Paris Hilton, de gira con marido

La diva es la esposa de Carter Reum, un zagal muy bien peinado al que se presenta en todas las revistas como empresario

Paris Hilton y su marido Gtres

Lunes

Se ha casado Paris Hilton . La boda ha durado varios días y la luna de miel va en curso. La luna de miel más bien parece una gira planetaria, porque ha empezado en Bora Bora, y no se sabe dónde termina. Igual remata en un divorcio, porque Paris es cabecita loca, boquita pintada y groupie de su último capricho. O era. Porque de momento es la esposa de Carter Reum, un zagal muy bien peinado al que se presenta en todas las revistas como empresario. De Paris hemos venido sabiendo que no da palo al agua, y que gusta de vivir como en la Ibiza de discoteca, esté donde esté. Paris no es actriz, pero se ha montado la peli de su propia vida, que es en lo que anda desde siempre. En el yate de Elton John la cazaron de posturitas, pero ya un rato antes se había montado una noche coreográfica con el novio de aquella temporada, en un club de Cannes, con mucho asomo de braga tanga. Paris es una chica casi mona que ha viajado mucho por el mundo a bordo de su braga, que suele ser un tanga, que es el avión supersónico de las corseterías. Estamos, naturalmente, ante una famosa de oficio, pero no una famosa pobre, como las que suele dar España, sino una hija de ricos a la que madrugar le parece una lujuria de transportistas. No arriesgamos mucho si escribimos que Paris Hilton es una famosa mundial, o sea, que la conoce toda la parroquia planetaria, pero a ver quién de esa parroquia sale en serio y nos apunta a qué se dedica esta moza, salvo a derrochar tangas por ahí y a cruzarse de pronto con Elton John, que la convidaba a sus yates para ponerla luego en la calle. Porque alguna vez la puso en la calle, según vimos publicado. Ella resulta siempre un surtido de posturitas, en público, incluyendo la gira de luna de miel, donde el novio casi es mera figuración entre palmeras o modelazos. Paris viene a ser un cruce de yate en invierno y tráiler de peli porno, muy enjaezada siempre de roperos de marca. Se nota que tarda mucho rato en vestirse, para salir luego a la calle casi en bolas. Para salir a la juerga de su vida, que es todo un dulce coñazo de Moët & Chandon, suites de los hoteles de papá, y estrenos de cine donde ella no estrena nada, salvo el harapo de lujo. La chica no construye empleo alguno, pero no para, coño. Es como una Spice Girl, pero sin disco grabado. Y sin un Beckham con que casarse. Hasta que asomó el tal Carter Reum. Ella sola ha sido un ‘Gran Hermano’. Y acompañada, pues también.

Martes

Dice Normal Duval que todo se lo debe a su madre, Purificación Aguilera . Murió la mujer hace no mucho. Era Purificación como Norma, pero sin la carrera de Norma. La carrera de la madre fue la hija. Y ahora Norma lo recuerda. Yo no olvido que algún día me dijo Norma que no le apasionaba mucho la palabra vedete, pero hay que recordar aquí que vedete ha sido, para gloria de las décadas, y además en París, por lo alto, donde hay diosas del género. Duval ha sido un mujerón, esa guapa de mucha lámina que, en rigor, no cabe en lámina alguna, por su erotismo de morenía, por su exotismo de bravo pelo suelto. Vedete o no, primerísima.

Norma Duval Gtres

Miércoles

Charlene de Mónaco lleva meses este el susto médico y el novio ruso. No sabemos si está enferma o enamorada. Como siempre.

Jueves

Maradona Gtres

El año de la muerte de Maradona se celebra como un cumpleaños. Resulta que hay vidas que de pronto no caben en la vida, como pasa con Maradona. Ha sido un rockero del balón, un Rolling de la cancha, un yonki del albedrío que da positivo en el control antidoping que mejor no le hacían. Diego gustaba porque era un show, con el balón, y sin él. Ha tenido algo de malcriado del talento, de matón de su propia gloria. Fue pichichi del éxtasis, ganando un Mundial inolvidable, y un pichichi del desorden, cuando iba de particular. Hay mucha hemeroteca de recreo, y hasta de patetismo. Igual te vale Diego para un pregón de Jorge Valdano que para una prórroga en ‘Sálvame’. Tuvo devoción por las rubias, le pegaba con alegría al frasco, según las épocas, y Andrés Calamaro le regaló una canción, «porque Maradona no es una persona normal», según el estribillo. Maradona es un tipo que siempre la liaba, ahí donde iba, tirando de un ‘dribling’ de zurda imaginación, o bien usando un gansterismo insomne que no necesariamente fue pose. Sabina, cuando iba de galas por Buenos Aires, a veces subía a Diego al escenario, y aparejaban una canción. Diego no canta ni mal ni bien, pero es Maradona. Reúne seis hijos de cuatro mujeres. Es un padre de mucha familia que prefería estar pendiente de la novia futura. Y a veces ni siquiera eso. Gastaba séquito indescifrable, y la simpatía le iba o le venía, imprevisiblemente, como los cortes de pelo. Fue Diego un pirado de temperamento, un tipo bajito que caminaba como un gigante, entre el santo de sí mismo y un púgil del gol.

Viernes

Camilo Blanes es el hijo tristón de Camilo Sesto . Más tristón aún desde que el padre murió. En estos días, convalece en una clínica mientras crecen especulaciones sobre su salud. Y sobre sus amistades peligrosas.

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