«Puedes disminuir tu riesgo de cáncer sin tomar una fruta en tu vida»

Julio Basulto y Juánjo Cáceres revelan en «Dieta y cáncer» lo que sí puede y lo que no puede hacer la alimentación en los casos de cáncer

El libro «Dieta y cáncer» detalla los factores implicados en la prevención del cáncer.
Raquel Alcolea Díaz

Raquel Alcolea Díaz

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La frase de Julio Basulto que da título a esta entrevista es provocadora, hace fruncir el ceño, invita a pensar y, por un instante, te vuelve la cabeza del revés. Pero resulta ilustrativa porque con ella sucede algo similar a lo que ocurre durante el proceso de lectura de «Dieta y cáncer» , el libro que ha escrito junto a Juanjo Cáceres y para el que también han contado con la colaboración del pediatra Carlos González .

La obra revela que el papel de la alimentación con relación al cáncer puede ser preventivo o paliativo, pero nunca curativo y alerta sobre el efecto nocivo que pueden causar aquellas voces que pretenden hacernos creer que tanto la alimentación como las pseudoterapias no avaladas por la ciencia tienen la capacidad de curar esta enfermedad.

Acude al encuentro con ABC Familia con su libro bajo el brazo y un montón de notas, apuntes, correcciones y referencias que, según explica, quiere incluir en la tercera edición de la obra. Con una sonrisa amable, se presenta, saluda y pregunta por las impresiones que ha causado su obra. Escucha. Pero en seguida su mente inquieta pregunta con los ojos, deseando empezar a charlar:

Cuando el cáncer aparece en la vida de una persona, las ganas de «querer creer» son más fuertes que las ganas de «querer saber» (la frase es de una conversación reciente con Boticaria García)...

Buenísima frase y ella es muy crack...

Esta expresión conecta con muchas de las ideas que transmitís en Dieta y cáncer... Ante la enfermedad, ¿cómo podemos caminar del «querer creer» al «querer saber»?

Hace tiempo, le dije al profesor de una de mis hijas, que es alguien muy sabio, que el sentido común estaba bien, pero que era mejor el sentido crítico. Se lo dije orgulloso, pues era algo que había citado en uno de mis libros, pero él me contestó que no pensaba lo mismo. Y claro, cuando un sabio habla, lo que hay que hacer es callarse y preguntar: - ¿y tú qué piensas entonces, Joan (que así se llama)?, le dije yo. Y él me dijo. - Yo pienso que es mejor tener criterio que tener sentido crítico. Era obvio pero es algo en lo que no me había parado a pensar.

Pero para tener criterio primero debes ser escéptico de todo, y eso incluye mi libro y también la opinión de cualquier otro sanitario. Tienes derecho a ser escéptico y ese espíritu es saludable. Es cierto que para tener criterio tenemos que dedicar tiempo a informarnos, sí, pero antes de tener criterio tienes que haber dudado de lo que te han dicho o de lo que te han contado.

Dudar de todo y no pensar en el «todovalismo» ni dejarte llevar por eso de que «estamos en manos del destino o nos vamos a morir igual» ayuda a empezar ese camino.

De las alertas en torno a las pseudoterapias que se citan en el libro, ¿cuáles son las más peligrosas para un enfermo de cáncer?

La naturopatía . Sé que implica hablar de un abanico muy amplio, pero lo peor que tiene el naturópata es que desacredita a la medicina moderna y los tratamientos de probada eficacia. Y ese descrédito es peligroso. La naturopatía no funciona. Si funcionase, se llamaría medicina.

Además, el naturópata utiliza complementos, sustancias, terapias.... que pueden poner en riesgo la vida del paciente, o bien porque abandonan el tratamiento médico, o porque no lo hacen correctamente o bien debido a los aspectos adversos o las interacciones que puedan provocar esas sustancias que aconseja.

Si no te gusta tu oncólogo, por la razón que sea, cambia de oncólogo. Si el nutricionista del hospital te ha puesto una dieta que no te parece conveniente, cambia de nutricionista o pide una segunda opinión a un colegiado, pero no vayas al naturópata, al ayurvédico, al del reiki, al homeópata o al acupuntor porque te aconsejarán algo que no está basado en la ciencia y, en el caso concreto del cáncer, hará que corras el riesgo de que esos consejos te lleven antes a la tumba.

