Los 18 años de la hija de Ramón García, una joven estudiosa, bella y comprometida

Natalia ha destacado por su empatía por causas sociales enarbolando la bandera de la igualdad y el respeto

Natalia García Cerezo Instagram
Saúl Ortiz

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Natalia García Cerezo acaba de cumplir la mayoría de edad. La hija mayor de Ramón García y Patricia Cerezo ha celebrado dieciocho veranos rodeada de sus amigos en un año marcado por el divorcio amistoso de sus padres, a los que está muy unida. De carácter amable, los que la conocen ven en ella capacidades innatas para la comunicación. Dicen que es una gran conversadora, capaz de afrontar cualquier tema y que, aunque tiene argumentos sólidos para sostener sus ideas, es permeable, rápida y analiza otros puntos de vista sin que ello le genere mayor insatisfacción.

Estudiante comprometida, en el colegio británico de Madrid en el que ha realizado sus estudios primarios tienen un grato recuerdo, pues además de demostrar intereses más allá de las materias impartidas, Natalia ha destacado por su empatía por causas sociales enarbolando la bandera de la igualdad y el respeto. En el mes de mayo se graduó con la presencia de su familia y ya prepara su desembarco en una de las universidades privadas más prestigiosas de Madrid donde continuará con su formación. En esta nueva etapa sentirá el calor de su hermana Verónica, uno de sus grandes apoyos. Son una piña.

Orgullo de madre

Tan sensible como divertida, rara es la ocasión en la que Natalia no tiene una palabra acertada o un comentario ingenioso: «Hace dieciocho años hiciste realidad mi sueño de ser madre y desde entonces he sido más feliz a vuestro lado. Eres mi orgullo, mi alegría y mi vida», escribía Patricia en un texto precioso ilustrado con imágenes de una vida intensa junto a su hija. Se quieren y se respetan. Su sonrisa parece perenne e incluso en los momentos más complicados es capaz de ver la parte positiva, el mensaje escondido o la lectura acertada . Es familiar y aprovecha cada vez que puede para reunirse con los más mayores, hablar durante horas e impregnarse de su sabiduría. El 14 de junio y tras dieciocho meses sin poderse ver por el impacto del coronavirus, disfrutó de un largo paseo y las confidencias junto a su abuela paterna que reside en Bilbao.

A pesar de su evidente apego familiar, Natalia sabe divertirse y aprovecha al máximo los encuentros con sus amigos. Este año, además, ha viajado con ellos a Marbella, dándole total normalidad a la situación de sus padres, quienes tienen una fantástica relación y un interés admirable en que todo siga igual. Ramón y Patricia han querido en todo momento que tanto ella como su hermana entiendan que el amor se transforma pero nunca muere.

Natalia prefiere ser discreta. Sus perfil en Instagram es privado, aunque sus fotografías son comentadas por muchas de las amistades famosas de sus padres.

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