Anabel Mialdea: «No sé lo que es parir, pero tengo dos hijos que llegaron a mí por un acto de amor»

Esta mujer es madre adoptiva de un niño y una niña rusos y ha sido ganadora de los Premios CEU por la Vida que organiza el Instituto CEU de Estudios de la Familia

Laura Peraita

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Anabel Mialdea es una mujer cordobesa que ha sido galardonada en la IV edición del Premio "Bárbara Castro a un corazón de Madre" correspondiente a los Premios CEU por la Vida que organiza el Instituto CEU de Estudios de la Familia. Su lucha por convertirse en madre adoptiva, tras un duro proceso de aceptación de que ella no podría gestar a sus propios hijos, parecía no tener fin. Pero lo logró, y este «acto de amor», como ella misma matiza, lo difunde en la actualidad con el único propósito de motivar a otras parejas a adoptar. «No sé lo que es parir —reconoce—, pero tengo dos hijos que llegaron a mí por un acto de amor, que no de caridad. Con una adopción que se consiga tras contar mi testimonio, ya me daría por satisfecha. Para adoptar hay que tener un corazón cargado de amor y una mente amplia» , puntualiza.

Añade que el proceso de adopción no es nada fácil, pero hoy tiene a su lado a sus dos hijos rusos: Rafa, a quien recibió en sus brazos con 18 meses, y a Ana que llegó a su casa con cuatro años y medio. El primero nació con 1.750 gramos a una temperatura de -20 grados centígrados, sin incubadora y en condiciones muy precarias. «Llevaba, sin duda, una mochila de luchador porque ya de pequeño se esforzó por salir adelante en esas difíciles condiciones y hoy estudia 1º de Bachillerato y quiere ser periodista».

Durante una de sus visitas a Rusia para conocer al pequeño

Recuerda esta madre con gran emoción que ninguno de sus hijos sabía dar besos ni muestras de cariño. «Nadie se las había dado nunca. Rafa mostraba alegría dando cabezazos a la pared y Ana se asustaba si me acercaba para darle esos abrazos que tanto ansiaba darle. El momento en el que mi hijo me dio su primer "beso regalado", fue una auténtica sorpresa para mí».

Anabel dando uno de los primero biberones a su hijo Rafa

Por su parte, Ana, una niña que nació prematura, fue encontrada en Rusia a los dos meses de edad en un estado lamentable lo que le obligó a permanecer ingresada cinco meses en la UCI y después fue trasladada a una casa cuna. Tiene fisura palatina y retraso del crecimiento con motivos de desnutrición en sus primeros años de vida. «Los servicios sanitarios rusos nos omitieron a mi marido y mí todos los problemas de salud que padecía la niña. Cuando hicimos los trámites para ir a por ella nos enteramos en el último momento que la pequeña estaba en una casa cuna para enfermos cerebrales y mentales . Mi marido y yo pensamos en aquel mismo instante que si Dios la había puesto en nuestros brazos, tuviera lo que tuviera la niña era nuestra y la cuidaríamos igualmente. Afortunadamente, en España la examinaron y confirmaron que no tiene daño cerebral, aunque sí problemas de salud que la han obligado a pasar hasta ocho veces por el quirófano . Mi hija Ana hoy es cofrade, baila y monta a caballo. pero, lo más importante, es una niña feliz y cariñosa, la llamamos "Anita dinamita y Barbi emociones"», apunta Anabel Mialdea, quien va a donar el premio recibido a la asociación ADEVIDA Córdoba .

Ana de camino a España en avión con el marido de Anabel

Esta mujer se considera una madre normal, «ni más ni menos que cualquier madre biológica o no». Recuerda que su madre, en un principio, fue más reacia a que se metiera en el proceso de adopción, «pero cuando vio a Rafa se convirtió en la abuela número uno. Años más tarde, incluso, se preguntó al nacer su primera nieta biológica si la querría igual que a su nieto Rafa. La madre de Anabel no lo dudó: quiere a los dos por igual, muchísmo.

La pequeña Ana en el hospital en una de sus ocho operaciones

Anabel Mialdea reconoce con gran rabia que el tema de las adopciones es un tema olvidado por el Gobierno español . «Debería escuchar a las familias que desean tener hijos y no pueden. También tendrían que tener en cuenta a las que ya hemos adoptado para saber qué es lo que hay que mejorar para que el sueño de tener una familia sea una realidad y se facilite todo el proceso. Del mismo modo, le diría al Gobierno que no prime lo económico porque no es justo que las parejas con menores recursos no puedan convertirse en padres porque, además, cualquier niño que vive en las condiciones que yo he podido ver está mucho mejor aquí, aunque sea en una casa humilde. Adoptar supone tener que costearse pruebas de trabajadores sociales, psicólogos, los viajes al país de origen del pequeño, la estancia, el no trabajar por unos días... Falta que se agilicen y economice todo este proceso por las parejas ansiosas de ser padres, pero sobre todo por los niños que necesitan cuanto antes estar sanos, alegres y llenos de cariño ».

La familia al completo en una foto actual
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