«Vuestro hijo no ve bien, los dientes no le caben en la boca y pisa mal»

Los expertos recomiendan integrar los tratamientos de uno en uno ya que añadirlos a la vez podría provocar daños colaterales en su crecimiento

S. F.

Muchos son los niños que necesitan ortodoncia, gafas y plantillas. El problema viene cuando salimos de la consulta del pediatra con un completo: «vuestro hijo no ve bien, los dientes no le caben en la boca y pisa mal» . Con la salud de nuestros hijos no solemos tener reparos. Si lo necesita, se pone y punto. Pero ¿hay alguna diferencia médica en colocar todos los elementos a la vez o de uno en uno? Según Eider Unamuno, odontóloga especializada en Rehabilitación Neuro Oclusal y Posturología del centro de salud Gertu (Gipuzkoa), mediante una serie de pruebas posturológicas se puede determinar por qué elementos deberíamos empezar.

«Al tratar ese primer elemento causal, el cuerpo entero notará la mejoría y el resto de correcciones será probablemente más corta y duradera en el tiempo. Aunque tenemos la costumbre de repartir el cuerpo en especialidades sanitarias: los ojos para el oftalmólogo u optometrista, la boca para el dentista y los pies para el podólogo, el cuerpo es uno y tenemos que entender que lo pasa en una parte del cuerpo afecta al todo», advierte.

Por ejemplo, «un deportista con la mandíbula “torcida”, para compensar que su boca está ladeada, primero sus hombros y luego su cintura tendrán que hacer ajustes y compensaciones y se acaba lesionando el tobillo o la rodilla. Otro ejemplo es que podemos necesitar apretar la mandíbula con los músculos de toda la cara para enfocar una imagen, y aunque el dolor lo tengamos en la boca, la corrección haya que hacerla en los ojos». «Aunque estemos acostumbrados a repartir el cuerpo por especialidades sanitarias, el cuerpo es uno y lo que pasa en un lado afecta al todo », añade.

Estos tests, explica esta odontóloga, «consisten en maniobras que el terapeuta realiza al paciente como por ejemplo rotando ambos tobillos mientras indica al paciente que cierre los ojos, abra la boca (Test de Convergencia Podal). En el test de Bassani, se colocan los pulgares en diferentes niveles de la columna vertebral y se le pide al paciente que baje la espalda. Se repite la misma maniobra colocando un tapete o foam debajo de los pies, mordiendo algodones entre los dientes, cerrando ojos. Se comparan los diferentes resultados y de ahí se concluye que captor es el que más está bloqueando el cuerpo». «Como se puede observar -prosigue- son tests nada invasivos, ni requieren de aparatología costosa. Eso sí, es necesaria la formación y práctica correspondiente».

Así, añade esta experta, «si un niño sufre una deficiencia en la acomodación y que cada vez que tiene que fijar la imagen de cerca a lejos, debe hacer tal esfuerzo que comprime hasta la musculatura del maxilar superior (donde están alojados los dientes superiores). Si además tiene el paladar estrecho y le colocamos un expansor sin haber corregido el problema ocular, el aparato tendrá que contrarrestar la fuerza de la tensión creada por la mala vista. Lo que se traduce en más tiempo de tratamiento. Y cuando quitemos el aparato, es fácil que los dientes vuelvan estrecharse ya que sigue vigente esa fuerza de compresión, como asegura la experta Eider Unamuno. En cambio, si primero educamos la vista (o colocamos gafas, según el caso) y hacemos espacio en el paladar después, como no tenemos una fuerza en contra, terminaremos antes con el tratamiento (menos tiempo de aparato) y el resultado será más duradero en el tiempo».

Niños en crecimiento

Cuando hablamos de un niño que está creciendo, insiste, «debemos andar con sumo cuidado». «Si una función del cuerpo está limitada está claro que hay que corregirlo cuanto antes. Aunque el diagnóstico diferencial lo debe establecer un experto sí que hay un indicio claro puede orientar a los padres en qué dirección comenzar». Además, «un niño con todos esos captores posturales “tocados” es fácil que presente dolor en alguna parte del cuerpo . ¿En qué momento del día sentimos ese dolor? Los dolores que nos despiertan por la noche o con los que amanecemos, suelen tener su origen en la boca, explica la odontóloga. «El sueño puede ser poco o nada reparador. Es posible que sufra de digestiones pesadas o dolores de estómago frecuentes», comenta.

Por el contrario, si nos despertamos bien pero a medida que el día avanza estamos cada vez peor o con más molestias el origen estará en pies u ojos, indica. «En este caso tendremos que comparar si el dolor disminuye en los fines de semana y festivos (el problema es de la visión) o no respeta los festivos u aumenta con la actividad física. En este último caso el origen está en los pies», concluye. Por lo tanto, concluye esta odontóloga, «cuando nuestros hijos requieren de más de una corrección lo mejor es consultarlo con un posturólogo que nos indique por dónde empezar».

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