Luces y sombras de Lina Morgan en el sexto aniversario de su muerte

A pesar de ser una de las actrices mejor pagadas de la televisión, las deudas y las malas compañías marcaron su final

Lina Morgan con su perrito ABC
Saúl Ortiz

Saúl Ortiz

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Lina Morgan bajó el telón de su vida hace seis años . Su muerte despertó un gran interés dado que se trataba del final de una de las cómicas más importantes de nuestro país. Una mujer que arrancaba carcajadas sobre los escenarios pero que escondía una personalidad indómita y una ambición desmedida. La misma que si bien le permitió amasar una fortuna incalculable , le hizo perder prácticamente todos los afectos . Salvo Raúl Sender, retirado voluntariamente del mundanal ruido, son muy pocos los que la recuerdan con cariño: «Lo único que tenía Lina era dinero. Era soberbia y engreída, sabía hacer muy bien su papel», dice la actriz Ana Valdi cuando se le pregunta.

Lina fue una de las actrices mejor pagadas de la pequeña pantalla. ABC ha podido confirmar que por cada participación en la inolvidable ‘Hostal Royal Manzanares’, facturaba 180.000 euros . Lo hizo de forma continuada durante los sesenta y cuatro capítulos que Televisión Española distribuyó en cuatro exitosas temporadas. Contar con Lina en el reparto de cualquier producción televisiva o cinematográfica era sinónimo de grandes audiencias, por lo que se respetaban sus pretensiones astronómicas. Solo se vio obligada a bajar su caché a la mitad cuando José Frade la contrató para protagonizar ‘Academia de baile Gloria’ con una retribución cercana a los 90.000 euros por episodio.

A pesar de su poder financiero, sus últimos años no fueron tan boyantes . Lina se vio inmensa en una cascada de problemas e impagos que le obligaron a deshacerse de gran parte de las joyas que atesoraba en una caja fuerte en la que también guardaba dólares y otras divisas. Fuentes consultadas aseguran que en 2006, Lina llegó a tener 3 millones de euros entre sus cuentas corrientes . La falta de proyectos y la crisis que afectó al sector de la cultura le obligaron a malvender el teatro de La Latina por 7 millones de euros, 3 menos de la cantidad que años antes le había ofrecido el dueño de Televisa: «Cuando yo salí del teatro, todo cambió. Lina empezó a tener graves problemas porque no había nadie que supiera ni pudiera gestionar todo aquello.

La llegada de José Luis Moreno fue la principal causa del desastre , pero también la intervención de Daniel Pontes que, por aquel entonces, era su chófer personal, que no trajo nada bueno», confiesa Ángel Gutiérrez, exadministrador de la humorista, en conversación con ABC.

Anulada y perdida

Ángel se refiere a Pontes como uno de los que ayudó a demonizar la imagen de Lina. Durante los meses anteriores a su fallecimieneto, era él quien gestionaba sus asuntos y el que permitía o descartaba reuniones: «La tenía medio secuestrada. Una pena que una mujer como ella, tan importante, acabara sus últimos días de esa manera. Además de la enfermedad, lo peor fue como la trataron aquellos que la embaucaron» , dice con contundencia. Pontes lleva una vida alejado de polémicas y prensa.

Heredero universal de la fortuna de la que todavía llama «mi jefa», responde airado a la llamada de este periódico pero declina hacer declaraciones o defenderse de las acusaciones en su contra: «Ha llegado un momento en el que yo vivo la vida diferente a la de mi jefa, que ese señor diga lo que quiera, yo no quiero saber nada de nadie».

Daniel tampoco quiere hablar de las sobrinas nietas de la actriz , las grandes olvidadas a las que siempre rechazó. Estefanía y Olga siguen pidiendo auxilio . «Han sufrido mucho. Su adicción a la cocaína hizo que se prostituyeran siendo menores de edad. Vivían en un ambiente de marginalidad y eso hizo que se descuidaran física y psíquicamente. Han tenido embarazos no deseados, que han llevado hasta el final, y la administración ha tenido que intervenir y retirarles la custodia de los hijos en varias ocasiones.

Hace un par de años, Estefanía, que parecía totalmente recuperada, recayó y los servicios sociales intervinieron. A partir de entonces, empezó una cuesta abajo imparable: volvió a las calles, a beber… no pudo superar el bache y perdió al niño», explica la periodista Joana Morillas a quienes las sobrinas se agarraron para sobrevivir. Una versión que confirma el exadministrador de Lina quien, además, advierte que «me tenía prohibido que cuando vinieran al teatro las dejara pasar. Decía que se querían aprovecharse de su nombre y que no le daban ninguna pena. Viví escenas muy desagradables», recuerda.No todo fueron sombras. El paso del tiempo ha servido para dar más brillo a las luces que han convertido a nuestra protagonista en un mito. De ello da buena cuenta el periodista Jesús Manuel Ruiz que, desde hace varias semanas, es protagonista de la obra ‘Gracias por venir’ que se representa en el Teatro Arlequín de Madrid.

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