Pedro García Aguado: «Proteger a un menor es saberse también sus contraseñas»

La Fundación Mahou San Miguel y la Fundación «Lo que de verdad importa» presentan la tercera edición de Kliquers

MADRID Actualizado: Guardar
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Si hay alguien capaz de mantener en vilo a más de 1.000 alumnos de educación secundaria de 15 colegios madrileños ese es Pedro García Aguado. El campeón del mundo de waterpolo y coach es el conductor de Kliquers.org, un proyecto de educación en valores impulsado por la Fundación Mahou San Miguel y la Fundación «Lo que de verdad importa» que consigue que estos chicos disfruten trabajando y aprendiendo sobre asertividad, respeto y empatía, y obtengan herramientas para afrontar situaciones como el acoso escolar y la gestión del éxito y el fracaso. «La vida —asegura este deportista olímpico—, puede ser mucho más fácil de lo que te la pintan».

—Una de las cosas de su conferencia que más llaman la atención es cuando explica que uno puede fracasar siendo literalmente el campeón del mundo.

—Las cosas no llegan siempre de la manera que uno quiere. Ni el éxito ni el fracaso son lo que parecen. El éxito es intentar mejorar en todo lo que te propones, aceptar retos cada vez más importantes, tener reconocimiento social de haber alcanzado un determinado nivel. Y tiene connotaciones públicas, mientras que el fracaso nos presenta la otra cara de la moneda. Sucede entonces que algo esencial se ha torcido. Es una experiencia más bien privada, se vive con tristeza, desilusión... Muchas veces, para llegar al éxito, pagamos un precio demasiado alto. Pero el fracaso enseña lo que el éxito oculta. El fracaso es necesario para la maduración de la personalidad. Siempre es algo superable, que debería convertirse en el punto de partida de renovación y aprendizaje. Por lo general, enseñan más las derrotas.... Las personas que asumen sus derrotas son las personas perseverantes, con voluntad incansable, que no dejan de luchar, y que siempre tienen fuego dentro. Mi vida está llena de éxitos y fracasos. La diferencia estriba en que cuando me vi en lo más hondo no me quedé de brazos cruzados.

—¿Cómo consigue que los chicos comprendan este mensaje?

—Les digo que la buena suerte no surge espontáneamente, sino de una mezcla de talento, esfuerzo y descaro. De no rendirse cuando tropiezan. Lo que les digo a los chicos que sufren acoso, bullying... es que se le puede dar la vuelta a la película y ser el campeón de todo. Cualquier chico puede ser el campeón de su propia película. Que nadie diga que no valen, que no van a conseguir nada en la vida... Eso es mentira. Lo importante es no tenger miedo a lo que digan los demás, lo más importante es lo que se digan a ellos mismos.

—El tema de las drogas es espinoso, pero en estas conferencias se afronta de una manera muy directa.

—Es importante que lo entiendan. No voy a dar consejos a nadie, pero si me gustaría que después de escucharme no cometieran los mismos errores que yo cometí. En mi caso, pensé que no tenía ningún problema, que era el campeón olímpico, y por tanto, el amo del mundo. Bebía, y no me caía al suelo. Pensaba que controlaba. Pero lo que de verdad había pasado es que me había vuelto tolerante, y que cada vez requería mayores dosis de todo. Con el consumo puede parecer que mejoran las relaciones sociales, pero lo que está sucediendo es una distorsión de la realidad. Lo que ocurre es que se tiene cero conciencia del riesgo, lo que conlleva no poner medidas en las relaciones sexuales, que puede haber embarazos no deseados, transmisión de ETS.... Los chavales también tienen que comprender que su cerebro no termina de desarrollarse en tamaño y forma antes de los 21 años. Esa es la parte prefrontal del cerebro, y también precisamente la que sale más dañada con el consumo de estupefacientes. Por eso les digo, simplemente: Vigilad. Es vuestro cerebro el que está en juego. Y es importante saber bajarse de ese tren. No todo el mundo sabe.

—Pero también habla de que hay un perfil de jóvenes más proclive a caer en las drogas.

—Sí. Algunos tienen miedo de no ser aceptados, piensan que no son capaces, y viven marchitándose en absurdas comparaciones. A esos les diría que no perdiesen el tiempo, y que sacasen el descaro para mostrar que son iguales a sus compañeros.

—¿Qué consejos le daría Pedro García Aguado a un chico que lo está pasando mal?

—Lo resumiría en la conversación que tuve conmigo mismo. Valentía para reconocer que se tienen problemas o que se está pasando mal, en lo que sea, en el consumo, en las relaciones personales, en que te están acosando... Valentía para sacarlo a la luz y humildad para dejarse ayudar. Porque los chicos también deben saber que solo no se puede. Deben saber todo lo que hay que hacer para dejarlo de verdad, no de boquilla. Eso supone una serie de pautas restrictivas durante un tiempo, indispensables para luego tener una vida normal. Pero lo lógico es que los chicos se preocupen, porque piensan que van a dejar de ver a sus amigos, a dejar de salir... Y es verdad. Durante un tiempo eso es lo que va a ocurrir. Pero si quieren dejar de consumir, habrán de hacer todo aquello que les diga el terapeuta para dejarlo, pero sobre todo, ser humildes y hacer caso... Hay que tener valentía para reconocerlo y humildad para seguir las pautas.

—En el tema del acoso, del bullying... ¿qué responsabilidad tiene la familia?

—Hay una dejadez absoluta en muchos hogares, que se resuelve con una frase que utilizaron en una campaña contra las drogas en Tenerife que se resume en: «Estate pendiente». Tú eres el adulto. La gente se limpia las manos y se escuda en «el derecho de intimidad». No.... Perdona, la obligación de proteger a tu hijo que es menor la tienes tú como padre. Si el menor está bajo tu potestad, tienes la obligación de protegerle, y protegerle es saberse sus contraseñas, saber con quién habla, que sean públicas sus conversaciones, que puedas acceder a sus fotos... Así evitarás que acose o que sea acosado. Ser padre o ser madre significa eso. No significa el hecho de tener un hijo y llevarlo guapo.

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