Maternidad

Lo que se debe hacer, y lo que no, durante el embarazo y antes del parto

La vicepresidenta de las matronas de España (FAME) explica cómo prepararse física y psicológicamente para tener un bebé

MADRID Actualizado: Guardar
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En la vida, a todo se le puede poner un punto y apartellegado el momento, o un punto y final. A todo, menos a un hijo. Recibir un bebé no es sólo una experiencia, no es una etapa más. Es una vida que se liga a la nuestra y, muchas veces, es precisamente la vida del pequeño la que obligará a poner puntos y aparte a todo lo demás. De ahí, la necesidad de que tanto las mamás como los papás lleguen concienciados al parto sobre este gran cambio. La vicepresidenta de la Federación de Asociaciones de Matronas de España (FAME), Josefa Santamaría, proporciona información sobre lo que se debe y no se debe hacer durante el embarazo y antes del parto.

Especialmente, la experta recalca la importancia de que las futuras madres no sólo tengan expectativas, sino de que sepanexpresarlas. Para ello, hay que elegir a personas que refuercen la confianza de la embarazada y puedan implicarse en sus deseos. También, es recomendable acudir a programas o cursos de maternidad para compartir la experiencia con otras madres. Además, la matrona afirma que no hay que dejarse influenciar por la cantidad de opiniones y testimonios que circulan hoy en día por todos lados. Cada parto es único. Lo fundamental es no reprimir las emociones y contar con un buen apoyo afectivo y profesional. Las madres deben tener claro que, tan importante es cuidar el factor físico como el psicológico, el cual también puede afectar al desarrollo del bebé.

En los programas de educación para la maternidad o paternidad, la matrona realiza actividades que entrenan tanto el cuerpo como la mente. De esta manera, se adquieren conocimientos y habilidades relacionadas con el embarazo, el parto, el postparto, los cuidados del recién nacido y la lactancia.

Además, interrelacionarse con las compañeras del grupo ayuda a vivir el momento de una manera más completa, ya que se pueden compartir sensaciones y expectativas. Con la ayuda de la matrona, la mujer puede elaborar su plan de parto. El plan de parto es un documento en el que la mujer puede disponer de información y tomar decisiones, expresando sus preferencias, necesidades y deseos sobre el proceso de parto y nacimiento. Resulta de gran utilidad para los profesionales, puesto que les permitirá prestar una mejor atención según sus necesidades. El mejor momento para realizarlo es entre las 28 y las 32 semanas, y las decisiones son modificables en cualquier momento.

El plan de parto comprende preferencias sobre la persona que la gestante desea que le acompañe, cómo prefiere aliviar el dolor, sus preferencias para el nacimiento, etc. Se deben aprovechar las consultas con la matrona para aclarar dudas y rellenar aquellos aspectos que necesiten orientación profesional.

Existe una masificación de información sobre el proceso de embarazo y parto en las redes sociales, en internet y en la prensa. Por ello, la futura madre puede llegar a tener un concepto poco realista del proceso, idealizándolo en algunos casos, o todo lo contrario. Debemos remarcar que cada mujer, cada parto, cada nacimiento, son únicos e irrepetibles, y que potencialmente tenemos capacidad para dar a luz sin necesidad de aprendizaje previo. En un parto normal, una mujer sana solo necesita confiar en la capacidad de su cuerpo, la compañía de la persona que elija y el apoyo profesional de la matrona.

¿Es recomendable continuar con la actividad laboral hasta el día de antes del alumbramiento, aunque no se noten molestias?

Todo depende del tipo de trabajo y de cómo se esté desarrollando el embarazo. Aunque se necesita atención y cuidados, una mujer sana no debería tener ningún problema. El embarazo no es una enfermedad.

El ejercicio físico durante el embarazo de bajo riesgo es muy saludable. Se relaciona con menos dolores, menos molestias y con un sueño más confortable. Está recomendada la práctica de ejercicio aeróbico, como caminar, bailar, hacer bicicleta estática o nadar. Y también se deben realizar ejercicios que potencien la resistencia muscular y la flexibilidad, como yoga o pilates, adaptados a la embarazada.

La ropa debe ser cómoda y, a ser posible, de tejidos suaves y transpirables. Se deben dormir las horas necesarias para reparar el cuerpo y la mente, y si el embarazo transcurre con normalidad, se pueden mantener relaciones sexuales de la forma habitual, ya que no se asocian a ningún riesgo para el feto. Muchas mujeres y parejas experimentan cambios en su deseo sexual durante el embarazo, cada pareja debe encontrar la manera de adaptar su sexualidad.

Es importante evitar el uso de medicamentos no imprescindibles, incluso de aquellos que se consideran «naturales», especialmente en las primeras semanas de embarazo. Los medicamentos pueden tener efectos nocivos para el feto en cualquier momento del embarazo, aunque sólo haya unos pocos que estén absolutamente contraindicados. Durante el primer trimestre, pueden ser causa de malformaciones congénitas, y durante el segundo y el tercero pueden tener efectos tóxicos y afectar al crecimiento y desarrollo fetal.

Por supuesto, nada de tabaco, alcohol ni deportes de riesgo.

Hay que mantener una alimentación saludable y ejercicio regular para no aumentar excesivamente de peso. Si se puede, también es beneficioso acudir a la recuperación postparto.

La ganancia ponderal al final de la gestación debe ser alrededor de los 12 kilos, si partimos de una situación de normopeso. Si la mujer tiene bajo peso, la recomendación es de una ganancia entre 13 y 18 kilos. Si se trata de una mujer con sobrepeso debe ganar entre 7 y 11 kilos, y si la mujer tiene obesidad su ganancia será siempre inferior a 7 kilos. En cuanto a la velocidad recomendada para el incremento del peso es aproximadamente de 900 a 1.800 gramos durante el primer trimestre, y de 360 a 450 gramos por semana a partir de la semana 12 hasta finalizar la gestación.

La evolución del parto está influida no sólo por factores biológicos propios de cada persona, sino también por factores psicológicos, culturales y ambientales. La mayoría de las mujeres sanas, con la atención y el apoyo adecuados, y con un mínimo de procedimientos médicos, pueden dar a luz sin poner en riesgo su seguridad y la de las criaturas. Para ello, es importante que las mujeres tengan confianza en sus posibilidades para afrontar el parto y que las matronas y obstetras contribuyan a la mejor evolución de este proceso fisiológico.

Muchas veces, se relaciona una mala vivencia del parto con la tristeza puerperal, estrés postraumático o incluso la depresión postparto. Pero no hay que ser demasiado exigente. Se deben fijar unos deseos y expectativas realistas para que la madre salga del parto empoderada, con más autoestima y mayor capacidad para afrontar el puerperio y la crianza.

La mujer necesita sentirse acompañada. La compañía de la pareja o familiar durante el parto proporciona seguridad, hace más tolerable el dolor de las contracciones y facilita el proceso. Esto funcionará si de verdad el acompañante está completamente implicado y se ha preocupado sobre cómo desea vivir la madre su parto. La pareja o familiar debe ser capaz de cuidarla, apoyarla y animarla en todo momento, transmitir tranquilidad e infundir confianza, sin dejarse llevar por los nervios o la implicación emocional. También es útil prescindir de los elementos que desconcentren o molesten, como los teléfonos móviles o la entrada de diferentes personas.

En general cuando se presenta un embarazo de riesgo, además de llevar el seguimiento del embarazo por la matrona, la gestante debe asegurarse de ser remitida al médico especialista para su control. También requerirá cuidados especiales durante el parto. Sin embargo, las madres primerizas sanas con embarazos normales, no requieren este tipo de atención.

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