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Hoy no es el día más triste del año

Un estudio pseudocientífico predijo hace años que el tercer lunes de enero es la jornada más deprimente del año. Resultó ser un reclamo publicitario

MADRID Actualizado: Guardar
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Es todo un clásico desde hace once años, cuando un investigador británico estableció a través de una fórmula matemática el tercer lunes de enero como el día más triste del año. Es decir, hoy, 18 de enero, es lo que ya se conoce como el «Blue Monday». El psicólogo y experto en motivación Cliff Arnal, de la Universidad de Cardiff, llegó a esta conclusión tras estudiar las variables del clima, su escasa liquidez para pagar algunas deudas y su decepción por haber incumplido los propósitos del nuevo año.

Y algunos podrán pensar a estas alturas de 2016 que así es, pues ni los propósitos del cambio de año se están llevando a cabo, todavía pesan los excesos de las navidades, la cuesta de enero se hace muy empinada y, al fin y al cabo, todo lunes supone un esfuerzo descomunal para entrar en la rutina laboral y cotidiana tras el fin de semana.

Sin embargo, el «Blue Monday» no es más que un reclamo publicitario como más tarde se destapó. El estudio pseudocientífico de Arnal fue financiado por la agencia de viajes Sky Travel, que tras ofrecer la fórmula matemática por la que se establecía el tercer lunes de enero como el más triste del año, exponía la mejor forma de combatir esta deprimente jornada: hacer las maletas y largarse de viaje, usando por supuesto los servicios de Sky Travel. El propio Cliff Arnal reconocería después que su fórmula carecía de sentido. Para entonces el «Blue Monday» ya se había convertido en un clásico en las redes sociales.

A pesar de todo, si usted se siente en un día como hoy triste y apático, tenga muy en cuenta la reflexión que le ofrece la psicóloga del deporte y de la salud Patricia Ramírez (y que recogía EP): «Si una persona dirige su foco de atención a todo lo que resta (invierno, frío, inicio de la rutina, volver al trabajo, dormir menos, más responsabilidades) y no tiene en cuenta todo lo que suma (ser afortunado por trabajar, tener capacidad económica para responder al gasto de la tarjeta, tener calefacción para vencer el frío, reencontrarte con compañeros de trabajo con los que compartir los momentos vividos en vacaciones), lo normal es que se encuentre triste».

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