El motivo real de la ausencia de Cristina Pedroche

Aunque ha asegurado sentirse mal por algunos comentarios, la próxima semana volverá al trabajo

Cristina Pedroche Gtres
Saúl Ortiz

Saúl Ortiz

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Cristina Pedroche se ha convertido, por cuestiones obvias, en una de las presentadoras más aclamadas, en uno de esos rostros familiares que atraviesan la pequeña pantalla por su lenguaje cercano y su consabida empatía. Es mucho más que la mujer de curvas peligrosas que, cada año, conquista a la audiencia en las campanadas de Antena3. Ni siquiera el éxito arrollador del último especial, con el que logró destronar a Television Española del primer puesto del podio, ha alterado su ideario.

Tampoco le han hecho trastrabillar las críticas que ha recibido y de las que ya empieza a acostumbrarse. Es víctima de la violencia extrema que se inflige en las redes sociales y de la que los altos cargos son tan cómplices como responsables. Se mantienen apoltronados en la inacción mientras ella, como otros tantos, esquiva como puede improperios machistas, arañazos de otras mujeres y diagnósticos adulterados de psiquiatras de balcón. Si bien es cierto que tras aparecer calva y con un espectacular vestido de Manuel Piña se confesó desbordada por ese hateo impropio, Cristina no ha tirado la toalla: «Aunque no lo parezca, están siendo días difíciles. Y aunque intento mantenerme un poco al margen y no leer nada, siempre hay comentarios o gestos que me llegan y que me hacen sentir mal. Mal no, muy mal», escribió.

No se ha esfumado , tampoco la ha engullido la tierra y, por supuesto, no tiene intención de doblegarse ante una marea apolillada que busca o pretende atarla en corto. Castigan con crueldad el riesgo y la ausencia de corsé pero le premian con récords de audiencia nunca vistos en una televisión privada. La doble moral tan cañí de la que ella intenta zafarse con una creatividad que en otras latitudes sería aplaudida. Y tal vez venerada. Cristina volverá. Lo hará en unos días, cuando las arenas movedizas frenen su imparable engulle: «No, no me alejo de nada . Simplemente estoy descansando unos días, la semana que viene vuelvo a trabajar», dice en conversación con ABC.

Desnudarse también cansa . Despojarse de discursos vacíos para reivindicar la igualdad desde una sincera implicación, no es fácil. Tampoco le resulta sencillo defender que, como mujer, tiene derecho a vestirse o desvestirse en función de sus apetencias. Escoger para ser libre. Un argumento que resulta imbatible cuando, al otro lado de la caja tonta, se amontonan, impúdicos y tambaleantes, críticos de salón llevándose las manos a la cara pero separando los dedos para ver a Cristina Pedroche en acción.

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