¿Como podemos distinguir una publicación basada en ciencia de un libro de un embaucador?

Pensaba que no era fácil hasta que me leí el libro de Odile Fernández , «Mis recetas anticáncer» . Tengo todos sus libros. Y al leérmelos me he dado cuenta de cuál es la clave o el truco para descubrirlo.

Antes pensaba que si en el libro no había referencias bibliográficas era de pseudociencia. Pero Odile Fernández ha puesto 1.100 referencias bibliográficas en su libro y con superíndice. Sin embargo, para analizarlas tienes que ser un experto en metodología porque puedes ver algo que se ha publicado en «Sciensce» y piensas que es ciencia. Pero lo que quizá no veas es que se refiere a un ensayo probado en ratones, por ejemplo. O que se trata de un ensayo a corto plazo que ha sido probado en una muestra no representativa de la población o que no está controlado o no está actualizado y quizá es prometedor, pero es preliminar.

El truco para distinguir una buena publicación es detectar si dice alguna barbaridad indiscutible o una atrocidad que va contra el sentido común. Lo explico con un ejemplo. El autor de la «Dieta Dukan» ha ganado con ella millones de euros, pero tengo la teoría de que la gente no se ha leído su libro porque si lo hubiese leído habría descubierto que dice que para adelgazar tienes que masticar hielo o que tienes que ducharte con agua fría por la espalda, pero no por delante o que tienes que caminar de espaldas. Como estas son barbaridades de gran calibre, el resto del libro queda desacreditado. Una persona que dice algo que va contra el sentido común lleva a cuestionar si el resto de lo que ha dicho es verdad o no.

El libro «Mis recetas anticáncer» tiene cosas muy buenas, pero también cosas peligrosas. ¿Cómo puedes saber que son peligrosas? Cuando detectes una aberración o una salvajada, huye de ese libro porque no sabes si el resto se basa en ciencia o en pseudociencia.

Aún así, persiste la idea de «querer creer»...

En realidad lo que queremos es que nos den la fórmula mágica, porque nos cuesta mucho cambiar de hábitos. Preferimos que nos digan cómo curar la enfermedad o cómo prevenirla para siempre, en lugar de escuchar que caminemos 10.000 pasos al día, que pidamos ayuda para dejar de fumar, que tomemos cinco raciones de frutas y verduras al día o que cocinemos y comamos en familia.

Dos de cada diez personas que acude a Atención Primaria están dispuestas a cambiar sus hábitos , las otras ocho no lo están y quieren la pastilla mágica y la dieta del «cajón derecho». Y eso no funciona así. Un cambio de hábitos debe hacerse a largo plazo y poco a poco. Es complicado cambiar de hábitos. No solo es cuestión de querer, es que a veces no se puede.

Al hacer referencia a que la ciencia acredita mejor resultado cuando se eliminan malos hábitos que cuando se incluyen hábitos saludables, resulta ilustrativa la frase popular que citas: «No es más limpio el que más limpia, sino el que menos ensucia»..

Para explicar esta idea voy a poner un ejemplo que no incluyo en el libro. Si yo a mi pareja le regalo todos los días un anillo y un ramo de flores y una vez al mes le doy un bofetón, además de denunciarme y meterme en la cárcel, ¿qué crees que sucedería?, ¿piensas por un momento que esos regalos pueden compensar el perjuicio que supone darle un bofetón? Lo que quiero decir con esto es que hay perjuicios que no se compensan con beneficios. Y en el caso de la nutrición sucede así. El consumo de bebidas alcohólicas , de bebidas azucaradas , de carnes procesadas , de bollería , de alimentos superfluos en general, no se compensa con que comas aguacate cada día, por ejemplo.

La dieta no tiene por qué ser perfecta, puedes hacer excepciones, pero si esas excepciones son flagrantes y las haces a menudo, no las compensarás si comes ensaladas a diario. El beneficio de evitar comer mal es mejor para la salud que el de comer bien. Es más, los estudios constatan que cuando logro convencer a alguien de que deje de comer mal es más efectivo que cuando convenzo a alguien de que coma bien.

