Lucas, el niño prematuro que nació mientras Pedro Sánchez decretaba el Estado de Alarma

La enfermera que lo cuidó en la UCI durante 49 largos días le ha escrito una bonita carta por su primer cumpleaños

Carlota Fominaya

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Hoy se cumple un año de la llegada intempestiva de Lucas a este mundo. Ocurrió justo en el momento en que toda España estaba pegada al televisor, sin aliento, viendo al presidente Pedro Sánchez decretar el Estado de Alarma y anunciar el comienzo del confinamiento estricto que duraría meses para todo el país. Alina y Stefano, padres de este niño que hoy celebra su primer aniversario, recordarán para siempre este día de otra forma. Quizás como uno de los más bonitos de su vida, aunque también muy delicado. Lucas nació prematuramente con 28 semanas, que ellos vivieron con cierta angustia. Durante aquellos meses extremadamente difíciles, le robó el corazón a Susana Rivero, la enfermera de la UCI Neonatal del Hospital Universitario Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares (referente para todo el Este de Madrid), donde quedó ingresado durante 49 larguísimos días.

Así lo relata ella, en una emotiva carta que le ha escrito por su cumpleaños, al igual que hizo cuando nació y cuando le dieron el alta . «Jamás olvidaré el día que te conocí. Salir a la calle con el vello de punta ante la más absoluta soledad. Salir a unas calles vacías, desiertas de gente. El miedo, la tristeza, la desconfianza, el deber del trabajo que elegí por pura vocación. Sentimientos encontrados. Llegar al hospital y escuchar a mis compañeras cómo contaban el cambio de turno: 'en el box 1 de la UCI está Lucas. 28 semanas, hoy está en 980 gramos' »... Esta profesional rememora ahora lo extraordinario de la situación: «Quizá fue la esperanza, que llegaba a mi vida en forma de una pequeña persona. Quizá fue algo o alguien que te puso en mi camino para poder mirar al futuro y ver que algún día habría una salida para todo lo que estábamos viviendo». «Has sido para mí un rayo de luz que amanecía entre la oscuridad de una sociedad sumida en el miedo y en la desesperanza», reconoce esta profesional. «Creo -apunta- que me refugié en la alegría que nos dió, a pesar de que estuvo muy malito, era genial verlo crecer. Ver la alegría dentro de la desgracia».

De hecho, así sigue su emotiva carta: «Has cambiado mucho en este año, pequeño, en un año en el que todos hemos cambiado mucho» , reflexiona, mientras hace una similitud entre los hitos logrados por este pequeño a lo largo de sus primeros doce meses de vida y lo vivido durante la pandemia. «Porque cuando tú conseguías ponerte de pie, muchos enfermos volvían a hacerlo, tras meses postrados en una camilla de hospital. Porque cuando tú comenzaste a mostrar tus primeras sonrisas, muchas personas sonreían al volver a encontrarse con otras a las que no veían desde hacía meses. Mientras tú conseguías ponerte de pie, muchos enfermos volvían a hacerlo, tras meses postrados en una camilla de hospital. Y a la vez, otras personas conseguían levantarse de un estado de miedo y amargura que les mantuvo durante semanas sin ganas de hacerlo. Mientras tu pequeña boca probaba la comida sólida, cientos de pacientes volvían a degustar el sabor de un plato, tras meses siendo alimentados por una sonda colocada en su nariz. Mientras tú balbuceabas tus primeras sílabas, muchas personas aprendían a hablar ocluyendo con el dedo el orificio de su garganta, ese que en su día les ayudó a respirar cuando sus pulmones no podían hacerlo por sí mismos», continúa la misiva.

Esta enfermera no puede evitar mirar al niño y ver el reflejo de todo lo vivido. «Esa sonrisa me da la vida. Y sueño con el día en el que poder darte un beso, en el que poder abrazarte sin culpa, y hacerlo también con tus padres, ahora que sé que este lazo llamado Lucas nos mantendrá unidos de por vida». De hecho, reconoce que, a pesar de estar en permanente contacto, «no nos hemos visto tantas veces como hubiésemos deseado». «Solemos quedar al aire libre para vernos un ratito en el parque, con todas las medidas de seguridad del mundo», reconoce. «Me sorprende cómo me mira y sonríe, a pesar de que no ves la sonrisa en mis labios, ocultos tras la permanente mascarilla», dice Susana.

«Es un niño súper feliz» , confirma Alina, su madre, «a pesar de que está creciendo en un mundo muy diferente al que todos conocíamos. Lucas es muy luchador». Hoy pesa 8 kilos y es súper alegre, en la guardería me dicen que no para, literalmente. Todo el día de pie y mirando el mundo». «Estamos muy felices», corrobora el padre. «Lo único que empaña nuestra alegría es que los abuelos maternos, que residen en Rumanía, no conocen al niño todavía, y que mi madre no puede estar con su primer y único nieto, porque vive en Italia», alega Stefano, el padre.

Mientras tanto, Susana Rivero entiende que algún día Lucas sostendrá esta misiva y las cartas que le escribió nada más nacer y tras recibir el alta , el pasado año. «Supongo que aún quedan muchos años, serán tus padres los que elijan el momento adecuado. Quizá ni siquiera ese día comprendas todas estas palabras que hoy escribo, pero deseo poder tener la oportunidad de explicártelas yo misma. Porque el mundo no era el mundo que todos conocíamos en el momento en que decidiste nacer. Porque un virus hasta entonces desconocido nos ponía a prueba como jamás antes hubiéramos podido imaginar . Porque vivíamos la vida como si no fuese nuestra, encerrados en nuestra casa y en nosotros mismos. Porque llegaste al mundo para quedarte y cambiar nuestra forma de ver la vida. Feliz cumpleaños pequeño. Sigue siendo siempre tan valiente. Te quiero mucho ».

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