José Manuel Parada: «Ahora se premia a los periodistas que traicionan a los famosos»
El periodista, que estrena un musical en Madrid junto a La década prodigiosa, recuerda sus años rebeldes y alternativos antes de que ‘Cine de barrio’ cambiara su vida
José Manuel Parada se ve como una mezcla de canción de Camilo Sesto y comedia de Paco Martínez Soria: denostado por la crítica, pero querido por el público. Es un superviviente que sabe unir distintas generaciones gracias a la nostalgia y al cariño hacia una música y un cine que marcaron una época, de ahí su unión con La década prodigiosa en 'Una tournée de barrio' se haya producido de manera natural: están hechos el uno para los otros. El espectáculo llega al Teatro Maravillas de Madrid en octubre, pero ha realizado más de 80 bolos por las fiestas de los pueblos de toda España. «Ahora entiendo a Massiel o a Pablo Abraira cuando me hablaban de lo duras que eran las giras», reconoce Parada: «También entiendo que algunos, como Cecilia o Nino Bravo, se quedaran en esas carreteras. Nosotros vamos por autovía y en coches con aire acondicionado, pero sigue siendo agotador dormir cada día en un sitio, comer deprisa y corriendo, viajar de un lado para otro. Yo siempre pensaba que las estrellas, después de actuar, se iban de fiesta a divertirse, pero yo lo único que quiero hacer al terminar cada noche es derrumbarme en la cama. Ni siquiera hemos ligado. Y eso que cuando vienen a pedir autógrafos uno sabe quién coquetea, incluso los compañeros nos miramos cómplices... Oportunidades, muchas; ganas, ninguna».
«Hay gente que cree que me paso la vida viendo películas de Manolo Escobar y escuchando copla, y no es así», confiesa un Parada orgulloso de su legado: «No soy un personaje de ‘Gran Hermano’, soy un periodista de la Autónoma de Barcelona con muchas inquietudes, que tuvo la suerte de comenzar en prensa y en radio rompiendo moldes». Fue el autor de la única entrevista masculina que llegó a ser portada de ‘Interviú´: Julián Lago, por entonces director de la revista, le puso en contacto con Marcelino Camacho, líder de Comisiones Obreras. Fue un fracaso de ventas y ya sólo aparecieron mujeres con los pechos más o menos descubiertos. Parada, que en los setenta era un hippy, llegó a la Cope de Madrid con una trenza que no pasaba desaperciba. Tampoco lo hacían sus colaboradores, desde Loles León a Paco Clavel : «Pude conectar con la ‘movida’ porque venía de una ciudad más cosmopolita en la que ya había vivido un fenómeno parecido».
Parada llegó de Orense a la Ciudad Condal y quedó fascinado: tenía la oportunidad de conocer a Montserrat Caballé, Josep Tarradellas, Juan Marsé, Ernest Lluch... «Aquellas charlas te llevaban a la amistad, porque en cuanto sentías afinidad con el personaje , y era mutuo, no había barrera entre ambos. Entrabas en su círculo, en su casa, te hacías su amigo, y nada de todo eso te impedía hacer bien tu trabajo. Ahora no, ahora se premia al periodista que traiciona al famoso. No me extraña que tengan miedo a la prensa. Yo recuerdo ir a comer con Sara Montiel, quedarme con ella, con Pepe Tous y sus hijos, como uno más de la familia. Y puedo presumir de haber sido amigo de Lina Morgan y Rocío Jurado. Ellas tenían claro que yo conocía los límites».
Parada recuerda su entrevista a Salvador Dalí en Cadaqués: «Nos invitó a su casa, nos hizo el recorrido por el museo. Que un genio tuviera ese gesto con la prensa hoy es impensable. Era un hombre estrambótico, pero amable y generoso. Su esposa, Gala, era otro cantar, muy protestona, como una sombra que nos seguía para reñirnos». Porque Parada no estaba solo en aquel viaje, le acompañaban su novia, Chelo García Cortés , y su amigo Jesús Mariñas. A la vuelta, Mariñas se empeñó en ir a visitar a Tita Cervera en la Costa Brava. La ex miss España no estaba en casa, pero su madre los recibió amablemente: «Ambas eran encantadoras y siempre nos atendían. Pero ese día de pronto se nubló, empezó una tormenta y un frío terrible. La madre de Tita nos dijo ´Voy a por una estufita de butano y así entramos en calor´. Años después, convertida en baronesa, nos reíamos pensando que en su casa ya no habría estufitas, precisamente».
Fueron los encargos de TVE, tanto el ‘Cine de barrio’ como ‘Todos con la copla’, los que dieron un vuelco a su trayectoria: «No deja de ser curioso que, al comienzo, esa apuesta por el cine español fuera considerada algo rancio y ahora que lo presenta Alaska parece el colmo de la modernidad», apostilla el presentador, que conserva alguna suculenta anécdota de Isabel Pantoja y Rocío Jurado , con quien compartió pantalla: «Isabel era disciplinada y trabajadora. Era la primera en llegar y se lo tenía todo bien estudiado. Rocío era muy tardona. Llegamos a emitir un programa sin la despedida porque se empeñó en ir a arreglarse el moño y, cuando regresó, ya estaban desmontando el decorado». Su único sueño incumplido es no haber hecho coincidir a las dos divas como presentadoras: «Por mí encantada», me dijo Isabel, «pero ya verás cómo la otra no va a querer. Al tiempo». Parada sabe que le llaman ‘pantojista’: «Una vez, estando en el camerino de Rocío, con la puerta abierta, pasó una señora y le espetó, ´Cuidado con ése, que es de Isabel´. Rocío no se cortó y le dijo, ´Paradita tiene un corazón tan grande que tiene para Isabel y para mí». Pero el tiempo pasaba y ‘la otra’, al final, nunca aceptó la oferta. Es la única espinita que tiene clavada Parada en ese enorme corazón.
Acabada la entrevista, Parada me envía un ‘whatsapp’: «Con el paso de los años, en el fondo sigo siendo el mismo medio hippy , progresista rebelde con causa que era en mis comienzos. Pero, desgraciadamente, me he dado cuenta de que no he podio cambiar el mundo, pero estoy muy orgulloso de que el mundo no me haya cambiado a mí. Por más que lo han intentado».
