Isabel Preysler, destrozada por la muerte de su madre

Beatriz Arrastia falleció ayer domingo en el domicilio familiar de Madrid. Sus nietos han viajado desde EE.UU. para asistir al funeral

El álbum familiar de Beatriz Arrastia, madre de Isabel Preysler

Beatriz Arrastia Telecinco
Pilar Vidal

Pilar Vidal

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La madre de Isabel Preysler llevaba enferma desde hacía un año, pero su estado de salud se agravó esta última semana. Su hija que solía pasar unos días en Marbella en casa de unos amigos mientras su pareja Mario Vargas Llosa acudía a la clínica Buchinger, no se ha dejado ver por la costa. Isabel que sentía adoración por su madre, no se ha querido separar de su lado en ningún momento. Tampoco su nieta Tamara, con la que convivió en casa muchos años, que regresó de Marbella la semana pasada para estar al lado de su madre y su abuela. Ayer domingo a mediodía, su corazón dejó de latir en el madrileño domicilio de Puerta de Hierro.

Betty o Beba, la llamaban cariñosamente a Beatriz Arrastia, sus siete nietos; Chábeli, Enrique, Julio José, Tamara y Ana, de su hijas Isabel y Álvaro y Diego Castillejo de su hija Beatriz, tristemente fallecida en 2012, víctima de un cáncer de pulmón. Con ellos compartió muchas horas. Ni la edad, ni los miles de kilómetros que separaban Miami y Madrid han sido inconveniente para que pasase algunas temporadas en casa de Chábeli o de su nieto Enrique, para el que siempre fue uno de sus principales apoyos cuando arrancó su carrera musical y del que no se perdió ni un concierto en Madrid.

También para Tamara, a quien como buena devota encaminó hacía la fe. Ella misma contó como en una ocasión se emocionó al recibir una llamada del tristemente desaparecido marqués de Griñón, en la que le dijo «gracias por ser la abuela de mi hija y haberle enseñado tantas cosa buenas», recordó emocionada en su única aparición televisiva en ‘Volverte a ver’ de Telecinco en febrero de 2019. Tamara reconoció en la presentación del libro ‘Familias sin filtro’ de la Fundación CEU que «gracias a mi abuela, tuve la suerte de convertirme».

La marquesa de Griñón recordó que cuando su abuela materna de 98 años vino a vivir con ellos a España se metían mucho con ella: «En Navidad nos regalaba una misa y nos reíamos de ella pensando que nos daba un vale que servía para poco», recordó con humor Tamara durante su intervención. Beatriz acudía todos los días a misa en Puerta de Hierro, cerca del domicilio de su hija, con la que vivía desde hacía unos años y rezaba el rosario en inglés con Tamara. Este domingo ha podido recibir al extremaunción de manos del padre Ángel , de Mensajeros de la Paz, al que la familia Preysler apoya mucho.

Siempre discreta, le gustaba estar alejada de los focos y no perdió nunca la sonrisa. Aunque el fallecimiento de su hija Beatriz, en 2012, y a la que estaba muy unida, pues vivió con ella a su llegada a Madrid, la dejó muy tocada, dicen sus allegados. Dos años después, sintió mucho también la pérdida de su yerno Miguel Boyer, al que también quería mucho.

Belleza oriental y un carácter dulce

Carlos Preysler junto a su mujer Beatriz Arrastia

Belleza exótica, Beatriz nació en el seno de una familia adinerada. Su padre José Arrastia fue un poderoso terrateniente que crío a su hijos en una hacienda rural de Lubao pero que según crecía los envió a Manila para que estudiasen y se casasen bien. Betty, como la llamaba su familia estudió en las madres benedictinas, algo que marcó su fe para siempre.

Poseía una belleza oriental y un carácter dulce que enamoraron a Carlos Preysler, gerente de las Líneas Aéreas Filipinas y delegado del Banco Español de Crédito en Manila. Ambos se casaron en 1941 en una iglesia barroca de Malate, tal y como relató Juan Luis Galiacho, en su libro sobre Isabel Preysler.

Madre de seis hijos

El matrimonio duró 50 años, fruto del cual nacieron seis hijos; Enrique, Victoria, Isabel, Carlos y los mellizos Beatriz y Joaquín. A los 25 años tuvo que despedir a su hijo Enrique que murió intoxicado por monóxido de carbono en un hotel de Hong Kong. Más tarde, se le murió Carlos víctima de las drogas. Joaquín se marchó a vivir a Estados Unidos y Victoria se quedó en Manila.

En la tarde del domingo sus nietos Enrique y Julio José viajaban desde Miami a Madrid, en el jet privado del cantante para dar el último adiós a su abuela Beatriz, a la que tan unidos estaban. Toda la familia llora su pérdida. Isabel, se ha quedado huérfana.

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