Ir a pie al cole, la asignatura pendiente de los escolares españoles

Andar a la escuela ofrece innumerables beneficios para la salud de los más pequeños y el cuidado del medio ambiente

Cynthia Falcón Trejo

9:00 horas de la mañana. Entrada de cualquier colegio de la geografía española. Coches aparcados en doble fila se amontonan frente al acceso del centro mientras los niños adormecidos arrastran sus mochilas hacia el interior para iniciar su jornada lectiva.

Entre bocinas, malos humos y gritos. Así comienzan muchos escolares sus días. Las voces y risas que inundaban las calles para dar comienzo a una nueva mañana se han transformado en pasos de cebra atravesados por decenas de vehículos que corren y por padres que se gritan para que sus hijos lleguen a clase antes de que suene la campana.

Recientes investigaciones han mostrado un preocupante descenso en el número de escolares que usan transporte activo para desplazarse hasta el colegio, en varios países desarrollado las cifras cayeron del 43% en 1969 hasta el 13% en 2001. Desde la Asociación Española de Pediatría (AEP) están decididos a cambiar esta triste estampa y por ello este martes han presentado «Caminando al cole», un modelo para innovar en la salud de los más pequeños y el cuidado del medio ambiente.

Ir andando a la escuela o instituto es una forma realmente asequible, práctica y sostenible que beneficia a la sociedad más allá que por motivos de salud. Es una oportunidad para fomentar la sostenibilidad y enriquecer las relaciones familiares y con el entorno de los niños. Aunque las evidencias científicas son todavía bastante limitadas, debido a la escasez de estudios y dificultades metodológicas que profundicen en este asunto, el caminar al colegio trae consigo múltiples ventajas para los más jóvenes y para el mundo que un día heredarán de sus progenitores.

Efectos en la salud de los escolares

Andar al colegio ofrece innumerables beneficios para la salud de los niños, es una oportunidad para fomentar la sostenibilidad medioambiental y enriquecer las relaciones personales. Caminar un kilómetro ida y vuelta al centro donde se desarrolla su jornada escolar supone realizar las dos terceras partes de la actividad física que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda para los pequeños.

«El corazón de las personas que hacen actividad física, como es la marcha rápida, funciona mejor e incrementa la condición física cardiorespiratoria, que es la facultad que tiene una persona para hacer un esfuerzo mantenido y que determina la capacidad que tiene nuestro sistema cardiorespiratorio para llevar el oxígeno del aire a los músculos. Y esto es indicador de salud fundamental», apunta Julio Álvarez Pitti, vocal de actividad física del Comité de Promoción de la Salud de la AEP.

Entre el resto de beneficios físicos que aporta a la salud de niños y adolescentes también se encuentran una disminución de la presión arterial, un aumento de los valores de las grasas buenas presentes en la sangre y un refuerzo de la columna. La coordinación y agilidad de los más pequeños, componentes básicos de la condición física de los mismos, también se ven fortalecidas en este aspecto concreto.

También tiene otros beneficios a nivel cognitivo y de salud mental . «Se ha demostrado que los jóvenes que van andando al colegio sacan mejores notas que aquellos que no lo hacen. Los niños que practican la marcha rápida en sus respectivos caminos a clase tienen mejor capacidad para concentrarse y mayor memoria. Todo esto se traduce en un mejor rendimiento escolar», apostilla Álvarez.

Según el experto, un escolar que va solo al colegio se da cuenta de que puede hacer muchas más cosas de las que pensaba y desarrolla confianza en sí mismo . La cosa no queda ahí. La lista de las ventajas que aporta esta práctica a los más pequeños de la casa se completa con un menor riesgo de depresión, una disminución de los niveles de ansiedad y estrés, y un aumento de la confianza en sí mismos.

Un proyecto colaborativo, un objetivo común

La obesidad infantil y la contaminación urbana son dos de los grandes desafíos a los que se enfrenta hoy nuestra sociedad . «El introducir en la agenda escolar actividades como “Caminando al cole” permitirá el desarrollo de la salud ambiental escolar», ha señalado Juan Antonio Ortega, jefe de la Unidad de Salud Medioambiental.

La iniciativa es sencilla pero necesita de la colaboración de las administraciones, pediatras, asociaciones de padres y madres y consejos escolares para lograr alcanzar los objetivos que se ha marcado. Por esta razón, desde la AEP piden la participación de todos para poder desarrollar una guía de acción ambiental escolar que responda a los retos y nuevas preocupaciones que existen entorno a la salud de las personas y al medio ambiente por parte de todas las comunidades escolares.

El sedentarismo es un problema ha agotado nuestras ciudades y nuestros barrios. Los más mayores solo tienen que echar un vistazo a su alrededor para ver cómo se desplazaban al colegio y cómo lo hacen hoy sus nietos. «Es un gran desafío pero los niños se lo merecen . Involucrar una vacuna en un periodo de la vida nos va a convertir en adultos mucho más saludables en el futuro», concluye Ortega.

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