Terapia con animales: Perros y canciones que hacen aflorar las emociones en la residencia

El objetivo es fomentar el envejecimiento activo y brindar a los residentes momentos de felicidad

Las terapias con animales ayudan a potenciar las conexiones emocionales y cognitivas gracias al contacto con perros

S. F.

Escuchar los acordes de una guitarra y algunas voces o ver pasear a los perros Eliot y Pancho es ya algo habitual en la residencia La Romareda de Zaragoza, donde han indagado sobre los intereses de sus usuarios para motivarles y hacer que sus emociones afloren. La mayoría de los más de doscientos residentes de este centro dependiente del Instituto Aragonés de Servicios Sociales , informa Efe, tiene dependencia de grado III y necesitan ayuda para realizar actividades básicas de la vida diaria, a lo que se suele unir el deterioro cognitivo.

Y si bien por las mañanas las actividades están más relacionadas con la rehabilitación, desde mayo del año pasado se decidió dar un enfoque diferente a las tardes con terapias ocupacionales adaptadas al perfil del usuario, que incluyen musicoterapia y acompañamiento de animales , a través de un proyecto cofinanciado por fondos europeos y el Gobierno de Aragón.

La consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales aragonesa, María Victoria Broto, explica que el programa forma parte de los «proyectos centrados en la persona» que se han puesto en marcha en diferentes residencias de la comunidad para fomentar el envejecimiento activo y brindar a los residentes momentos de felicidad.

Alegría como la que trasmite la música y que se palpa en una de las salas, donde un grupo de usuarias entona «Canta y no llores» al ritmo de la guitarra de musicoterapeuta que las acompaña. «Observas que hay residentes que en toda la semana igual no han dicho ni una frase y con la musicoterapia, por ejemplo, son capaces de cantar una canción entera», señala la psicóloga de este proyecto de calidad de vida, Mamen Molina.

Para conseguir esta motivación, el programa se centra en gustos o valores que eran importantes en su pasado y que continúan siéndolo durante toda su vida. Como explica la psicóloga, estas terapias son muy positivas para los residentes, pero también para su entorno, que ve cómo son capaces de hacer algo que creían que ya no podían, como hablar o entonar una canción. «Si bien hay un deterioro cognitivo, todavía hay emoción. Entonces, ¿qué tenemos que hacer? Conseguir que salga», relata.

Eso sí, no se consigue igual con todas las personas. Así que para descubrir los intereses, los valores y las experiencias vividas por los usuarios, elaboran una «narrativa de vida» de cada uno de ellos , donde con su ayuda y la de sus familiares, descubren sus gustos y preferencias para proponerles actividades adaptadas. Por ejemplo, los que han disfrutado de la compañía de los animales a lo largo de su vida son los que participan en la actividad con los perros, señala la directora del centro, Cristina Serrano, quien apunta que el único requisito es sentir placer al compartir momentos con los canes.

Unos «estados de felicidad» que contribuyen a que se cumpla uno de los objetivos fundamentales del programa: que los residentes se sientan como en casa.

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