Ismael Beiro: «Tras el verano decidiré si me presento a alcalde de Cádiz, en una lista como independiente»

El exganador de 'Gran Hermano' nos habla de sus proyectos y de lo vital que han sido sus hijos en su vida

Ismael Beiro ABC

Antonio Albert

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La clásica lista vital que todos debemos cumplir antes de irnos de este mundo se le queda muy corta a Ismael Beiro (47 años). El gaditano tiene dos hijos, ha publicado un libro ‘La vida es trading’, sobre inversiones en Bolsa y ha plantado más de un árbol: «Yo diría que cientos, porque tengo una parcela en Conil y un día vino Juan Muñoz , que ahora se ha ido a ‘Supervivientes’, y me dijo que un terrenito sin árboles no tenía valor ninguno, así que allí he plantado de todo, desde abetos a buganvillas».

Ismael no ha parado de hacer cosas desde que ganara ‘ Gran Hermano’ : estudió una carrera, presentó una tesis, hizo giras como monologuista, creó una empresa de eventos que organiza festivales y, por si fuera poco, también toca el piano, su más reciente pasión: «A mí me pasó lo de Ana Guerra con el vecino el primer día, que me llamó la atención después de machacarle con ‘Let it be’. Ahora me pongo los cascos y me quedo en mi mundo».

El mundo de Ismael ha estado marcado por grandes los cambios. Al poco de salir de Cádiz para hacer un cursillo del Inem, con escaso mundo pero con muchas ganas, entró en la casa de ‘Gran Hermano’. Tras su victoria, según las encuestas del CIS, era más conocido que el presidente del Gobierno: «A mí entonces me faltaba madurez para enfrentarme a lo que se me vino encima. Mis amigos me decían que me relajara y viviera el momento. Tenía mesa en cualquier restaurante, no hacía cola en ninguna discoteca y nos metían en privados para invitarnos a bebida… No era normal». Apasionado de la televisión, no aprovechó esa fama brutal para vivir de las rentas de la popularidad: «Aprendí el valor del trabajo en todas y cada una de las etapas del proceso creativo, desde la redacción hasta la técnica. Me gusta fijarme en todo. Yo, cuando entro a un plató, quiero conocer a todo el equipo, no solo a los presentadores».

Ha fichado a Euprepio Padula como asesor político para prepararse de cara a las elecciones

Dos años después de ‘GH’ casi se deja la vida en la carretera: «Desperté en la UCI tras pasar 40 días en coma y lo primero que pregunté es ‘¿En el trabajo lo saben?’ Tuvo que ser mi madre quien me explicó lo que había sucedido, que había sufrido un accidente de moto, porque yo no recordaba nada». El pasado 10 de mayo, Ismael celebró los 20 años de su nueva vida publicando en su cuenta un recorte de prensa sobre el percance. No imaginó el error que había cometido, porque la gente lee solo los titulares: «La primera que me llamó fue Mercedes Milá. Primero estaba preocupadísima porque pensó que estaba ingresado, luego me echó una bronca monumental. Recibí cientos de mensajes (aviso a quienes quieran ponerse en contactó con él, Ismael no escucha los audios) y he escarmentado. A la próxima pongo una foto mía diciendo lo bien que estoy».

A Ismael le puede la curiosidad, le encanta aprender cosas nuevas: no solo tiene profesora de piano, también ha fichado a Euprepio Padula, un prestigioso asesor de liderazgo político, el mismo que asesora al presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla: «Euprepio me insiste mucho en que transmita ilusión». ¿Y para qué quiere Ismael un asesor político? Para preparar su posible desembarco en la política local como alcalde de Cádiz: «La primera vez lo dije un poco como gancho para que me sacaran más destacada la noticia de mi libro, pero viendo la acogida que tuvo la idea, me lo estoy pensando. Me tomo el verano para decidirlo, aunque lo que tengo claro es que iría en una lista como independiente, rodeado de gente en la que confío porque sé que quieren lo mejor de la ciudad». Uno puede creer que es una ocurrencia, pero basta con escucharle para intuir cuánto ha pensado en su programa electoral, que incluye la declaración de Cádiz como Patrimonio de la Humanidad. Conociendo su empeño, lo conseguiría.

Un padrazo

A Ismael se le cae la baba hablando de sus peques. Ellos le han dado la vuelta a su mundo, obligándole de golpe a asumir una serie de responsabilidades, «las mismas que tenían nuestros padres y que ahora valoras, porque van desde la educación, la protección, la seguridad… Todo. Ahora entiendo lo que le hice sufrir a mi madre. Pero también entiendo a esos amigos que me decían que ser padre era lo mejor que les había pasado, y es cierto. No existe un amor igual. La ingenuidad y la inocencia de los niños te ganan en una frase, basta con un ‘‘papá, te quiero infinito’’ para desarmarte». A su princesa Aurora, que cumple 5 años el 24 de mayo, le acompaña ahora Rodrigo, de 3, en plena fase de preguntar el porqué de todas las cosas: «Aunque al principio me costó entenderle, porque aprendió a hablar inglés casi antes que español… Me pedía agua y yo ni sabía lo que me pedía». Ismael no paró hasta lograr la parejita, pillando desprevenida a su propia esposa, Aurora Vázquez, con quien se reparte la vida y el cuidado de los niños: «Con el trabajo es difícil la conciliación, pero nos organizamos. Si yo no puedo llevarlos al cole, lo hace ella; si está liada, los acuesto yo… Lo que no entiendo es eso de decir ‘yo ayudo en casa’ para ponerse una medalla. Los hombres no debemos presumir de ayudar en casa cuando es nuestra obligación hacerlo porque es una responsabilidad compartida». Y ese proyecto común se centra en los hijos: «Hay que estar con ellos, incitarles a desarrollar su potencial, valores… Por eso les controlamos el uso del móvil. Nos gusta que los niños jueguen con otros niños, no con la tableta. El futuro es de ellos, y está en buenas manos».

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