La exmujer de Jeff Bezos se casa con un profesor del instituto de sus hijos

MacKenzie Scott (50 años), exmujer de Jeff Bezos (57) y la tercera mujer más rica del mundo, se ha casado con Dan Jewett , un profesor de Ciencias que da clase en el instituto de Lakeside, en Seattle, al que acuden sus hijos. «Fue una feliz coincidencia. Estoy casado con una de las personas más generosas y amables que conozco y me sumo a ella en el compromiso de destinar su enorme riqueza para ayudar a los demás. Me siento agradecido por el privilegio excepcional que será para mí colaborar en donaciones que hacen tanto bien cuando se comparten», escribió Jewett el pasado fin de semana en la página web 'Giving Pledge' ('La promesa de dar'), un movimiento que reúne a las mayores fortunas del mundo como Bill Gates (fundador de Microsoft), Warren Buffet (Presidente ejecutivo de Berkshire Hathaway) o Mark Zuckerberg (uno de los creadores y fundadores de Facebook), entre otros, y en el que se comprometen a donar gran parte de su patrimonio a organizaciones benéficas.

Por su parte, Scott ha modificado su perfil en la web de Amazon y ahora pone que la empresaria 'vive en Seattle con sus cuatro hijos y su esposo, Dan'. Incluso el multimillonario presidente de Amazon felicitó a la feliz pareja a través de un comunicado publicado en el diario estadounidense 'The New York Times' en el que aseguró que «Dan es un gran tipo, y estoy feliz por ambos».

Fue en julio del año pasado cuando MacKenzie Scott donó 1.700 millones de dólares de su riqueza a causas benéficas como la desigualdad racial, los derechos LGBTQ, la salud pública y el cambio climático después de recibir una participación del 4% en Amazon tras su divorcio de Bezos. «El año pasado me comprometí a devolver la mayor parte de mi riqueza a la sociedad que ayudó a generarla, a hacerlo de un modo cuidadoso, a empezar pronto y a mantener la promesa hasta vaciar la caja fuerte. No tengo dudas de que la riqueza personal de cualquiera es el producto de un esfuerzo colectivo y de estructuras sociales que dan oportunidades a ciertas personas y obstáculos a innumerables otras», explicó la empresaria a través de un comunicado emitido en su perfil de redes sociales. «Como muchos, he visto la primera mitad de 2020 con una mezcla de desamor y horror . La vida nunca dejará de encontrar nuevas formas de exponer las inequidades en nuestros sistemas; o de hacernos ver el hecho de que una civilización tan desequilibrada no solo es injusta, sino también inestable. Lo que me llena de esperanza es la idea de lo que vendrá si cada uno de nosotros reflexiona sobre lo que podemos ofrecer», dijo en referencia a la pandemia del coronavirus. «Quienes estén preocupados por los eventos recientes pueden establecer conexiones entre los privilegios de los que han disfrutado y los beneficios que han dado por sentado. A partir de ahí, muchos elegirán compartir algo de lo que tienen con personas cuya participación equitativa es esencial para la construcción de un mundo mejor».

«Comencé esta tarea para completar mi promesa con la creencia de que mi vida había producido dos activos que podrían ser de valor particular para otros: el dinero que estos sistemas me ayudaron a obtener y la convicción de que las personas que han experimentado la desigualdad son las mejor equipadas para crear soluciones», antes de explicar los motivos por los que había elegido estas organizaciones en concreto. «El pasado otoño le pedí a un equipo de asesores sin ánimo de lucro y que tienen representación clave en grupos históricamente marginados de identidad sexual, de raza y género que me ayudaran a encontrar y a evaluar organizaciones con un gran impacto en causas diversas. Aunque este trabajo está en curso y durará años, hoy publico una actualización porque mi propia reflexión después de los eventos recientes ha provocado un privilegio que había estado pasando por alto: la atención que puedo lograr hacia las organizaciones y líderes que impulsan el cambio».