Parto respetado: «Parir en una sala bonita y no en un quirófano reduce el miedo en el parto»

Emma dio a luz a su segunda hija en la Maternity Room del Hospital La Salud (Valencia)

Carlota Fominaya

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El nacimiento de la pequeña Liv fue muy distino al de su hermana Inés, tres años mayor. Emma no quería dar a luz a su segunda hija en un quirófano, y optó por probar la opción que le recomendó su ginecóloga: Seguir un «parto respetado» en la llamada «Maternity Room» del Hospital La Salud (Valencia). Se trata de una sala de dilatación de bajo riesgo y de parto que ofrece la posibilidad de disfrutar de un parto natural, humanizado, mínimamente intervenido y donde se trata de respetar los tiempos y las decisiones de la mamá.

La sala se ha diseñado para que la embarazada se sienta en un entorno cálido e íntimo, lo más parecido posible a su casa con el objetivo de favorecer una experiencia de parto que abarque los cinco sentidos. Cuenta con cromoterapia y regulador de intensidad de luz, difusores de aceites esenciales para favorecer la relajación y música que cada persona podrá elegir. Además, el hospital permite que la mamá esté acompañada de la persona o personas que ella quiera. En el caso de Emma, su pareja «fue el DJ del parto» , como ella misma explica.

Con Liv, todo fue muy diferente, «pese a que los dos fueron estupendos», reconoce esta mujer. La mayor diferencia para Emma es no estar en un quirófano aséptico. «La experiencia de poder parir y hacer toda la dilatación y el expulsivo en una misma sala, la verdad es que transmite mucha tranquilidad y reduce el miedo que puedas sentir en una situación como esta. Que el espacio no te asuste, no tener miedo, creo que ayuda a que todo salga bien. Todo fue muy bonito». A su juicio, estar en una sala tan acogedora, en un momento tan complicado, facilita las cosas», apunta. Así lo corrobora Gustavo, para quien también fue «especial, diferente, único. La sala inspira mucha ternura, te quita un poco esa imagen fría del hospital, y la verdad es que un ambiente así te permite tener una relación mucho más bonita con tu pareja e incluso con el bebé».

Liv, que en sueco significa Vida

Otra de las grandes ventajas del parto respetado fue para Emma poder elegir el grado de anestesia. «En el primero pedí mucha epidural y no sentía las piernas. En esta última vez, en cambio, las pude sentir y disfrutar un poco más del momento. Si consigues relajarte y disfrutarlo, es un momento bellísimo que solo vives pocas veces en tu vida», relata. Otra de las ventajas que Emma cree que tiene optar por un parto respetado es que supone un buen comienzo para la lactancia. «Con Liv he estado casi nueve meses, la verdad es que ha sido todo fantástico. Tanto que al salir dije que quería otro niño», comenta entre risas. «Una experiencia 100% recomendable», concluye casi al unísono esta pareja.

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