La hija de Estefanía de Mónaco aclara los rumores sobre la separación de su tío Alberto

Los rumores sobre una crisis en el matrimonio entre Charlène y el Príncipe Alberto de Mónaco se han incrementado sensiblemente desde que la exnadadora, de 43 años, abandonase el Principado en mayo para viajar a Sudáfrica, su país de origen, en una misión contra la caza furtiva de rinocerontes. El viaje no hubiera tenido mayor transcendencia sino hubiera sido porque Charlène aún no ha vuelto a casa junto a su marido y sus dos hijos, Jacques y Gabriella (6 años). Una situación provocada a causa de una infección grave por la que tuvo que ser operada de urgencia y, a pesar de la rápida intervención, continua sometida a «múltiples y complicados procedimientos médicos».

Esta semana Pauline Ducruet (27 años), hija de Estefanía de Mónaco fruto de una polémica relación con su guardaespaldas Daniel Ducruet , se ha pronunciado sobre la supuesta crisis en el matrimonio de su tío. «Sé lo que está pasando, así que no necesito buscar en las revistas para saber qué se está cociendo. Cada vez que el centro de atención está en la familia, sé para qué sirve, así que ya no es sorprendente», ha declarado durante una entrevista concedida con el diario británico 'The Telegram'.

La decimosexta en la línea de sucesión al trono monegasco también ha recordado cómo vivió su infancia después del divorcio de sus padres y la relación que actualmente mantienen entre ellos. «Mientras crecía, mi madre y mi padre eran muy cercanos. A pesar de que se divorciaron pronto, siempre se centraron en que nos criáramos -tanto ella como su hermano mayor, Louis - con dos padres. Mi padre fue quien sacó de mí mi lado más duro: si estaba con él y mis hermanos -Louis y Michael , hijo de Daniel Ducruet y Martine Malbouvier -, quería hacer lo mismo que ellos. Si me decían 'eres una niña, y demasiado joven', yo contestaba que me dejaran demostrárselo».

Después de su mediático divorcio, Estefanía de Mónaco mantuvo una breve relación con otro guardaespaldas, Jean Raymond Gottlieb . «Fue interesante y estaba con animales todo el tiempo. Convivía con niños de todo el mundo y teníamos nuestro propio y pequeño idioma. Fue una etapa de libertad pura que no creo que muchos niños puedan tener». Tener una educación tan variada, «fue increíble. Todo eso fortalece tu carácter. Entiendo que mi educación fue inusual y lo aprecio».