Javier Urra

«La sociedad se preocupa mucho por los adolescentes, pero no se ocupa de ellos»

Los jóvenes con Trastorno del Espectro Autista (TEA) tienen más riesgo de convertirse en víctimas de la coacción y el abuso sexual

S. F.

Un 25% de la población mundial tiene en estos momentos entre 10 y 24 años , un periodo que es el de «mayor aprendizaje para la vida, una época difícil» en la que los seres humanos son propensos «a padecer desórdenes mentales como la ansiedad, la depresión, el abuso del alcohol y otras sustancias y trastornos de conducta alimentaria», según señaló María Concepción Guisasola, coordinadora científica de las Jornadas Científicas de la Fundación Alicia Koplowitz.

En dicho evento, la doctora Susana Monereo habló de los cambios hormonales profundos que se producen en esta etapa de la vida y que «van a ser decisivos en la adquisición del cuerpo de adulto con caracteres sexuales, la fertilidad, la personalidad». Resaltó que uno de los principales problemas es la definición de la edad en la que ocurren esos cambios y advirtió sobre dos alteraciones que se están detectando, la pubertad retrasada , «que afecta fundamentalmente a varones», y la precoz , «que aparece principalmente en niñas». Y dejó sobre la mesa una cuestión polémica que ha surgido en los últimos tiempos, como es el tratamiento de la disforia de género en niños en la pubertad, antes de que aparezcan los caracteres sexuales definitivos.

Su compañero de panel, el doctor Javier Urra , subrayó que «la sociedad se preocupa mucho por los adolescentes, pero realmente no se ocupa de ellos, no les da opciones, no les motiva, no les atiende ». En este sentido, incidió en el «enfrentamiento con el exterior» y los riesgos de adicciones que se producen en esta etapa de la vida. Como ejemplos, citó la ludopatía, el sexo sin amor , el coqueteo con las drogas, la pertenencia a grupos asociales o el inicio de los trastornos de alimentación y las conductas transgresoras.

Como la violencia filio-parental, «esa patología del amor de quienes quieren quererse y no saben hacerlo », los trastornos límites de personalidad, las depresiones, el déficit de atención con hiperactividad e, incluso, el suicidio. Pero, avisó que «nadie quiere abordar el tema del psicoticismo en niños o la psicopatía». Y recomendó que «bien haremos en describir la realidad, afrontarla y, en ocasiones, prevenirla».

Violencia contra la mujer

La profesora Verónica de Miguel expuso la V Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2015 del CIS, de la que destacó que las mujeres jóvenes sufren menos violencia sexual o económica , pero más psicológica que las mayores, el 32,3% frente a un 24,6%. «Casi una de cada cinco mujeres jóvenes manifiesta haber sufrido violencia de control de su pareja actual», añadió. Al mismo tiempo, las mujeres jóvenes se ven más afectadas por la reincidencia de sufrir violencia de género por parte de más parejas. Pero como aspecto positivo subrayó que éstas acaban con la relación de violencia con más frecuencia que las mayores (77,7% frente a 66,4%). Y también que las que poseen mayor nivel académico tienen menor probabilidad de haber sido víctimas de violencia de género.

Quienes asumen más riesgo de convertirse en víctimas de la coacción y el abuso sexual son los adolescentes con Trastorno del Espectro Autista (TEA), según la doctora Rosa Calvo. «También puede ser frecuente que no adviertan lo inadecuado de su comportamiento sexual, llegando a realizar requerimientos insistentes o tocamientos inapropiados », apuntó. Precisamente, la sexualidad es algo que preocupa a los padres, pero que tienen dificultades para abordar, «por ello expresan la necesidad de apoyo para educar a los adolescentes autistas sobre el funcionamiento psicosexual».

En este sentido, abogó por poner en marcha programas de intervención sobre sexualidad específicos para adolescentes con TEA. La doctora Calvo mostró también las conclusiones de las investigaciones más recientes sobre sexualidad en autismo, así como los resultados de distintos programas de intervención, deteniéndose especialmente en el estudio piloto desarrollado en el centro donde ella trabaja y basado en un protocolo de intervención psicosexual holandés.

Asimismo, la doctora Laia Villalta, puso de relieve que «existen pocos datos sobre las consecuencias a corto y medio plazo de la agresión sexual en jóvenes », a pesar de que supone una experiencia traumática grave. Utilizó datos de un estudio que está siguiendo a adolescentes víctimas de agresión sexual atendidas por clínicas londinenses para demostrar que «hasta un 80% de las víctimas presenta algún tipo de trastorno psiquiátrico y más de la mitad varios trastornos co-mórbidos». Otro de los datos obtenidos por el estudio es que un 88% de los adolescentes muestra síntomas de disregulación emocional tras un trauma sexual, «siendo la prevalencia de Trastorno por Estrés Postraumático Complejo de hasta un 40%».

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