«No teníamos mucho en la nevera: solo había comida hasta el martes»

Ángel Bermúdez, padre de familia de dos niños de 10 y 15 años, relata cómo han vivido el paso de Filomena y sus consecuencias

La hija de Ángel estudiando en su habitación ABC
Ana I. Martínez

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Ángel Bermúdez reside en la localidad madrileña de Alcorcón. Es padre de dos niños de 15 y 10 años y reconoce que cuando la Comunidad de Madrid anunció que suspendía las clases presenciales hasta el 18 de enero tras el paso de Filomena , fue inevitable acordarse del confinamiento vivido a principios del pasado año. « Es muy parecido y encima no salimos de casa por el frío », cuenta.

Él y su mujer trabajan. Aunque ella sí ha tenido que seguir desplazándose físicamente a su lugar de trabajo, él ha podido desempeñar sus tareas profesionales desde casa. «Yo teletrabajo algunos días en semana. Sin embargo, esta semana voy a poder hacerlo todos los días porque tengo la suerte de tener dos compañeros de trabajo que no tienen hijos : son ellos los que van a desplazarse», cuenta a este diario. « Si no fuera así, tendríamos que dejar a los niños solos en casa , como ya hemos hecho alguna que otra vez. ¡Menos mal que ya son mayores! -suspira- Tan solo hace falta que la noche anterior les dejemos la comida hecha para que solo tengan que calentársela».

La ventaja con la que también cuenta esta familia es que ya están hechos a las clases online . «En los institutos, las clases son semipresenciales así que mi hijo ya sabe lo que es. Él es totalmente independiente. A la pequeña, por su parte, le están mandando pequeños trabajos esta semana que tiene que enviar completados al profesor».

Por todo ello, Ángel cree que son unos afortunados y quita importancia a cuestiones que, sin embargo, agobian y mucho a otros progenitores, como el hecho de no haber tenido la nevera llena cuando, de repente, las clases se suspendieron el lunes. « Es verdad que no teníamos mucho en la nevera: solo había comida hasta el martes . Y durante el fin de semana pudimos comprar leche y otros cuatro imprescindibles que nos faltaban en algunos establecimientos del barrio», explica. Eso sí, reconoce que vio a gente comprando como si el mundo se fuera a acabar . «Tampoco es para eso ¿no? Con comprar un par de litros de leche vale, no cajas enteras y dejar a la gente sin nada», reflexiona.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación