Disciplina positiva

Lo que ganas teniendo confianza plena en tu hijo y cero expectativas

Entrevista con María Soto, fundadora de Educa Bonito, autora de numerosos libros sobre Disciplina Positiva

Carlota Fominaya

Esta funcionalidad es sólo para registrados

«Todo va muy rápido en el cambio de paradigmas educativos y la velocidad no es compatible con la infancia . La vida en general tiene unos procesos, todo necesita espacio y tiempo. No plantas una semilla y al día siguiente tienes un árbol, de la misma forma que no podemos pretender asistir a un curso de disciplina positiva y al día siguiente tenerlo listo ya en casa. Todo esto es un proceso de cambio muy grande». Y acompañar en ese arduo camino es la propuesta que hace María Soto en su última obra, «Confianza cien expectativa cero» .

Eso sí, para realizar esa transformación «es necesario que los padres entiendan -matiza la fundadora de Educa Bonito-, que la disciplina positiva no trata de conseguir que te obedezcan sin gritar , sino que te ayuda a crear una relación de respeto mutuo, que hace que el niño aprenda porque eres inspiración, no autoridad ».

Mencionas la autoridad, pero esa forma de educar sigue siendo mayoritaria.

Sí, porque queremos respuestas rápidas, que nos hagan caso «ahora», cuando lo que necesitamos es darles o proporcionarles experiencias para que practiquen las habilidades sociales o la empatía que ya de por sí es innata en el ser humano. En mi opinión, no tienes que enseñarle con un sermón a ser empático.

¿Qué es lo que nos vamos a encontrar en este libro?

Desde la editorial me pedían una obra práctica, pero eso no es coherente. Porque por muchas herramientas prácticas que tengas, me doy cuenta como madre de que, si no tienes la base, que es la mirada, si no estás mirando, no te estás posicionando en el lugar correcto. Después de tantos años, este segundo libro es como una revisión de por qué funciona (o no) la educación positiva.

Explícame mejor esa mirada de la que hablas.

Se explicaría en dos palabras: la posición y el movimiento. Es decir, desde dónde y para qué. Si tú estás aplicando la disciplina positiva para que te obedezcan, no va a funcionar. O si tú estás aplicando herramientas de horizontalidad desde arriba, desde una posición de autoridad, tampoco.

En mi opinión, deberíamos redefinir conceptos. Estamos mirando a la infancia como seres incompletos, que necesitan que nosotros les enseñemos todo, cuando realmente la infancia ya tiene todo para crecer. Nosotros a veces con nuestro intervencionismo frenamos los procesos naturales que les llevan a crecer. Hay que acompañar, pero desde una mirada de curiosidad, precisamente la que tienen los niños. Hay que recuperar precisamente la mirada infantil, no de juicio.

Si cambias tu mirada, cambia la suya.

Es que empiezas a hablar el mismo idioma.

¿Cómo podemos lograr esa mirada infinita de la que hablas?

Para poder confiar, te tienes que liberar de las expectativas. Tenemos demasiadas creencias que nos limitan. Podría poner mil ejemplos: que si se parece a algún familiar, que si cumple algún prototipo de hijo que tenemos en la cabeza… Todos esos pensamientos nos limitan la mirada. Es más el hecho de cambiar de actitud: voy a conocer desde la curiosidad a mi hijo, no lo voy a juzgar yo.

¿Cuál es el principal problema con el que se encuentran

El problema es la separación. Todas formamos parte de un todo, y nosotras mismas nos sentimos como separadas. La sociedad se encarga de separar, de poner las cosas en blanco o negro, pero todo esta siempre fragmentado. Si tú miras a tus hijos como un todo de posibilidades, y piensas: «A mi hija no la conozco y podría ser todo lo que ella quiera», eso me ayuda a mi a liberarme de mis propias expectativas como madre.

Ni yo mismo puedo imaginarme lo que va a ser el todo. Lo que ocurre es que el concepto de madre en sí mismo está lleno de expectativas. A veces le digo a las madres que no sean “mamá” para sus hijos, sino que sean María, Carlota, Paula… Tú así les estás mostrando no lo que es ser mamá, sino la persona. No seas el personaje.

No parece fácil lograr el éxito en la aplicación de la disciplina positiva. ¿Qué observas tú en las familias que acuden a ti?

Las personas que consultan en redes, que acuden a los post, a los reels... Quizás busquen una respuesta más rápida, inmediata. En las formaciones los padres acuden de una forma más consciente, pero todavía tienen una mirada de juicio en la cabeza. Siempre les pongo el mismo ejemplo: no pueden decir que el alemán es difícil el primer día de clase. Para los alemanes, el alemán es lo más fácil del mundo. Es cuestión de tiempo, siempre.

Ser un modelo de aprendizaje es difícil en un mundo lleno de prisas, estrés, presiones laborales... ¿Le parece una excusa para ejercer la paternidad correctamente?

No es que sea una excusa, es la realidad. Muchas familias son conscientes pero no pueden cambiar su forma de actuar. De hecho, hay muchas familias que entienden que lo que es «importante es el tiempo de calidad». Pues no. Lo que hace falta es pasar tiempo con nuestros hijos. Estar presentes . Me consta que muchas familias se están replanteando su vida, pero parece que nos falta un poco el coraje para cambiar, pero no es nuestra culpa. Poca gente sabe que tiene elección. Hemos crecido en un sistema en el que nos han educado en los extremos. Si reduces tu jornada, te quedas sin empleo. Tampoco es así, siempre hay grises, puedes emprender, por ejemplo… Se trata de responsabilizarte de tu vida, de tomar decisiones. Y si tienes que dar un paso atrás o cambiar algo en tu vida, tú decides cuál es tu prioridad. Hay gente trabajando diez horas al día para darle todo a sus hijos cuando lo que realmente lo que necesitan estos es estar con sus padres.

Otra de las cosas que señalas es que hay que aprender a comunicarse con ellos, porque comunicando se aprende a comunicar. ¿No hablamos lo suficiente con nuestros hijos?

Es importante la relación que establezcas con tus hijos, pero no tenemos conversaciones, solo les decimos lo que está bien o lo que está mal. Luego pasan los años y no tienes relación con esa persona.

¿Cómo recuperamos esa posición de refugio? ¿Simplemente compartiendo tiempo?

Hay dos puntos importantes que necesita cualquier infancia para reconectar consigo mismo y con los demás: Una es el sentimiento de seguridad y otra la sensación de capacidad. ¿Qué ocurre? Que hoy en día la seguridad y la capacidad se ha malinterpretado como la protección. Los adultos no estamos seguras el cien por cien del tiempo pero la Infancia no necesita padres perfectos, necesita personas coherentes. Eso es lo que le aporta seguridad al niño.

Por otro lado si tú mantienes su necesidad de superación, pues ese niño va a querer aprender de ti y vas a ser inspiración para ese niño. Se trata, en definitiva, de aportar seguridad a través de la coherencia y mantener esa sensación de superación. Pero si cada vez que se equivoca le riñes, vas a terminar de arrasar su sensación de capacidad. Se trata de compartir tus conocimientos, no de posicionarse como inferiores. Tú cuando compartes te pones al lado, no por encima.

En definitiva, hay que eliminar las expectativas. Los niños van a ser siempre más de lo que esperábamos, siempre nos van a sorprender. Me gustaría compartir un pensamiento final: tú ves lo que tú eres. Si tú eres capaz de ver a tus hijos ilimitados e infinitos, es que tú también lo eres . Si tú estás viendo a tu hijos como seres inferiores e incapaces, revisa cómo te estás viendo tú también.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación