La firma de testamentos crece un 20% en el verano de la pandemia

Raimundo Fortuñy Marqués, vicepresidente del Consejo General del Notariado, explica a ABC por qué es conveniente realizar esta gestión sin esperar a situaciones críticas

Firma de un testamento Fotolia
Helena Cortés

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El confinamiento supuso un frenazo casi en seco de prácticamente toda actividad económica. Incluso en un contexto tan trágico como el de la pandemia, trámites a veces inaplazables como la firma de testamentos y herencias, se desplomaron en abril de 2020 casi un 90%, según datos del Consejo General del Notariado. Eso sí, en cuanto se relajó el confinamiento, a partir de junio, muchos españoles decidieron no aplazar más el trámite necesario de poner en orden sus últimas voluntades . En verano (junio, julio y agosto), la firma de testamentos se disparó un 20% interanual , alcanzando los 182.918. Solo en julio, el mes de mayor incremento, las notarías tramitaron un 25% más, pasando de 61.309 firmas en 2019 a las 77.949 de 2020.

«Esto indica que hay claramente una mayor concienciación», reconoce Raimundo Fortuñy Marqués, vicepresidente del Consejo General del Notariado, que admite que en los más de treinta años que lleva en el oficio ha visto una evolución clara en el perfil del cliente que deja por escrito sus últimas voluntades.«Antes se hacía cuando alguien estaba muy enfermo , y ahora muchos lo firman cuando se casan o se hacen con su primera propiedad. Hay que hacerlo y no pasa nada, ahora la mentalidad es mucho más abierta», añade el notario. Además, recuerda, el testamento es «un traje a medida», no demasiado costoso, que se puede cambiar en cualquier momento, por eso va formado con una fecha y hora determinadas.

Una tendencia muy destacada, especialmente cuando los firmantes tienen hijos menores, es establecer cláusulas específicas sobre el cuidado de esos menores. «Hay una amplia gama de disposiciones que el notario conoce y encauzan esos deseos tan habituales de nombrar un tutor o administrador de los bienes de los hijos. Ocurre también en situación de crisis matrimonial, cuando quieren que los bienes los administre un tercero y no su excónyuge… Para todas estas cuestiones familiares y de protección también sirve el testamento», recuerda Fortuñy Marqués. «La ley establece en defecto de tu voluntad a quién van a ir tus bienes. En cuestiones de menores, corresponde a la autoridad judicial, si no lo designa el fallecido, determinar quién se queda a su cuidado hasta la mayoría de edad» .

Contar con un testamento, además, agiliza el papeleo que supone gestionar las herencias patrimoniales cuando alguien fallece, «aunque la diferencia no es excesiva, puede rondar el mes », plantea el notario. En ausencia de últimas voluntades, el orden de sucesión sería en primer lugar hijos y descendientes, después padres y ascendientes, cónyuge (la legislación en cuanto a parejas de hecho varía según la comunidad autónoma), hermanos e hijos de hermanos y resto de parientes colaterales hasta el cuarto grado de consanguinidad. En último lugar, quedaría como beneficiario el Estado, aunque es extraño llegar a este extremo. En el caso de los cuidados de menores, sí es importante dejar en el testamento escritas las voluntades de los padres, más difíciles de averiguar para un juez.

¿Y las herencias?

Aunque desde 1889 el Código Civil contempla la posibilidad de hacer testamento en situaciones de epidemia sin notario, Fortuñy Marqués reconoce que es una previsión de escasa práctica hoy en día. «Hay casi 3.000 notarios distribuidos en toda España que cubren todo tipo de necesidades, incluso servicios de urgencias ante cualquier eventualidad. Esta figura estaba prevista para una sociedad rural del siglo XIX», señala.

Hoy en día, los notarios están más cerca de lograr que puedan firmar a distancia ciertos documentos. «Estamos a expensas de que se apruebe la normativas adecua da, aunque el testamento no es el documento más apropiado porque requiere antecedentes y una relación personal que se dificulta con la distancia», concluye el vicepresidente del Consejo General del Notariado.

El otro trámite notarial asociado a la muerte, las herencias, también muestran un ligero crecimiento, aunque este experto lo ve algo más casual, debido a la acumulación del confinamiento , ya que hay seis meses prorrogables para gestionarlas.

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