La cocina asiática, la favorita de los jugadores del Barça

Los restaurante Nobu y 99 Sushi Bar son los más concurridos de los azulgranas

El restaurante Nobu en Barcelona Nobu
Salvador Sostres

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Nobu es el restaurante preferido de todos los niños del mundo, entre ellos los jugadores del Barça y yo. Pero como el restaurante tardó siglos en abrir en España -Ibiza y Marbella primero, luego Barcelona, y para 2023 se espera la apertura de San Sebastián- muchos trataron de literalmente copiar su fórmula y sus platos, y el único que lo consiguió de una manera sólida y estable fue 99 Sushi Bar, en Madrid, y luego en Barcelona y paulatinamente en otras ciudades de España como Bilbao.

De modo que desde hace años y todavía hoy, un restaurante de Madrid es el preferido de los jugadores del Barcelona. Gerard Piqué es un ilustre cliente, y también el entrenador del equipo, Xavi Hernández . El martes fue por primera vez el portero alemán Marc-André Ter Stegen , que coincidió, por casualidad, con Jordi Cruyff . La última cena de Messi en Barcelona fue también en Sushi 99, que es como se le conoce popularmente, aunque no nombre oficial sea al revés. Con él acudieron Busquets, Alba y Xavi , excompañero de todos, y hoy entrenador de los dos últimos. Otro argentino, el Kun , celebró su última cena antes de retirarse del fútbol en Sushi 99, acompañado de su esposa. Ernesto Valverde solía ir con su señora y amigos cuando era el técnico del primer equipo.

Messi saliendo del restaurante Redes sociales

Modales

En general, los jugadores no son molestados aunque algunos clientes exageran el ‘zoom’ para tomarles fotografías desde su mesa. La casa, cuando se da cuenta, procura proteger el derecho a la intimidad de todos, siempre amablemente. Entre los platos preferidos de los jugadores están la el bacalao con miso y la tempura de langostinos -ambos abrumadores plagios de Nobu-, las gyozas de jabalí, y como buenos niños, los dos platos preferidos de mi hija: los niguiris de huevo con compota de trufa negra y los de hamburguesa wagyu con patatas paja encima. Todo muy bueno y todo como de tienda de juguetes para que los niños estén contentos.

Los jugadores, a su vez, también se portan bien, comen decentemente aunque por cómo algunos cogen los cubiertos y alzan el dedo meñique cuando beben, se les nota su extracción humilde y que por mucha fama y glamur que tengan, en el fondo no son más que unos futbolistas. Piqué fue reprendido hace un par de años por poner los pies sobre la bancada que hay al fondo del restaurante. Lo que en otros jugadores sería atribuible a una cuna asilvestrada, en Piqué fue un simple y arrogante no saber estar, porque don Gerard es un chico de Pedralbes que estudió en la Salle Bonanova y sus padres son personas formales. Su madre es la maravillosa doctora Montserrat Bernabeu. De todos modos Piqué es un buen cliente de muchos restaurantes de Barcelona. Esta semana, el miércoles, almorzó en un reservado de Via Veneto.

Nobu ha vuelto con fuerza a Barcelona y tanto el hotel como el restaurante presentan llenos recurrentes desde su apertura. El martes estuvo Frenkie De Jong y su esposa, y la semana anterior Sergi Roberto y el nuevo goleador Pierre Emerick Aubameyang . Todos los jugadores del Barça son y han sido asiduos clientes de Nobu. Luis Enrique lo fue, ya como seleccionador nacional. También Messi acudía con frecuencia, y gozaba de veladas más agradables, y sobre todo mucho más baratas, que en su propio restaurante, Bellavista del jardín del norte, que quebró y causó un considerable agujero económico.

Los jugadores en Nobu disfrutan de las versiones originales de los platos que comen en Sushi 99, pero también de una carta más extensa, creativa y cambiante que la de sus replicantes. Beben poco alcohol, aunque a Aubameyang le gustan algunos cócteles, como el pisco, del que tampoco es que abuse.

Laporta y su mujer AP

El presidente del club, Joan Laporta , es un gran fan de Nobu. Le llevé yo por primera vez en 2006, en un desplazamiento del Barça a Londres al que tuvo la gentileza de invitarme. Eran tiempos en que no sólo jugábamos Champions sino que solíamos ganarlas. Laporta, al que invité con su esposa, Constancia Echevarría , de la que aún no se había divorciado, se presentó con toda la junta directiva, y tuve que llamar a Nobu (persona) para que en pocos minutos me consiguiera dos mesas de diez en lugar de mi habitual y discreta mesa de 4. Fue en el Nobu de Park Lane, en el hotel Metropole, al lado del Dorchester. No podía estar más lleno. Pero Nobu llamó desde Los Ángeles y nos arregló lo que necesitábamos. Hay que decir que, frente al titubeo a la hora de pagar de muchos directivos, que comieron con gran fruición el menú que yo les había improvisado, uno de ellos, Albert Perrín , heroico, se alzó con su Visa personal y pagó todo. Desde entonces, Laporta siente una gran simpatía por Nobu, pero antes de la pandemia pudo ir poco por el lógico rechazo que le producía el socio y propietario del hotel, Jordi Mestre , exdirectivo de Josep Maria Bartomeu , el que dijo: «Neymar se queda en el Barcelona al 200%». Fue un directivo pésimo, un patrón odiado por sus trabajadores, a los que dispensaba un trato lamentable, y tras la ruinosa gestión del imperio hotelero que le dejó su padre -imperio de medio pelo, pero imperio- quebró y tuvo que venderlo. La buena noticia es que ahora Laporta -y yo- podemos ir a Nobu sin pensar que estamos alimentando a un personaje tan funesto. La mala noticia, para mí, para Laporta y para el mundo, es que con la venta de su fracaso, Mestre se embolsó 480 millones de euros. Mientras haya en el mundo tan suculentos premios para los miserables, nos invadirán Ucrania cada día.

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