MILAGROS LÓPEZ DE GUEREÑO/LA HABANALa proclama por la que el presidente cubano, Fidel Castro, anunciaba la noche del lunes que delegaba provisionalmente todas sus funciones en su hermano Raúl, el segundo hombre de la jerarquía de la isla, a causa de un «accidente de salud» que le obligaría a una complicada operación y a guardar varias semanas de reposo, pilló por sorpresa a los cubanos. Pero ayer la normalidad, no exenta de una lógica incertidumbre, era la tónica dominante de la jornada.