Rafael Santandreu: «Debería suprimirse el uso del móvil hasta los 18 años»

El psicólogo explica que hay que limitar de manera radical y urgente el tiempo que pasan los jóvenes con los objetos electrónicos

Cynthia Falcón Trejo

Rafael Santandreu, psicólogo, lo tiene claro: «el 99% de las adversidades no son un impedimento» . Autor de libros tan aplaudidos como «Las gafas de la felicidad», «El arte de no amargarse la vida», «Ser feliz en Alaska» y «Nada es tan terrible», pretende ayudar a miles de personas a alcanzar la filosofía de los más fuertes y felices.

Firme defensor de que la niñez es el momento idóneo para educar a los más pequeños en psicología cognitiva e inteligencia emocional, considera clave el papel de padres y profesores a la hora de reducir la preocupante cifra de futuros adultos que sufrirán problemas emocionales en menos de medio siglo.

Para el especialista, todo cambio empieza con ilusión y para alcanzar la felicidad solo necesitamos realizar dos sencillos cambios en nuestras vidas.

¿Nada es tan terrible?

Para las personas más fuertes y felices como Stephen Hawking, el científico en silla de ruedas, nada es tan terrible, ni siquiera una fuerte enfermedad ni la muerte ni estar en un país en guerra. Esta filosofía les dota de una fortaleza mental extraordinaria.

Por lo tanto, considero que nada es tan terrible si tú lo deseas. Si, por el contrario, te dejas llevar por creencias y por una mala filosofía de vida, todo te parecerá insoportable, intolerable, inaguantable… La opción es tuya.

En relación a esto, cuando en sus libros dice que «somos nosotros los que nos damos permiso para ser felices», ¿a qué se refiere?

Somos nosotros los que nos impedimos ser felices limitando nuestra capacidad para estar bien porque nos decimos: «no, yo sin pareja no puedo ser feliz. Necesito pareja, trabajo o buena salud para estar bien». Somos nosotros los que nos limitamos.

A mí me gusta decir que deprimirse es muy difícil porque tienes que ser perseverante y esforzarte mucho para lograrlo. Pero lo que sucede, es que en gran número de ocasiones no somos conscientes de que lo estamos haciendo.

Esto será difícil de aceptar por padres que hayan perdido el empleo, personas a las que hayan detectado una enfermedad grave o por quienes se encuentren en una situación complicada.

Todo depende de tu diálogo interno: hay personas que ante estas situaciones se preocupa un poco, otras que lo llevan mucho mejor que las anteriores y un 5% a las que, prácticamente, no les perturba emocionalmente.

La gente es libre para ver las cosas de la manera que desee. Ahora, les recomiendo que hagan el esfuerzo de intentar ser como ese 5% porque solo tienes beneficios. Pensar y sentir de esta manera te va a dotar de más capacidad para resolver tus problemas.

¿Cuáles serían las claves de la felicidad?

Existen dos claves para alcanzarla: no quejarse nunca y valorar tus oportunidades.

Pone como ejemplo en «Nada es tan terrible» a Mikel J. Fox, a Jessica Long y a Daniel Álvarez que, según usted, son personas excepcionalmente fuertes y felices. ¿Qué es lo que podemos aprender de ellos?

Ellos son evidencias andantes de que necesitamos poco para ser felices. Con una enfermedad grave como Mikel J. Fox se puede ser más feliz que nunca y en casos como el de Daniel Álvarez, que no puede ni ver ni oír ni hablar, se necesita muy poco para disfrutar de la vida y hacer cosas valiosas por nosotros y por el resto. Estos ejemplos nos demuestran que nuestras quejas son innecesarias e irracionales.

Entonces, ¿qué debemos decirnos ante las pequeñas adversidades del día a día?

Frente a las adversidades diarias pregúntate: ¿en qué medida eso que me ha sucedido o me podría suceder me impide o me impediría hacer cosas valiosas por mí y por los demás?

Si te quedas tetrapléjico, esa adversidad sí te va a impedir hacer ciertas cosas. Pero si, por ejemplo, pierdes el autobús o te deja tu pareja o te dice algo desagradable un compañero de trabajo, ¿en qué medida eso te impide estudiar, aprender o hacer grandes amigos? Responde objetivamente a esta pregunta y verás que el 99% de las adversidades no son un impedimento. Por lo tanto, todas ellas son ínfimas.

