¿Qué hacemos con los niños en julio?

No hay una única receta y los padres deben confiar en ellos mismos, apuntan los expertos

S. F.

Llegan las largas vacaciones escolares y muchas familias sienten inquietud e incluso culpabilidad por tener que "«aparcar" a sus hijos -especialmente si no se cuenta con abuelos desinteresados-, aunque la actual oferta de actividades para ellos, tal y como recoge Efe, es muy amplia: idiomas, deportes, cocina, robótica o voluntariado.

«No hay una única receta y los padres deben confiar en ellos mismos» a la hora de elegir los mejores planes para sus hijos, siempre dependiendo de «las prioridades de cada familia», afirma a Efe la profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC) , Amalia Gordóvil.

Si los padres trabajan, dejarles con los abuelos «es fantástico si estos también están cuidados» , pero los campamentos y las escuelas de verano son una buena opción para que niños y adolescentes «desarrollen todas las habilidades socioemocionales», argumenta.

Lo harán «fuera del entorno rutinario del "cole"», ya que todo el rato deberán compartir con otros niños, comer lo de los demás y podrán descubrir otras facetas de ellos por sí mismos. También se volverán más autónomos al comprobar que son capaces de pasar unos días fuera de casa.

Beneficios para padres e hijos

Gordóvil destaca que a veces los miedos y ansiedades que pueden sentir los menores a estar lejos de su familia provienen de los propios padres, algo que «bien gestionado se puede reconvertir en ilusión».

Sobre qué elegir entre tanta oferta, fuera o dentro del país, esta experta aconseja no estresarse a pesar de «la tendencia» actual de los padres a preguntar todo para intentar ser los más perfectos posibles.

Recomienda buscar aquello que sea accesible económicamente para la familia o aquello que motive más al niño pues «irá con más ganas, lo va a pasar mejor y conocerá a amigos con sus mismas inquietudes».

Apuntar a los hijos a una actividad veraniega tiene, además de para ellos, «beneficios para los padres». «No deben sentirse culpables por aparcar a los hijos unos días»: ganan un poco de tiempo libre o tranquilidad al saber que están pasándolo bien. «Si tu hijo vuelve y te encuentra más relajado también es bueno para él», sostiene esta doctora en Psicología.

Campamentos inclusivos

Actividades solidarias, inclusivas y de voluntariado son asimismo interesantes para todos, incluidos los adolescentes que han tenido dificultades en el curso o problemas de conducta, ya que «experiencias alejadas del día a día sitúan en la realidad y en aprender a relativizar todo un poquito», añade Gordóvil.

Y es que los campamentos inclusivos son otra buena forma de seguir educando . Prueba de ello son los que organiza la ONCE desde hace más de 30 años, asistiendo tanto a chavales con discapacidad visual afiliados como a no afiliados, pues se pueden apuntar hasta un 50 % de hermanos, amigos y también hijos de trabajadores.

Es todo «un ejemplo de inclusión», subraya a Efe el jefe del departamento de Atención al Mayor, Juventud, Ocio y Deporte de la ONCE, Fran Maldonado, que explica que alrededor de unos 600 menores entre 6 y 17 años disfrutan durante una semana de estos campamentos en diversos destinos de España.

Además de actividades culturales, deportivas y de naturaleza, desde el pasado año se incide en la salud y el cuidado personal con cursos de cocina que finalizan con un concurso.

«Se busca meter en harina a los chavales» porque muchos ni siquiera saben cómo se utilizan los instrumentos propios de la cocina, comenta Maldonado.

En estos campamentos tampoco falta el «goalball» -único deporte paralímpico creado específicamente para personas ciegas y con discapacidad visual- ni las «noches de miedo», recalca Maldonado, que añade que la amistad que hacen los chicos estos días es inolvidable para la mayoría.

Un verano de diversión y valores es lo que ofrecen también ONG como Cáritas Madrid y Save The Children. Cada una de ellas organiza campamentos de verano y colonias urbanas -ambas en colaboración con el programa Caixa Proinfancia- para que las familias que sufren pobreza o riesgo de exclusión no renuncien a que sus hijos disfruten de actividades de ocio en verano.

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