Pádel, un deporte con importantes beneficios físicos y emocionales para nuestros hijos

Una buena forma de que se inicien podría ser ver cómo sus padres también lo practican con frecuencia

S. F.

Iniciar a los niños en el mundo del deporte desde edades tempranas no sólo es positivo, sino que resulta fundamental para fomentar el desarrollo de sus capacidades físicas en fases que resultan determinantes. Y también en su bienestar psicológico y emocional. En esto, los padres desempeñan el principal papel, ya que son los responsables no solo de inculcar, sino de hacer sentir a sus hijos el amor por el deporte. Una buena opción es el pádel, el deporte de moda, apto para todas las edades, que cuenta con innumerables beneficios en todos los sentidos. Además los que lo practican advierten que engancha, porque resulta muy dinámico y divertido. Lo que hará que los más pequeños estén encantados de incorporarlo entre sus actividades.

Aunque existen diferentes opiniones entre los expertos sobre cuál es la edad ideal para que los niños se inicien en la aventura padelera, la mayor parte de ellos recomiendan comenzar desde los 5 años en adelante, aunque siempre dependerá de la destreza y las condiciones específicas del niño. En cualquier caso, ya sea recibiendo clases, como actividad extraescolar o como plan en familia, el pádel hará que los más pequeños descubran este apasionante deporte, que cada día cuenta con más adeptos en España. Una buena forma de que se inicien podría ser ver cómo sus padres también lo practican con frecuencia, ya que los niños tienden a imitar y tomar como referencia los hábitos y aficiones de sus progenitores.

La marca de pádel española StarVie explica los beneficios que tiene este deporte para los niños, tanto a nivel físico como emocional:

Contribuye a un buen desarrollo físico , lo que resulta clave en las fases de crecimiento y desarrollo, puesto que la actividad realizada hoy va a determinar su forma física del futuro. Además, si se practica de forma habitual –dos o tres veces por semana- permitirá evitar la obesidad y el sedentarismo , males que cada vez afectan más a la población infantil.

Mejora su fuerza y capacidad de resistencia. Por sus características propias, el pádel combina una parte aeróbica con otra anaeróbica, por lo que resulta la alternativa perfecta para que nuestros hijos consigan desarrollar una mayor fuerza y resistencia, a la vez que se mantienen activos y se potencia la quema de grasas malas.

Fomenta el desarrollo de habilidades psicomotrices. Según los expertos, existen tres tipos de habilidades psicomotrices. En pádel se ponen en práctica todas ellas. Así, por un lado, están las habilidades locomotrices, que son las que implican al sistema locomotor, es decir, andar, correr o saltar. Movimientos que en pádel se ponen en práctica durante el juego. Por otro lado, también fomenta las habilidades no locomotrices, que se caracterizan por el dominio del manejo y cuerpo en el espacio, en este caso, en la pista. En pádel hay golpes que requieren de balanceos o giros, entre otros. Por último, en este deporte también se pone en práctica la percepción y recepción de la bola en acciones como lanzar o recepcionar.

Favorece el descanso. Otro de los beneficios después de jugar un partido de pádel es que te ayuda a descansar mejor durante la noche. El estar en continuo movimiento durante todo el encuentro hace que se duerma mejor. De este modo, los niños arrancarán su día con una gran sensación de relax para que afronten descansados sus jornadas de colegio y actividades extraescolares.

Instruye a los niños en importantes valores. Uno de ellos, la disciplina, que se adquiere al tener cualquier hábito y al ser constantes con él y que será fundamental en otras facetas de su vida personal y profesional en el futuro. El pádel, al ser un deporte en pareja, potencia el compañerismo, ya que ambos jugadores «reman» en la misma dirección y tiene un objetivo común.

Genera en ellos capacidad de autocontrol. Una de las características propias de la infancia es el vínculo y dependencia tan fuerte que existe entre padres e hijos. Pero a veces, para su correcta evolución, resulta necesario que los niños adquieran habilidades por sí mismos. También resulta importante generar en ellos la capacidad de autocontrol. El pádel hace que los niños se expongan ellos mismos a distintas situaciones que se dan durante el juego, como es enfrentarse a una pareja rival, coordinarse con su compañero, escuchar las indicaciones y recomendaciones de sus profesores, etc. Algo muy positivo para su desarrollo.

Ayuda a que desconecten. Aunque no seamos conscientes de ello y los niños se encarguen de no demostrarlo, muchas veces los más pequeños están sometidos a una fuerte «autopresión» en su día a día, por los deberes, asignaturas, afán de mostrar su valía a padres y profesores, etc. Es por ello que deben apostar por formas de desconexión y evasión. El pádel es de gran ayuda, ya que durante el partido y gracias a la rapidez con la que evoluciona el juego, los niños se centran exclusivamente en el encuentro.

Diversión asegurada. Tan importante es que nuestros hijos crezcan sanos como felices . Por eso, resulta fundamentar que las actividades extras que realicen las elijan ellos y sean de su agrado. El pádel es un deporte muy ameno y entretenido tanto por su mecánica como por la forma de juego. Por ello, los niños verán la práctica de este deporte como una forma de ocio con la que disfrutan y se lo pasan en grande entre amigos y no como una imposición de los adultos. Algo muy importante para generar en ellos un hábito y que mantengan la afición en el tiempo.

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