La desconocida historia de la jueza que evitó que se eliminara el aborto en EE.UU.

La película «Una cuestión de género», cuenta la historia de Ruth Bader Ginsburg la segunda mujer en llegar al Tribunal Superior de justicia estadounidense ¿pero qué fue de la primera? Sandra O'Connor pertenecía al partido republicano y fue clave en derechos del aborto e igualdad

Sandra Day O'Connor tomando posesión de su cargo O'Connor Institute

Mara González

Hace unas semanas se estrenó en las carteleras españolas ‘Una cuestión de género’, dirigida por Mimi Leder. Esta película cuenta la vida de Ruth Bader Ginsburg, la segunda mujer en la historia de los EE.UU en ocupar un puesto como jueza del Tribunal Supremo americano.

A sus 85 años, y todavía en activo, Ginsburg se ha convertido en un icono entre las generaciones más jóvenes y pasará a la historia como una de las mujeres que más ha trabajado por la igualdad entre sexos en el ámbito jurídico. Además de una película, su lucha ha inspirado un biopic llamado ‘RGB’ que esta edición de los Oscars contaba con dos nominaciones a mejor documental y mejor canción.

Sin embargo, a pesar de su fama, Ginsburg no fue la responsable de romper el techo de cristal del Tribunal Supremo americano, quién lo hizo fue Sandra Day O’Connor , en 1981 bajo el mandato de Reagan.

Tras toda su infancia viviendo en el rancho de Arizona que tenía su familia, acabó regresando a Texas, su Estado natal, para poder continuar sus estudios. Así fue como acabó la escuela secundaria dos años antes de lo habitual, como recoge el centro de recursos de la Corte Suprema ; y se licenció en Derecho en la Universidad de Standford. Pronto fue nombrada juez federal de Arizona por un gobernador demócrata, aunque siempre militó en el partido conservador.

Su llegada al Tribunal Supremo

Reagan llegó al poder con una promesa encima de la mesa: la revisión de la sentencia del caso Roe VS Wade. Este juicio sentó cátedra en el país porque fue la primera vez que se permitió el aborto ante un caso de violación. La sentencia fue recurrida en varias ocasiones al Tribunal Supremo, pero nunca se logró un cambio en su veredicto ; por lo tanto, se interpretó como la despenalización del aborto en todos los Estados.

El nombramiento de O’Connor, mujer republicana desde sus inicios, no sentó bien al partido: el objetivo principal en la selección de jueces era revocar esta sentencia. Sin embargo, la nueva jueza, además de ser mujer, no se había posicionado claramente en cuestiones de igualdad o en los derechos abortivos; por la contra, a Reagan este nombramiento le valió para ganar popularidad en todo el país, lograr un cambio de actitud en el partido demócrata y así sacar adelante otros asuntos pendientes.

Al poco tiempo de llegar al Tribunal Supremo, un nuevo recurso en el caso Roe VS Wade salió adelante y los jueces del Supremo volvieron a pronunciarse: el voto de Sandra Day O’Connor fue decisivo ya que rompió el empate y gracias a ella se mantuvo el resultado dictado en 1973. El partido republicano quedó dividido y se generó una gran polémica en el país.

Kathyrn Kolbert, periodista y abogada que siguió de cerca el caso, hoy en día habla de aquel momento como un momento de inflexión en los derechos de las mujeres en la historia de los EE.UU: «Sandra no quería pasar a la historia por ser la primera mujer en ocupar un puesto en el Supremo y también por arrebatarles un derecho establecido hacía 10 años».

La igualdad en la Constitución

En el momento en el que sucedió su nombramiento, entre las críticas del partido republicano se alzó la voz de Michael K. Deaver, sub-asesor de imagen de Reagan. Obviamente, él apoyaba el nombramiento y alegó que «precisamente, por haber mantenido un perfil bajo ante derechos abortivos y la ERA (Equal Rights Amendment) suponía la mejor decisión».

La ERA responde a las siglas en inglés de Enmienda de Derechos de Igualdad, persigue añadir a la Constitución un artículo que garantice la igualdad derechos entre hombres y mujeres. Fue propuesta en 1923 tras una reunión del movimiento feminista en Seneca Falls, desde entonces y tras años de lucha sigue sin aprobarse.

En 1972, la ERA pasó todos los trámites y llegó al Congreso, en este punto solo tenían que votar los Estados: a favor, o en contra. Aquí comenzó el trabajo de Sandra Day O’Connor por aprobar la enmienda haciendo campaña en Arizona y hablando de la necesidad de que la Constitución reconociese la igualdad entre sexos. Finalmente, su Estado natal fue uno de los 15 que dijo ‘No’ impidiendo su incorporación a la Constitución estadounidense. Dolida por la decisión final, acabó emitiendo una carta para todos los ciudadanos explicando lo ocurrido y su posición.

Carta de O'Connor sobre la ERA Ronald Reagan Presidential Library

Actualmente, las Congresistas y Senadoras siguen luchando por la aprobación de la ERA; mientras Sandra Day O’Connor pasa en Phoenix sus últimos años retirada de la vida pública debido al avanzado estado del Alzheimer que sufre . Al saberse la noticia, Ruth Bader Ginsburg declaró que ya formaba parte de la historia y de los referentes para las niñas y mujeres estadounidenses, «yo estoy entre esas legiones de mujeres que intentan seguir su ejemplo».

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