¿Existen los alimentos que curan el cáncer?

No han existido, no existen y jamás existirán.

¿Existen los alimentos que prevengan la aparición del cáncer?

No existen alimentos concretos que prevengan la aparición de cáncer y ni siquiera apostaría por un grupo de alimentos porque no está claro. Lo que sí se sabe, con evidencia convincente, son dos cosas. Una es que un consumo de alimentos no sanos aumenta el riesgo de padecer cáncer. Y otra es que un patrón de alimentación saludable disminuye tu riesgo de cáncer . ¿Que pasa si en ese patrón de alimentación consumes más frutas que verduras? ¿O más legumbres que frutos secos? ¿O más almendras que avellanas? ¿O más soja que lentejas? Ninguna respuesta a estas preguntas es relevante.

Puedes disminuir tu riesgo de cáncer sin tomar una fruta en tu vida porque tampoco es tan importante tomar fruta. Es mucho más importante que dejes de beber alcohol , por ejemplo; o que no tomes refrescos azucarado s. Incluso si no tomas frutas, pero tomas suficiente cantidad de verduras, legumbres, frutos secos, cereales de granos integrales o fruta desecada, que son alimentos saludables, tampoco es revelante el porcentaje que tomes de cada uno de ellos. Hay un grupo de alimentos situado en el marco de la abundante presencia de alimentos de origen vegetal poco procesados, sea cual sea y sea y en la proporción que sea, cuyo consumo puede contribuir a disminuir el riesgo de cáncer . Pero si te preciso el porcentaje o la cantidad necesaria me lo estaría inventando.

El concepto detox cala hondo en la sociedad... ¿existen los alimentos depurativos que limpian el cuerpo?

El detox es un negocio que busca tu bolsillo y no tu salud. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria publicó los riesgos dietéticos emergentes para la población europea relacionados con ese concepto y uno de ellos era el consumo de batidos detox porque, según asegura, está relacionado con un mayor riesgo de padecer cálculos renales.

Y es algo que puede resultar paradójico porque supuestamente te lo tomas para depurarte y te acabas dañando el riñón. ¿Por qué? Primero, porque no existen los alimentos depurativos. Eso es una patraña. Si te intoxicas, te vas al hospital y te atienden en urgencias. Y segundo, porque los batidos detox no aportan beneficios, sino que su consumo puede perjudicar al riñón debido a los oxalatos.

Pero a esto hay que añadir un tercer factor al que podríamos denominar el «efecto talismán». Si alguno de estos embaucadores a los que citamos en el libro me dice que las plantas medicinales son cien veces más poderosas que la quimioterapia, quizá lo que haga es dar de lado la quimioterapia porque no es natural, sino química. Y además, como me creeré más fuerte, alentado por la fuerza de ese talismán quizá me aleje de un estilo de vida saludable y no deje el alcohol, no pida ayuda para dejar de sumar, ni deje de ser sedentario... Y esto es algo que también puede suceder con los batidos detox que, por cierto, son calorías líquidas y ayudan a engordar, no a adelgazar, como algunos creen.

La química nos asusta...

Para hablar de esto pongo una metáfora en el libro, que quizá sirva ahora. Y esto de las metáforas es algo que he aprendido de Olga, mi pareja, que es brillante con las metáforas y con otras muchas cosas. Voy.. ¿Con qué apagarías un incendio enorme causado con algo tan natural como un rayo? ¿Soplando? ¿Con cubos de agua? No, acudirías a profesionales que tienen los conocimientos para apagar ese fuego, que van totalmente equipados con trajes ignífugos y con equipos que incluyen la última tecnología y que además disponen de las herramientas y la química necesaria para apagar un fuego de tales proporciones.

Esto mismo es lo que sucede con el cáncer. Cuando hay una enfermedad tan grave como el cáncer no podemos recurrir a las sustancias naturales porque el cáncer es anti natural. Los tratamientos tienen que ser anti-naturales.

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