Isabel II celebra su primer cumpleaños en solitario

La monarca asistió al desfile sin la compañía del Príncipe Felipe, fallecido el pasado 9 de abril

Gtres
Ivannia Salazar

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Por segundo año consecutivo, la celebración oficial del cumpleaños de la Reina Isabel II (95 años) ha tenido que llevarse a cabo sin la pompa característica del desfile “Trooping the colour”. Y es que Isabel II celebra dos veces su cumpleaños: uno en privado en la fecha de su nacimiento, y el oficial en junio, cuando hay más posibilidades de que el clima sea soleado en Londres. Esta es la primera vez que la soberana disfrutaba del festejo en su honor sin la compañía de su marido, el duque Felipe de Edimburgo , que falleció el pasado 9 de abril y fue enterrado el día 17 del mismo mes. Cuatro días después, la Reina compartió con un pequeño grupo de familiares el almuerzo de su cumpleaños número 95.

Nacida el 21 de abril de 1926 en Londres como la princesa Elizabeth Alexandra Mary, no estaba destinada a reinar. Pero la abdicación de su tío Eduardo VIII en 1936 puso a su padre Jorge VI en el trono y cambió por completo el rumbo de su vida. Con 69 años como soberana, es la única que ha vivido para celebrar su Jubileo de diamante, y en febrero del próximo alcanzará su Jubileo de Platino, que se festejará con cuatro días de festividades que comenzarán el 2 de junio con la primera edición completa del “Trooping the Colour” desde el inicio de la pandemia. Se espera que para entonces, gracias a la vacunación masiva y a las medidas que se han tomado para contenerlo, el brote de Covid-19 esté bajo control y Reino Unido pueda dar rienda suelta a una fiesta muy esperada, sobre todo tras los meses difíciles por causa del virus.

«De acuerdo con el consejo del Gobierno del Reino Unido, se acordó que el desfile de cumpleaños de la Reina no se llevará a cabo en su forma tradicional», rezaba un comunicado hecho público el año pasado, cuando el coronavirus había puesto del revés la vida de la gente de medio planeta. Entonces, un portavoz de Buckingham confirmó a la prensa que habría «una pequeña y breve ceremonia militar en el Castillo de Windsor», sin saber que un año después volvería a repetirse una versión reducida.

Este año, y tras compartir la noche del jueves en Cornualles con los líderes que asisten a la Cumbre del G7 una velada bautizada como The Big Launch que se celebró en el edificio del Proyecto Edén, la reina tomó un tren hasta Windsor.

Una vez allí, y bajo una carpa instalada en los jardines del Castillo en el que ha pasado confinada prácticamente toda la pandemia, disfrutó del desfile bajo un glorioso cielo azul en la compañía de su primo Eduardo , el duque de Kent. Los guardias de a pie y a caballo, la División Doméstica y los guardias escoceses de la Queen’s Color of F Company lo dieron todo bajo un sol de justicia, a sabiendas de que la monarca estaría complacida con un poco de alegría y color. Sobre todo, tras un año duro por la pandemia, y la muerte de su marido, con el que estuvo casada 73 años, sumada a los conflictos familiares como el traslado de su nieto, el Príncipe Harry y su mujer Meghan Markle a Estados Unidos o la crisis desatada por la relación de su hijo el Príncipe Andrés con el empresario pedófilo Jeffrey Epstein , encontrado sin vida el 10 de agosto de 2019 dentro de su celda en una cárcel de máxima seguridad de Nueva York.

El oficial militar a cargo de la planificación del desfile dijo que su objetivo era ofrecerle un día «memorable» y «edificante» a la monarca. «El año pasado tuvimos 85 soldados en el desfile, este año tenemos 274, más 70 caballos, así que estamos muy emocionados de que el evento haya crecido» dijo el teniente coronel Guy Stone , que espera que «todo vuelva a la normalidad el próximo año».

El reinado de Isabel II comenzó con la muerte de su padre, el Rey Jorge VI, el 6 de febrero de 1952, aunque su coronación formal fue el 2 de junio de 1953. Tradicionalmente, desde hace 260 años, más de 1400 soldados desfilan junto a 200 caballos y 400 músicos en una gran exhibición de precisión militar, equitación y fanfarria para conmemorar el cumpleaños oficial de la Reina. Las calles se llenan multitudes que ondean banderas mientras el desfile se mueve desde el Palacio de Buckingham a través de The Mall hasta Horse Guard’s Parade, y miembros de la Familia Real participan a caballo y en carruajes. La Reina, aficionada a montar a caballo, solía asistir ella misma a lomos de uno de los suyos, pero en los últimos años ha viajado en carruaje debido a su avanzada edad, aunque sigue montando en privado. La monarca es recibida con un saludo real y es entonces cuando lleva a cabo una inspección de las tropas, constituida por soldados que visten el uniforme ceremonial de túnicas rojas y sombreros de piel de oso.

La exhibición se cierra con un vuelo de la RAF, (la Real Fuerza Aérea) que pintan el cielo con los colores de la bandera británica. Un espectáculo observado por la Reina y otros miembros de la Familia Real desde el balcón del Palacio de Buckingham.

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