Sucesos

Roban 45 botellas de vino únicas en el restaurante Atrio de Toño Pérez

La pérdida más importante es un Château d´Yquem de 1806 que el chef y su pareja José Polo lograron salvar tras la rotura de la botella, recorchada después en el 'château', y cuyo valor supera los 150.000 euros

La pérdida más importante es un Chateau d´Yquem de 1806 que el chef y su pareja José Polo lograron salvar tras la rotura de la botella recorchada en el château . Arriba la botella que sufrió la fractura, justo debajo la recorchada con las perlas de cristal ocupando el líquido derramado Adrián Delgado
Adrián Delgado

Esta funcionalidad es sólo para registrados

El amor que Toño Pérez y José Polo profesan hacia su oficio, la hostelería y el servicio exquisito hacia su clientela, vive hoy uno de los días más aciagos tras el robo de 45 de algunas de las botellas de vino más exclusivas que la pareja conservaba en una cámara de su restaurante Atrio –dos estrellas Michelin–. «Hoy sentimos una inmensa tristeza. Eran 45 botellas muy especiales compradas desde hace décadas con mucho esfuerzo y cariño, y con los enfados de Toño, quien me reprendía cuando se enteraba de mis locuras de querer hacer en Cáceres, ciudad que amamos profundamente, una de las mejores bodegas del mundo», expresa Polo en una misiva compartida hace unos minutos con los medios de comunicación.

La Policía Nacional investiga ya los hechos que, según fuentes del caso, ocurrieron en la tarde noche del pasado martes 26 de octubre. La Brigada Provincial de la Policía Judicial de Cáceres ha sido la encargada de recabar las primeras pesquisas de una investigación que sigue abierta y de la que no han trascendido oficialmente más detalles. Las pérdidas, difícilmente cuantificables, incluyen alguna de las botellas más especiales que la pareja atesoraba como un Château d´Yquem de 1806 cargado de historia.

Polo sí ha relatado a ABC su sospecha directa de que una mujer , que acudió a una reserva para comer en Atrio el martes y que posteriormente se alojó con documentación falsa –parece ser que suiza–en el hotel de la cadena con el que comparte espacio el restaurante, pudo ser la responsable del robo. «Acudió acompañada a la comida de un hombre con el que en todo momento habló en inglés. Me acerqué a preguntar, como hago en todas las mesas, qué tal habían comido. Estaban encantados», explica. Tras la comida visitaron la bodega, algo habitual para los clientes que lo solicitan, precisamente por lo especial del espacio y las joyas enológicas que conservan. El hotel y la bodega están repletos de cámaras cuyo contenido analiza la policía.

Botellas de Montrachet, Conti e Yquem

«A la una de la madrugada llamaron a recepción. Insistieron en que tenían hambre y que les preparan una ensalada», cuenta aún con una mezcla de rabia y vergüenza. «Estamos como si hubieran abusado de nosotros, con ese sentimiento vergonzante que en un principio te invita a no decir nada. Pero contarlo nos está ayudando a pasar este mal trago», hace un inciso en su relato, al otro lado del teléfono. «Los chicos de recepción les hicieron una ensalada. Sabían que iban a tardar en prepararla porque no eran cocineros y el acompañante de la chica aprovechó para bajar y sustraer las 45 botellas», explica.

«A las cinco de la mañana pagaron con una tarjeta prepago y se marcharon tranquilamente con las maletas», añade. Polo cree que iban cargadas con las 45 botellas: varias de Montrachet , otras tantas de La Romanée Conti –algunas de las sustraídas están en carta por 12.000 euros la unidad– y siete de Château d´Yquem, entre ellas la célebre de 1806. «Hasta las 13.30 horas no nos dimos cuenta de que faltaban. Fue un sumiller el que dio la voz de alarma al bajar a por un vino. Toño bajó a comprobarlo y ya subió gritando mi nombre...», cuenta.

«La que más duele es la pérdida del Château d´Yquem de 1806 », recalca varias veces en la conversación telefónica. «Ya estuvo a punto de morir hace dos décadas y que salvamos finalmente con una de las historias más bellas del mundo del vino jamás contadas. Esa botella era parte de mi historia personal, casi parte de mí, de la historia de Atrio, pero también de Cáceres, de sus ciudadanos, de todos los amantes del mundo del vino; ella es la botella, imposible de sustituir por lo que de esfuerzo, sacrificio y amor a una profesión y al vino ha conllevado. 215 años de historia de España, de guerras, de tiempos de paz y de la construcción de una Europa unida», explican además en la misiva.

Esa botella, adquirida por Pérez y Polo en una subasta en Londres por 12.000 euros y que en su carta estaba por un precio de 150.000 euros –en el sector se ha especulado numerosas ocasiones con que su valor podría superar los 300.000 euros – sufrió una fisura que le hizo perder parte de su preciado contenido. Ambos viajaron personalmente en coche y sin descanso hasta la bodega para salvarla. La botella fue recorchada en el 'château' y la pérdida de líquido fue reemplazada por perlas de cristal. «Esa colección está supervisada y cuidada permanentemente por la propia bodega, y nosotros nos sentimos depositarios esas joyas», explican.

«Yo no la hubiera vendido ni por un millón de euros», asegura Polo. Toño ha contado en alguna ocasión cómo han rechazado ofertas muy tentadoras de inversores japoneses que querían llevarse la colección de Yquem para hacer un museo del vino. La de 1806 formaba parte de una impresionante vertical de este 'premier cru supérieur' de la región de Sauternes que se exhibía en una cámara propia. Junto a ellas se almacenan casi 50.000 botellas que configuran parte de las más de 4.000 referencias que reúne su bodega y que se enumeran en uno de los mejores catálogos enológicos del mundo con más de 300 páginas que engloban 21 países y centenares de regiones productoras. «He ordenado reponer todos los huecos de las botellas que faltan, menos el de la de 1806. Es su hueco, porque era mucho más que algo material. Era una historia», concluye.

Más robos en otros restaurantes

«Ha sido un encargo para un coleccionista », asegura convencido Polo. Esa botella es inconfundible: el vidrio antiguo cedido por el conde Lur Saluces; la etiqueta firmada por la enóloga jefa de la bodega, Sandrine Garbay; y las inconfundibles perlas de vidrio que completaron su volúmen. «Lo peor de todo es que no nos han robado dinero, ni siquiera objetos, nos han arrancado parte de nuestra historia, de nuestro corazón», añaden en la carta. Los hosteleros explican cómo han tenido conocimiento, tras haber sufrido este robo, de otros que se están produciendo en restaurantes de España. «Al principio pensamos no contarlo; casi sentíamos vergüenza, como si fuera culpa nuestra, como si hubiéramos consentido, pero al final, después de una profunda reflexión, decidimos contarlo para que no les suceda a otros y para que los compañeros se protejan. Me voy enterando de robos en restaurantes y quizás, de haberlo sabido antes, esto no hubiera pasado», recalca.

«Desde ayer hay menos botellas, pero Atrio, con su bodega y el esfuerzo de todos los que hemos hecho posible esta pequeña historia, seguirá adelante», dicen. Y terminan su dolorosa misiva: «Hoy nos vamos a permitir estar de luto , pero ni un día más. En Atrio seguiremos contando lo que hacemos y lo que somos a través de nuestro esfuerzo y nuestro cariño a esta ciudad, a la gente que nos visita y que nos quiere. Un corazón roto. Nuestro corazón está roto pero listo para seguir luchando».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación