La tartamudez, una causa de marginación entre niños

Aunque no es una característica que ponga en riesgo la salud de quien la padece, puede crear graves problemas sociales

MADRID Actualizado: Guardar
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Un gran número de casos de bullying entre niños durante la etapa escolar tienen su origen en una característica que diferencia a este de los demás, ya sea física o psicológicamente. «En el caso de la tartamudez el trastorno perjudica la fluidez del habla, lo que puede llegar a convertirse en un problema de la comunicación que afecta a la vida social, escolar y laboral de las personas que la padecen», explica Raquel Escobar, logopeda especializada en tartamudez.

A pesar de las múltiples investigaciones su origen no se ha llegado a averiguar del todo, pero por ahora «se puede descartar el pensamiento erróneo de que se trata de un desorden psicológico, ya que lo que se sabe es que su origen es neurológico», añade Raquel Escobar.

Además, su comienzo aparece de manera habitual entre los dos y los cinco años, aunque podrían darse casos más tardíos, incluso llegan a tener los primeros síntomas a los 20. Como caso aparte «existe la tartamudez adquirida tras daño cerebral», pero que no tiene que ver con el trastorno neurológico desarrollado desde la niñez.

Por otro lado, la tartamudez suele afectar del mismo modo tanto a niños como a adultos, por lo que no se aprecian grandes diferencias entre los casos, a no ser que sean las causadas por el tiempo. «La convivencia con las disfluencias a lo largo del tiempo puede causar que un cuadro simple se vea agravado», explica la experta. Por lo tanto se recomienda una intervención lo más temprano posible.

Si el tratamiento se comienza cuando el afectado aún es un niño «nos beneficiaremos de la plasticidad cerebral del menor», aclara Escobar, «en esta época el habla del niño aún no está cerrado y por tanto, todavía será más favorable a modificar los parámetros necesarios: velocidad, suavidad, volumen, estructuración y pausas, etc».

¿Existen problemas derivados?

«La Tartamudez en sí misma, salvo casos de extrema severidad que producen verdadera fatiga, no es más que una forma peculiar y diferente de hablar». El verdadero problema que puede acarrear un trastorno como la tartamudez, según esta experta, es la necesidad de un mayor tiempo para tratar de expresarse de manera correcta, por lo que esto puede derivar en problemas sociales como aislamiento, discriminación laboral o acoso escolar. Este tipo de situaciones suelen crear inseguridades y baja autoestima en las personas que las sufren.

Este desorden suele comenzar «de forma severa», con problemas de bloqueos al inicar frases, pero se va agravando una vez el niño alcanza la adolescencia, donde las disfluencias pasarán a suceder de manera más continuada y a lo largo de las intervenciones. Además, de bloqueos pueden darse otros síntomas como prolongaciones o repeticiones de sílabas o letras, y todo esto puede llevar a que la persona desarrolle «tics» o muletillas a la hora de evitarlo.

En las escuelas

Los profesores deben tener acceso a una formación continua y actualizada, para poder hacer frente a situaciones en las que cuenten con un alumno con este trastorno en el aula. Además, «el abordaje debe centrarse en procurar un patrón de habla adecuado para conseguir mejorar la fluidez. Tratar de prevenir un empeoramiento para que el cuadro sea lo más suave posible. También debemos conseguir no estigmatizar la tartamudez y tratarla abiertamente», asegura Raquel Escobar.

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