La hermética vida privada de Olaf Scholz, aspirante heredero de Angela Merkel
Poco se sabe de su vida fuera de la política, tan solo que tanto él como su mujer decidieron no tener hijos para dedicarse en cuerpo y alma a sus respectivas carreras políticas
Uno de los candidatos que aspiran a ser el heredero de Angela Merkel (67 años) tras pasar 16 años en la cancillería es el socialdemócrata Olaf Scholz (63). El hasta ahora vicecanciller y ministro de Finanzas del gobierno tiene mucho a su favor pues ha pasado los últimos cuatro años trabajando codo con codo y aprendiendo mucho de ella. Algo que ha demostrado desde que comenzase la campaña electoral, pues parece dominar la situación y generado en los votantes una sensación de tranquilidad.
Scholz se formó como abogado, su perfil es moderado y está afiliado al SPD desde 1975. Es un hombre que trabaja a fondo y domina los temas sobre los que habla. Llegó a secretario general del partido, pero solo durante dos años, y en el ejecutivo aterrizó de la mano de Merkel, que lo incorporó a su gabinete en 2007.
El candidato socialdemócrata nació en Osnabrück (noroeste de Alemania) pero creció en Hamburgo. Estudió derecho y fue alcalde de Hamburgo de 2011 a 2018. En su Partido Socialdemócrata, Olaf no siempre lo ha tenido fácil. En 2019, perdió la votación interna del partido para convertirse en colíder con Klara Geywitz anteSaskia Eskeny Norbert Walter-Borjans. Lleva el mismo maletín desde hace más de 30 años, cuando era un joven abogado laboralista en Hamburgo. Aunque muchos critican su estilo aburrido y monótono, él no se inmuta: «No aspiro a dirigir un circo», respondió ante esto la semana pasada en una entrevista.
Tremendamente celoso de su intimidad, desde que su nombre salió a la palestra, los periodistas han intentado conocer algunos de los aspectos más personales de su vida de puertas adentro, sin embargo parece que se han topado con un muro. Ni su esposa, Britta Ernst, también política socialdemócrata, ministra de Educación en el estado de Brandeburgo desde 2017, ni sus padres, ni sus dos hermanos -un médico y otro empresario-, ni sus amigos más cercanos quieren hacer declaraciones. Parece que han hecho un pacto de silencio para no hablar del hombre sobre el que ahora se posan todas las miradas. Tan solo que el matrimonio decidió no tener hijos para dedicarse en cuerpo y alma a sus respectivas carreras políticas.
