«Perdemos autoridad al repetir delante de los hijos todo lo que controlan y lo inmigrantes digitales que nos sentimos»
María Zalbidea, autora de 'Cosiendo la brecha digital', considera que no podemos escudarnos en que «la tecnología nos ha pillado ya mayores porque a ser padres se aprende cada día»
María Zalbidea es autora de 'Cosiendo la brecha digital' , un libro en el que reflexiona sobre las diferencias propias entre generaciones, y cómo la tecnología ha marcado un nuevo lenguaje, nuevas formas de ver la vida y de entender el mundo, lo que provoca que los padres tengan que hacer un nuevo esfuerzo por comprender.
Según datos de la agencia de Naciones Unidas para la comunicación y las nuevas tecnologías, tan solo un 58,7% de la población mundial tiene acceso a internet. Esta desigualdad en el acceso a internet y las nuevas tecnologías se conoce como «brecha digital» y afecta a una parte muy importante de la población mundial.
Sin embargo, para esta autora, la brecha digital que quiere coser en las familias « es aquella que nos distancia de nuestros hijos en cuanto al uso de la tecnología ». Explica que cada uno tiene que ir descubriendo en su casa, su familia, su hogar, si es necesario o no coser la brecha digital que le separa de sus hijos y cómo de profunda es. La tecnología ha marcado esas distancias que en muchos casos se llama Instagram, Google Drive, TikTok, o Twitch y que los padres debemos ponernos las pilas para que no nos pillen en modo off.
¿Cómo determina las relaciones con los hijos el hecho de que vean que sus padres no dominan estas herramientas y les vean más vulnerables?
Creo que perdemos un poco de autoridad cuando repetimos tantas veces delante de ellos todo lo que controlan y lo «inmigrantes digitales» que nos sentimos con las redes sociales e internet en general. A mí me gusta decirles a los padres que piensen que tenemos mucha más experiencia de vida que ellos y lo tienen que saber nuestros menores para que no acampen en las redes sin referentes. Si no sabemos sobre algo concreto tenemos recursos: debemos preguntar a los expertos, analizar y así aprender sobre sus herramientas, su forma de comunicarse, tratar de entender su manera de divertirse en digital..., pero sobre todo conectar con lo que a ellos les gusta, les hace vibrar. De esta forma, podremos protegerlos porque conoceremos qué tienen en el corazón y cómo son los espacios en los que se mueven. No hace falta dominar, pero sí hacer un ejercicio de responsabilidad paterna y conocer dónde están nuestros hijos en la red.
¿Es imprescindible que los padres se pongan las pilas digitales? ¿Por dónde empezar, si es así?
La clave creo que está en que tengan buenos referentes, buenos blogs que leer, plataformas con contenido que les ayude, leer un libro que inspire... Es muy recomendable que los padres tengan a dónde acudir para aprender a interpretar la realidad. Esa es un poco mi misión cuando me enfrento a las sesiones o cuando me he planteado este nuevo libro. Mi “propósito” ha sido y será siempre abrir los ojos a los padres y echarles una mano en la educación de sus hijos en esta era digital de una forma ilusionante y asequible.
«Debemos formar parte de su vida analógica y digital. Por eso, te animo a que tu cabeza haga el “click” necesario para que te creas que es posible, que tienes capacidad para ello porque te mueve el amor a tus hijos y eso puede con todo»
¿Hay que mantener a raya la barrera entre la vida online y offline de los hijos, o es una batalla perdida?
Como padres y educadores no podemos dejar de lado su forma de vivir en digital. Las barreras entre la vida online y offline han desaparecido para ellos.
Viven una sola vida y debemos formar parte de ella, de su dimensión analógica y digital. Por eso, te animo a que tu cabeza haga el “click” necesario para que te creas que es posible, que tienes capacidad para ello porque te mueve el amor a tus hijos y eso puede con todo.
Pienso que para ellos ya no hay una vida online y otra offline: es una misma vida pero que tiene distintas manifestaciones. Es bueno que haya coherencia en su forma de actuar porque de verdad entienda que es una única vida. Que lo que pasa en su día a día y en su dimensión más analógica afecta a su yo más online y viceversa.
