Los amores prohibidos de Concha Velasco

Concha Velasco y su hijo Manuel GTRES

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Lunes

No es posible dejar de amar a Concha Velasco . Ella misma ha contado, porque sí, que el padre de Manuel es Fernando Arribas, operador cinematográfico , que murió hace unos meses. Concha es así, igual te da un susto, igual te da un secreto . De pronto revela una verdad mayor, de su biografía apasionada, y apasionante, y la envuelve enseguida con detalles de honor y criterio. Nunca dijo nada, antes, porque Arribas debía llevar su vida al margen de cualquier escaparate, y porque así lo entendía también Manuel. Cuando Concha quedó embarazada, Arribas estaba casado. Era un amor prohibido. Fue Paco Marsó quien ejerció, durante años, como padre de Manuel, y el propio Manuel ha reconocido que ha tenido dos padres excelentes. Hace ya bastante tiempo, le mareaban mucho a Marsó, en la telerrosa , con este asunto del padre biológico de Manuel, y Marsó se indignaba como pocas veces he visto yo la indignación en un hombre de genio y de ganas. Pilló cabreos arteriales. Paco Marsó era un búfalo con corazón . Cuando este asunto estaba en la copa ardiente del chisme más o menos tóxico, Marsó me llamaba a diario, y a deshoras, incluso, porque llegaba a tolerar que de él se hiciera cualquier retrato, menos si se citaba a alguno de sus hijos, Manuel, o Paco.

Yo he querido siempre a esta pareja insólita, e irrepetible , Paco Marsó y Concha Velasco, aunque Concha me haya pegado algunas dulces broncas por defender la vida portuaria de su marido, o precisamente por eso. Concha es una grandiosa de la interpretación que charla su soledad dura en las entrevistas. Habla de todo a escote abierto, pero sin desabrocharse nunca del todo su elegancia de famosa que no sale en los ránkings del corte y confección, pero sí en el coro escueto de las españolas más queridas, ahí donde están las que se miran más rato en los espejos interiores que en los espejos de armario de antes de salir a las fiestas de competición de túnicas de firma. Acaba de darnos la primicia de que Fernando Arribas es padre de Manuel. El otro padre fue Paco Marsó, inolvidable en Concha, para bien, y para mal.

Martes

No estamos haciendo justicia con la tenacidad lírica de Kiko Rivera , que no pierde una sola semana, el muy poeta, en la celebración de su musa, Isabel Pantoja . Lo último: «Mi madre estaría mejor en la cárcel que en Cantora».

Miércoles

Lo de Arantxa Sánchez Vicario y Josep Santacana es un divorcio que va a durar más que el matrimonio . Parece visto para sentencia, pero cabe recurso. De modo que ya veremos. Lo que se acerca es la resurrección de aquello que nunca estuvo muerto: la reclamación de una entidad poderosa de seis millones de euros a la pareja, que pudiera enfrentarse a delito con pena de cárcel. Se prevé juicio oral.

Jueves

Leído en Baudelaire: «El amor es el resultado de un malentendido» Igual nos sirve para el documental del pasado de Rocío Carrasco .

Viernes

David Bustamante había demandado a su representante, que también fue amigo. Y ha perdido en los tribunales. Bustamante le reclamaba a quien fue su mano derecha, de nombre Francisco Manjón, medio millón de euros , billete arriba, billete abajo. Argumentaba Bustamante que hubo estafa. Pero resulta que ha dicho un juez que no. Que cada uno a su casa, y que Bustamante pague las costas. Bustamante nos ha salido un hombre orquesta. Reúne noticias porque canta, porque se separa, porque va al gimnasio. Yo ahora mismo no sé en qué anda, si les digo la verdad, pero siempre está ahí en medio. Es un mérito. Bustamante ha ido puliendo su estampa, y por rachas ha logrado que en muchos platós le pregunten por la gimnasia, y no tanto por la música, aunque esto no sé si es mucho logro. Bustamante, en la Academia de la tele, soltaba lagrimones de culebrón, y lo mismo el repertorio se le pasaba de ternuras. A mí Bustamante me empezó a caer mejor después de dejar aquella academia histórica, cuando se hacía videoclips en la cubierta de un yate, lleno de macizas hasta la vela mayor. Abreviando su carrera, diríamos que el Busta se cayó desde el andamio, de cabeza, a un concurso de tele, y desde éste salió, de pie, como un campeón, a las portadas y a los conciertos. Luego ha ido funcionando como un príncipe obrero del sexy pop. Yo sospecho que ha conseguido lo que soñó, de chaval, y acaso aún más. Porque hace años levantaba tabiques de oficio, en su pueblo, y ahora es un guaperas de escaparate que viene y va, por el ancho mundo. Hasta saca un rato para ir a los juzgados, aunque le den una tunda.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación