Padres ante el estrés de las vacaciones escolares: «¿Y qué vamos hacer ahora? ¡Y yo qué sé!»

Según un estudio, 6 de cada 10 progenitores acogen con angustia el inicio de las vacaciones escolares. Para la mitad, esto es así por la dificultad de organizar la logística de todos los días sin colegio, y para el 10% restante por el hecho de convivir con los niños las 24 horas del día

teletrabajar con los niños de vacaciones es una tarea complicada para las familias
Laura Peraita

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Juanjo tiene dos hijos de 8 y 10 años que acaban de empezar sus vacaciones escolares. Él no muestra ningún reparo en reconocerlo: «que los niños estén sin cole es un auténtico estrés. Es una época muy dura» . Comenta que recientemente se encontró con un amigo en la misma situación y le preguntó « ¿y qué vamos a hacer ahora?» y él contestó: «¡pues yo qué sé! ».

Cuando Juanjo, que es autónomo, se levanta por la mañana intenta no hacer nada de ruido mientras se pone a trabajar en casa para que los niños duerman todo el tiempo posible y él y su mujer, que también teletrabaja, mantengan la máxima concentración. «De repente aparece el pequeño por la habitación y te dice "quiero desayunar" . Desde ese momento ya sabes que se te ha acabado la tranquilidad porque las demandas van a ser constantes».

Asegura que el problema es buscarles diversión todo el rato «porque si no se entretienen ellos "a base de bien" —añade sarcástico dando a entender que surgen conflictos—. Al final les permitimos hacer cosas que no deberían como abusar del tiempo de uso de la tecnología , algo que intentamos tener muy controlado durante el resto del año y, sin embargo, ahora nos vemos en la tesitura de permitírselo. También intentamos que bajen a la piscina de la urbanización con otros amigos, pero les enganchan tanto las pantallas que a veces ni quieren. Es una lucha la que hay que tener para que las suelten. De lo contrario se aburren, y no saben aburrirse , y acaban en riñas o interrumpiéndonos cada dos por tres en nuestro trabajo. No son aún conscientes de que estamos trabajando, viven en su mundo, nos ven con las pantallas y no saben lo que hacemos».

Asegura que el colegio durante el curso escolar «es una bendición» porque cuando están de vacaciones, además, «hay que encargarse de prepararles la comida cada día». «Cuando terminamos la jornada laboral, aunque los autónomos pasamos casi todo el día pendientes del trabajo, estamos con los niños un rato en el parque o en la piscina, pero tampoco demasiado porque hay que organizar la casa, preparar cenas y comida del día siguiente ... Por lo general, mientras estamos en la cocina, se las ingenian para coger otra vez sus pantallas y, como están de vacaciones, se creen que pueden estar hasta las tantas, por lo que solemos tener algunas peloteras nocturnas ».

Cuando estos padres se cogen las vacaciones la cosa cambia, «aunque ya venimos de mes y medio de vacaciones escolares —puntualiza—. Por lo general, en la playa se entretienen mucho, aunque nuestro descanso no es total porque a pesar de que mi mujer y yo estemos en la tumbona hay que estar pendientes de ellos, de sus juegos o riñas, pero el hecho de no estar bajo la presión de los horarios laborales hace mucho, y las cosas se toman de otra manera más relajada».

«Un 36% se organizan entre ambos, como en una carrera de relevos, para cubrir casi todas las vacaciones escolares, y un 44% recurren a diferentes alternativas para dejar atendidos a los niños mientras ellos trabajan»

El caso de Juanjo parece que es el que viven muchos padres. De hecho, el último informe de Lingokids apunta que 6 de cada 10 progenitores acogen con estrés el inicio de las vacaciones escolares . Para la mitad de las familias, esto es así por la dificultad que les supone organizar la logística de todas esas semanas sin colegio, y para el 10% restante, por el hecho de convivir con los niños las 24 horas del día. Solo en un 20% de los casos, uno de los progenitores dispone de todo el verano libre para atender a los niños. Del resto, un 36% se organizan entre ambos, como en una carrera de relevos, para cubrir casi todas las vacaciones escolares, y un 44% recurren a diferentes alternativas para dejar atendidos a los niños mientras ellos trabajan.

Los campamentos son la opción más elegida : más de la mitad de las familias (56%) han contratado uno para sus hijos este verano, y un 22% de ellos son en inglés, para mezclar la diversión con el aprendizaje de este idioma. La segunda alternativa más común es la de recurrir a abuelos u otros familiares (35%), mientras que solo un 9% se decide por contratar a una persona para que les cuide.

Kasia: «tengo un gran estrés y sentimiento de culpabilidad porque no estoy ni al 100% con el trabajo ni con mi hijo»

Kasia, madre de un pequeño de cinco años, ya siente el estrés de no saber cómo atender a su hijo estas vacaciones mientras ella trabaja a tiempo completo. «Cierto es que estoy teletrabajando, lo que es todo un privilegio, pero antes contaba con una persona que nos ayudaba y ahora no. Además del estrés, tengo un gran sentimiento de culpabilidad porque no estoy ni al 100% con el trabajo ni con mi hijo. Desde que se levanta, cada dos por tres se acerca a mí y me dice "quiero comer" o "mira esto", "dame lo otro" ... Creo que no paso más de una hora seguida tranquila y concentrada sin interrupciones. Esto me genera mucho estrés, culpa y nervios. No tenemos posibilidad de contar con el apoyo de los abuelos por lo que, al final, no nos quedará más remedio que apuntarle a un campamento urbano».

Mientras tanto, asegura que intenta que su hijo no se enchufe a las pantallas «ese es mi último recurso», matiza. En este sentido, el informe de Lingokids apunta que el 62% de los padres estiman que sus hijos pasarán de 1 a 3 horas utilizando dispositivos electrónicos durante sus vacaciones, y un 13% calcula que serán 4 horas diarias o más. En cuanto al uso principal que harán de estas pantallas, el 57% de los progenitores piensan que se decantarán por ver películas o dibujos, un 39% cree que verán principalmente vídeos, y un 23% aventura que dedicarán la mayor parte de su tiempo de ocio digital a jugar a videojuegos, solos o compitiendo en línea con amigos.

Esta madre, sin embargo, se esfuerza para que su pequeño pinte y juegue con piezas de construcción «que le encantan y, a veces, ve dibujos en la tele». Cuando Kasia termina su jornada laboral a las 18.00 horas se dedica en pleno a su hijo en la piscina o con alguna actividad. Está deseando tener vacaciones porque «eso ya es otra cosa». Asegura que «sin horarios laborales ni escolares ya podremos disfrutar juntos y me quitaré todas esas malas sensaciones para poder disfrutar en familia».

«Esta situación no es para siempre, es puntual»

Ante la desesperación de las familias por las vacaciones escolares, Rocío Ramos-Paúl , psicóloga y autora de libros como "Un extraño en casa" o "Niños desobedientes, padres desesperados", pide un poco de calma. «Lo primero que deben tener en cuenta los padres es que esta situación no es para siempre, es temporal de varias semanas, tiene fin y, después, vendrán las vacaciones todos juntos y, de nuevo la vuelta al cole. Partiendo de ahí hay que intentar tener tranquilidad mental».

También aboga esta experta por explicar a los hijos que tiene que concentrarse en el trabajo, como ellos cuando tienen un examen y «cuantas menos interrupciones tenga, antes acabará para poder disfrutar después de más tiempo juntos. Es muy conveniente enseñarles que en la pantalla de trabajo no hay dibujos, ni juegos porque los niños se inician en la tecnología con esta idea. Deben aprender que en el ordenador de los padres hay cosas muy serias».

En este sentido, también recomienda aprovechar momentos, como la cena, para transmitirles que ese día ha sido muy duro laboralmente y explicarles en qué consiste su trabajo porque muchos hijos desconocen a qué se dedican sus padres.

Rocío Ramos-Paúl parte de la base de que el aburrimiento es bueno para los niños porque estimula su creatividad y les ayuda a encontrar un entretenimiento y añade que «igualmente es muy positivo que, según las edades de los pequeños, se les pueda indicar que realicen algunas tareas de casa. Cualquier situación puede resultar educativa», indica.

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