Los niños y los jóvenes están acostumbrados a tener todo de inmediato, ¿debemos esforzarnos en intentar retrasar la gratificación inmediata? ¿Por qué?
Lo que tenemos que procurar es que los «niños Amazon», como yo les llamo, aprendan el valor de la espera, que creo que durante el confinamiento algo hemos aprendido todos a esperar. En esta era de la inmediatez, de conseguirlo todo ya, del acceso a infinidad de contenidos, de información, en esta sociedad en la que te descargas una aplicación y puedes pedir desde tu casa que alguien te compre unas tiritas en la farmacia y te las traiga en su bici, se hace más necesario que nunca educar a nuestros hijos en el valor de la espera.
Esta generación de «niños Amazon» crece en una sociedad que tiene acceso a todo a través de un solo click, sea un capítulo de Netflix de su serie favorita, sea el vocabulario de inglés que envía un amigo por WhatsApp, una foto en tiempo real de las hazañas de sus vacaciones o la compra de un regalo que llega al día siguiente a tu casa.
¿Qué supone que los niños prefieran resolver sus dudas con papá Google, en vez de con el padre o madre que tienen delante?
Tienen a su alcance infinidad de formas de obtener información por eso es más importante si cabe que nosotros seamos sus interlocutores. Que no le pregunten a Siri o a Google lo que quieras explicarles. En esta era digital tiene gran importancia adelantarse, conversar mucho con nuestros hijos, hablar sin tapujos de todo lo que necesiten y vayan preguntando... y para eso hay que fomentar espacios de conversación desde que son pequeños. Para que cuando sean adolescentes y tengan un enfado en una red social vengan a contárnoslo y no hagamos un drama, sino que seamos capaces de ayudarles y acogerles. Debemos intentar ser su «Google» más fiable.
¿Pueden los padres coger las riendas de la educación tecnológica de sus hijos en cualquier momento o a una determinada edad ya es tarde?
Que va, hay que dejar nuestro yo más analógico y ponernos las pilas cuanto antes. En el momento vital que estés. Siempre es buen momento para comenzar. Cada uno debe dibujar su proyecto y su plan estratégico familiar en el momento que sea, con la edad que tenga y la que tengan sus hijos. No nos escudemos en que nos ha pillado ya mayores, a ser padres se aprende cada día porque cada día es un desafío y una aventura nueva.
¿Qué impacto tiene la tecnología en la vida familiar?
Vivimos una época de disrupción en muchos aspectos de la sociedad y qué duda cabe que la tecnología ha transformado también la familia. Con este libro pretendo que sea una conversación con uno mismo en el que reflexiones qué papel juega en tu vida y en tu familia la tecnología y qué papel quieres que juegue. Para muchos, la tecnología es un elemento que ha facilitado muchas cosas y les ha unido más y, para otros, desgraciadamente es fuente de conflictos continua. Sólo si cada uno se para a pensar qué rol está jugando en su día a día y en la de sus hijos, será capaz de avanzar con esfuerzo pero con amor que al final es lo que nos mueve a los padres. Tenemos que creernos que nuestros hijos van a comerse el mundo en analógico y en digital y debemos prepararles para ello.
¿Qué hacer con esos hijos que si no tienen pantallas en sus ratos libres se aburren, no saben qué hacer?
Cada vez hay más expertos que recomiendan que los niños se aburran: la creatividad brota en ellos en esos momentos en los que no saben qué hacer y su cerebro se activa. Es verdad que en esta sociedad nos cuesta dejar que se aburran, nos hace pensar que somos malos padres y nos hemos convertido en animadores culturales de nuestros propios hijos que solo preguntan qué plan tenemos hoy. Dejemos que resuelvan esos momentos de aburrimiento sin pantallas y admiremos también su capacidad para hacer brillar su creatividad. Démosles espacios de aburrimiento y esa oportunidad de conectar con ellos mismos y su entorno.
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