La custodia de las hijas para Paloma Cuevas y la finca La Cetrina para Enrique Ponce

El pasado jueves firmaron el divorcio

Enrique Ponce y Paloma Cuevas GTRES
Saúl Ortiz

Saúl Ortiz

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El pasado jueves, Enrique Ponce y Paloma Cuevas rubricaron el divorcio, tal y como anunció Almudena Del Pozo en el programa ‘Estando Contigo’ de la autonómica de Castilla la Mancha y ha podido confirmar ABC. Una situación que hizo pública la economista a través de una exclusiva en la revista ‘¡Hola!’ en la que, además de promocionar su nuevo trabajo como diseñadora, se refirió a los avances obtenidos después de un año de encuentros y desencuentros.

Un acuerdo alcanzado principalmente por la buena disposición y el talante conciliador de Ponce que, aunque no le hubiese importado, nunca tuvo intención de llegar a judicializar una situación incómoda y que, tal y como ha confirmado este periódico, quiso resolver desde el primer día cuando decidieron separar sus caminos. No solo porque es feliz con su nueva relación junto a Ana Soria , sino porque necesitaba soltar los amarres necesarios para poder abrazar la libertad que ahora empieza.

ABC ha podido saber que durante el proceso, largo y combativo, el diestro ha capeado con elegancia taurina todas las incertidumbres que se le planteaban. En silencio, sin necesidad de hacer públicas sus angustias y anhelos, Ponce ha tratado de proteger a sus hijas -a las que después de la firma seguirá viendo con normalidad y con las que mantiene una relación de total complicidad - en una especie de debate mediático sostenido únicamente con los argumentos de una parte.

A pesar de que todavía no se han conocido cuáles han sido los términos económicos alcanzados sobre los gastos extraordinarios derivados de la educación y cuál será la cantidad mensual que Ponce transferirá a su exmujer y sus hijas en concepto de manutención, ABC ha podido confirmar que la custodia de las menores será para Cuevas y que la titularidad de la finca La Cetrina, compartida hasta la fecha por toda la familia, recaerá en Ponce.

Sin ganas ni tiempo para guerras personales ni mediáticas, cabe reseñar que el deseo principal de Enrique y Paloma es que la relación entre ellos sea cordial y puedan mantener las conversaciones y encuentros necesarios para garantizar la tranquilidad, el crecimiento y la natural evolución de las hijas que tienen en común y que ocupan y preocupan a ambos por igual.

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