandes edificios, aviones y buques de guerra. Pero no es lo único. Los aspirantes, por ejemplo, deben convertirse en auténticos especialistas en el uso y fabricación de explosivos . No faltan tampoco los cursos en « conducción táctica agresiva », a pesar de que parezca algo más propio de las películas de acción que de la vida real. A todo ello se suman unas pruebas físicas que fomentan la resistencia y la adaptación mental a un ambiente hostil .

Miembros de la Delta, en la película Black Hawk derribado

Superar el OTC no es, en definitiva, sencillo. Así lo dejó claro Eric Haney en su obra, «Inside the Delta Force» , al explicar cómo era una de sus habituales marchas por el bosque con una mochila de 25 kilos a la espalda:

«Ya había cubierto algo más de 30 millas, pero todavía me quedaban 20. Cada vez me era más difícil hacer cálculos sobre la velocidad que debía mantener. Las correas de la mochila me cortaban la circulación y generaban un hormigueo en mis manos. Me pellizcaban los nervios y las arterias e impedían el flujo de sangre. La mochila pesaba como un tren y me dolían los pies hasta la altura de las rodillas. Parecía que me los habían golpeado con un bate».

Pero no todo en esta vida de un Delta es la fuerza bruta y la buena puntería, a pesar de que son capacidades básicas para llevar a cabo sus operaciones habituales. Los aspirantes también están obligados a aprender técnicas más sibilinas para las misiones más delicadas. Así, la CIA les entrena en técnicas de espionaje que incluyen desde el perfilado de terroristas , hasta la transmisión de información sin ser descubiertos. Al final, apenas un diez por ciento de aquellos que se apuntan son elegidos.

Delta, hoy

Por hallar un referente cercano, Garvi explica que la Delta Force es «similar a los SEAL , pero, mientras que estos últimos pertenecen a la Marina , ellos son del Ejército de Tierra y son mucho menos conocidos». En la práctica, y a nivel oficial, los Estados Unidos mantienen sus operaciones bajo estricto secreto. O eso intentan, ya que su participación en misiones especiales están documentadas casi al milímetro desde que el grupo nació en 1977. «Tienen su base en Fort Bragg . No llevan identificativo y pueden ir vestidos como quieran. No hay una uniformidad concreta en la Delta Force, aunque el gobierno les da todo el equipo que puedan necesitar. Tampoco se les obliga a ir afeitados, por eso es posible verles en las fotografías con el pelo y la barba muy largos», completa el divulgador.

También se sabe que la Delta Force se divide en cuatro escuadrones (A, B, C y D) formados, a su vez, por tres secciones. Una de asalto , una de tiradores de precisión y una última de reconocimiento que copan los miembros más veteranos del grupo. «Estos últimos presumen de ser capaces de infiltrarse prácticamente en cualquier lugar y en cualquier condición en meteorológica para llevar a cabo sus funciones», añade Garvi. El español también confirma que el grupo está encuadrado en el Mando de Operaciones Especiales de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos , de la que también forman parte los SEAL , el 75º Regimiento Ranger , el 160.º Regimiento de Aviación de Operaciones Especiales (SOAR), los Boinas Verdes y el Regimiento Raider de los Marines.

Operaciones (casi) secretas

Los comandos de la Delta Force han combatido en una buena parte de las acciones militares orquestadas por los Estados Unidos. A principios de 1980 participaron en su primera misión de gran envergadura, la « Operación Garra de Águila ». Su objetivo era rescatar a 52 rehenes retenidos en la embajada norteamericana de Teherán tras aterrizar en mitad del desierto para no ser descubiertos. El resultado fue un desastre total. Los problemas de coordinación y una molesta tormenta de arena provocaron que un helicóptero CH 53 SEA Stallion se estrellase contra un avión Hércules y explotara. Nuestros protagonistas tuvieron que retirarse después de que fallecieran ocho de sus miembros.

A partir de entonces sus actuaciones fueron mucho más exitosas. Así, hubo miembros de la Delta Force en la invasión de la isla de Granada (donde participaron en el rescate de varios rehenes); en Panamá (región en la que capturaron al dictador Manuel Noriega); en la Guerra del Golfo ; en la Guerra de Afganistán o en la caza de Osama Bin Laden . Con todo, si por algo son recordados es por colaborar con los Rangers en la batalla de Mogadiscio (en 1993). En aquella operación, en la que dos helicópteros fueron derribados durante una misión contraterrorista,y dos de sus miembros obtuvieron la Medalla de Honor del Congreso por el valor demostrado.

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