Esta cuestión es un criterio objetivo de la dimensión de lo malas que son las adversidades y no de lo que nos decimos habitualmente, que exageramos mucho.

«Nuestras quejas son innecesarias e irracionales»

En los últimos años es normal escuchar hablar de personas y relaciones tóxicas, ¿qué opina de este término y su significado?

Pienso que nadie es tóxico y que esa definición de las personas es bastante neurótica. Nadie es tóxico o, si quieres, todo el mundo lo somos porque todos tenemos momentos neuróticos y/o absurdos. Nos equivocamos, erramos y no pasa nada.

Cuando veamos el mal en los demás, hemos de entender que eso es por confusión o locura, ¡algo que nos puede pasar a todos! Por ello, debemos tener comprensión. En segundo lugar, ayudemos a los demás a transformarse en mejores personas. Esa etiqueta de tóxico es tóxica en sí misma.

Según esto que acaba de decir, ¿cree que las personas pueden cambiar?

Absolutamente. Hay 10.000 pruebas de ello. Mi padre, por ejemplo, creció y se educó en una generación muy machista. Pero en los años 80, mi mismo padre cambió y empezó a ayudar en casa, a comprar, a encargarse de las cosas, de sus hijos… E hizo esa transformación de una manera muy sencilla y muy alegre. Personalmente, creo que cientos de miles de personas en España han tenido esa misma transformación. ¡Imagínate si la gente es capaz de cambiar o no!

Otro ejemplo de cambio se encuentra en los años 60, también cuando mi padre era joven y fumaba el 90% de los hombres. En la actualidad, fuma solo un 30%. Por lo tanto, el cambio es brutal. Claro que se producen transformaciones y son hermosas.

Cabe la posibilidad de que una de las dos partes que integran cualquier tipo de relación personal no esté dispuesta a iniciar un cambio.

Siempre es cierto que nos podemos alejar de las personas si pensamos que estaremos mejor en otra situación o si nos apetece cambiar dicha situación. Podemos alejarnos de alguien pero le querremos en la distancia, le amaremos en la distancia y le aceptaremos incondicionalmente en la distancia.

Está claro que no podemos estar con todo el mundo al mismo tiempo, tenemos que escoger a las personas de las que queremos rodearnos y lo normal es seleccionar a las más afines. Por lo tanto, es normal elegir pero no calificar de tóxicas a las personas que no escojo porque también soy imperfecto. Ellos, simplemente, tienen otra escala de valores.

En el libro habla del «trastorno de ataques de ansiedad» que en nuestro país afecta a un 10% del total de la población. ¿Qué herramientas recomienda para conseguir eliminarlos de manera rápida y sencilla?

Para eliminar los ataques de ansiedad tienes que seguir un «protocolo» de descondicionamiento y esto significa que le tienes que perder el miedo al ataque, a la ansiedad. Esto se hace mediante la exposición a dicha ansiedad hasta que pierdes el miedo. La solución al problema sería afrontarlo.

Está demostrado que este sistema funciona y es muy importante no tomar fármacos ni psicofármacos porque, aunque te puedan aliviar al principio, luego complican el problema.

Para muchas personas, comprenderá, será complicado poner en práctica todos estos cambios de los que hemos hablado y adaptar los distintos consejos que da para ello, ¿por dónde pueden comenzar?

El primer paso es tener mucha ilusión y emplear la misma para comenzar a debatir con tu propia mente, cambiar tus creencias y modificar tu filosofía de vida.

La gente que se aplica la psicología cognitiva descubre una joya que transforma sus vidas de manera radical: les hace personas que pierden los miedos, que disfrutan mucho más de la vida, les da un sosiego impresionante… Justo ahí, y tras haberse armado de energía e ilusión, estarán a punto de hacer cosas maravillosas con sus vidas.

También han de prepararse para trabajar todos los días porque hay que llevar a cabo este debate, este profundo cambio de filosofía personal, de forma continuada.

Porque al final el cambio depende de nosotros mismos.

Absolutamente. La felicidad depende de uno mismo al 100%. Porque solo está en tu mente, en el hecho de que dejes de quejarte y de que valores todo lo que te rodea.

Epicteto, filósofo griego del siglo I, que digamos que es el padre o el abuelo de la psicología cognitiva, nació esclavo y vivió como tal en Roma durante buena parte de su vida, y era feliz. La felicidad siempre es algo que depende de tu manera de pensar, no depende de tu situación externa ni de si pasas adversidades o no.

