Richard Branson, el hombre de las mil y una aventuras

Ni el propio Richard Branson hubiera imaginado que un buen día llegaría a viajar al espacio a bordo de su propia aeronave, el VSS Unity, como parte de las pruebas que realiza su compañía Virgin Galactic antes de dar luz verde a los vuelos comerciales regulares. Futuro incierto le auguraban al fundador del grupo Virgin desde que era bien joven. Hasta el director del colegio en el que estudió en Buckinghamshire le dijo que terminaría o en prisión o convirtiéndose en millonario. Él optó por la segunda opción. Este domingo consiguió cumplir su sueño al alcanzar los 86 kilómetros de altitud junto a los otros cinco integrantes de la tripulación.

En tierra le esperaba su familia, deseosa de abrazar al hombre del momento que había conseguido hacerse con otro pedacito de la historia. Joan Templeman , su esposa, sus dos hijos Holly (39) y Sam (36) -ambos trabajan con él-, y sus nietos siempre han sido el mejor apoyo en todas sus aventuras profesionales y esta vez no iba a ser menos. Han conseguido formar una familia idílica aunque no todo ha sido fácil para ellos. La primera de las hijas del matrimonio que se dio el «sí, quiero» el 20 diciembre de 1989 murió al poco de nacer. Clare Sarah Branson llegó al mundo de forma prematura y no sobrevivió: murió en la incubadora a los pocos días. A esta durísima pérdida, se le ha añadido recientemente la de la madre del millonario, Eve Huntley, por coronavirus el pasado mes de enero.

Tras el tranquilo hombre familiar se esconde un auténtico adicto a la adrenalina que, a punto de cumplir 71 años -los hará el próximo 18 de julio-, no cesa en su intento de añadir nuevos capítulos emocionantes a su vida. De hecho en su currículum cuenta con varios récords mundiales. Junto a su buen amigo Per Lindstrand, cruzó el Atlántico en globo aerostático en 1987, hizo kitesurf en el Canal de la Mancha, creó un submarino... y ahora ha conseguido adelantarse en la carrera espacial a los millonarios Jeff Bezos y Elon Musk, con los que compite para abrir las puertas al turismo espacial. Su hambre de aventuras es tan insaciable como la que tiene para los negocios, aunque sin olvidarse de su lado filantrópico. Como dice siempre: «Si reúnes mucha riqueza, tienes la responsabilidad de invertirla en la creación de empleo y tratar de resolver los problemas del mundo».

El hijo del abogado Edward Branson y la asistente de vuelo Eve Huntley-Flind dejó sus estudios a los 16 años, desmotivado por su mal rendimiento académico y su dislexia. Con el apoyo de sus padres y su afán por superarse, emprendió su propio camino fundando la revista ‘Student’ y poco tiempo después llegó su propia compañía discográfica de venta por correo, el germen de lo que terminaría convirtiéndose en Virgin Records. Hoy en día, Branson cuenta con un imperio bajo el ala de Virgin Group con cerca de 400 negocios diferentes que abarcan todos los sectores.