«Tras el diagnóstico de diabetes de mi hija, estuve 4 meses yendo a diario al colegio a pincharla»

Isaac es el padre de Noelia, una niña que con 6 años debutó con diabetes tipo I

Carlota Fominaya

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La mañana en la enfermería del colegio CEIP Gerardo Diego de Leganés ha sido ajetreada. Han pasado varios alumnos, una pequeña con un golpe por balonazo en el labio que ha requerido una bolsa de hielo, varios puntos de aproximación en una brecha de otro, y el control de la glucosa de Noelia (6 años). Su padre, Isaac, nunca olvidará aquel 26 de septiembre de 2018. «Ese día debutó, con seis añitos recién cumplidos, con diabetes tipo I , la más severa», rememora este hombre, técnico deportivo del Ayuntamiento de Leganés. «Estaba rara desde el verano, muy cansada, perdiendo peso... Una tarde la vi tan mal que la llevé a urgencias, y en un análisis de sangre vieron que no estaba bien. En ese momento empezó todo el proceso ».

La enfermera llegó al colegio público CEIP Gerardo Diego de Leganés cuatro meses después de la solicitud hecha a la Comunidad de Madrid. Durante todo ese tiempo, hasta que no se resolvió la petición, Isaac estuvo todas las mañanas en el centro durante las horas de estudio de la niña. «Hasta que no estuvo Rocío, estuve yendo a diario durante cuatro meses a pincharla. Porque lo normal es que haya que hacerlo en el desayuno , comida y cena, es decir; dos veces casi siempre caen en horario escolar. Afortunadamente, tengo turno de tarde. Y en el trabajo, tras pedir reducción de jornada del 50%, no he tenido ningún problema, al contrario», relata este hombre. «Necesito todo el tiempo posible para cuidar a la niña, controlar sus comidas, sus glucemias , su actividad física, sus estados anímicos... y no nos podemos olvidar tampoco de atender a su hermanita, de un año y medio», apunta.

Un camino por andar

Además, hay noches «muy duras –admite–, en las que si a las 12 de la noche está baja, tenemos que hacerle controles cada hora, y cada control supone un pinchazo para la criatura». Al final, reconoce este padre, «tu vida es un cansancio, pero te acostumbras a todo». Los inicios, asegura, «son difíciles. Son solo 6 años, es muy pequeña. Tenemos indicación de la endocrina de que si vomita o no come vayamos inmediatamente al hospital. Ella quiere quedarse a comer con sus amigos en el colegio , pero todavía no nos atrevemos a dejarla porque tiene que pesar todo lo que come. Poco a poco tendrá que volver a su vida de niña, pero aún estamos aprendiendo todos».

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