«Para eliminar los ataques de ansiedad tienes que perder el miedo al ataque y a la ansiedad»

Cuando muchas personas se convierten en padres y madres les surgen infinidad de dudas sobre cómo educar bien a sus hijos.

Mi consejo es que les transmitan píldoras de psicología cognitiva o racional y verán que son como semillas, que algunas no fecundan pero otras sí. Entonces, a su debido tiempo, los niños van introduciéndose todas esas píldoras en sus mentes.

Otra idea es que intenten insuflarles la no «necesititis», la convicción de que necesitan poco para estar bien. No precisan tener todo cubierto ni muchas comodidades para ser super felices.

El último consejo sería activarles la fuerza del disfrute de conseguir logros hermosos al hacer cosas como estudiar o rendir en los deportes. Nunca la fuerza de la obligación.

¿Qué importancia tiene enseñar a los más pequeños a ser fuertes y saludables mentalmente desde la niñez?

Es muy importante. La sociedad es cada vez más exigente y más neurótica, razón por la que los niños necesitan inteligencia emocional para mantenerse cuerdos. Por ello, cada vez es más relevante el papel de los progenitores y sus valiosas enseñanzas.

Es difícil que nos hagan caso teniendo los móviles delante, ¿qué hacemos con ellos?

Limitar a los niños de manera radical y urgente el tiempo que pasan con objetos electrónicos: tanto el móvil, como las tabletas, como los ordenadores… Radicalmente.

No estaría nada mal que los niños hasta los 18 años no dispusieran de internet ni de ningún aparato electrónico en casa. Eso sería lo ideal.

Pero la realidad de los más pequeños con las pantallas es distinta.

Les aconsejo que los niños estén alejados de internet y de cualquier tipo de ordenador hasta alcanzar la mayoría de edad porque está más que comprobado que el uso excesivo de aplicaciones informáticas les causa perjuicios a nivel mental.

Pero el problema está en que la mayor parte de las aplicaciones creadas para niños son adictivas y lo mejor es no jugar al juego de la adicción. Una vez en ella, la mejor manera de afrontarla es suprimiendo por completo la sustancia que se volvió adictiva. Es la manera más fácil de superar una adicción. Por lo tanto, la manera más fácil de prevenir que los niños tengan problemas psicológicos y mentales a causa de esos aparatos es suprimirlos por completo. Yo los suprimiría sin despeinarme y estoy seguro de que lo único que consigues es hacerles bien. No necesitan esas pantallas.

En «Nada es tan terrible» habla de que cada vez más los colegios introducen programas antibullying y de prevención del acoso escolar, ¿cuál sería su programa ideal?

Sería un programa muy serio para seducir a los niños y convencerles. Por lo tanto, tendría que ser semanal y en clave de convencimiento, de seducción, centrado en que los buenos tratos entre las personas son la verdadera clave para alcanzar la felicidad.

Pero sería muy importante que se hiciera en clave de la transformación de todas las personas y no de la persecución de los niños acosadores.

¿Qué papel tienen los profesores en esto?

Muy grande. El 20% del currículo actual, de aquello que se enseña a los niños en las escuelas, debería ser de inteligencia emocional. ¿Por qué? Porque si en el presente tres de cada diez personas adultas tienen problemas emocionales y se calcula que en el año 2050 será el 50% de la población, pues esto debería ser una prioridad. Sin lugar a dudas, el mejor momento de aprenderlo es en el colegio.

Por lo tanto, los profesores deberían reservar esa parte de su tiempo para enseñarles a los niños esta cuestión. A día de hoy es un aspecto que no se tiene muy en cuenta en nuestros colegios pese a haberse convertido en un problema de salud pública.

Cuando un menor se porta mal, ¿qué deben hacer los padres?

Tienes que mostrarle ese comportamiento como una incapacidad que él tiene y no como una capacidad negativa. Hacerle ver que hace eso porque no sabe hacerlo bien y ofrecerle un aprendizaje divertido para conseguir alcanzar el cambio buscado.

En mis libros hablo de las tres «P» del cambio. La primera es la persuasión: hemos de convencer al niño de que existe un comportamiento que tiene todas las ventajas para él y él ha de querer el cambio. En segundo lugar se encuentra la pedagogía: tienes que darle un método de aprendizaje sencillo pues así hace un buen educador. Y, por último, está la persistencia: tienes que montar un sistema de aprendizaje repetitivo porque niños y adultos no aprendemos a base de gritos, aprendemos a base de las tres «P».

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