Tecnología educativa para aprender idiomas en edades tempranas

Marieta Viedma, cofundadora de Lingokids, explica que con un uso responsable de las TIC los niños pueden sacar mucho rendimiento a su formación

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Los niños de hoy en día, se podría decir que nacen con habilidades digitales innatas. Ellos no saben bien lo que es Internet, los pixeles, un móvil o wifi, sin embargo tienen curiosidad, sienten la necesidad de descubrir qué es aquello de lo que no se despegan los «mayores», quieren saber en qué consisten esos aparatos que reproducen sonidos, que tienen imágenes, letras.

Una vez que les permiten utilizarlos, demuestran grandes habilidades que ni los adultos con muchos años de experiencia podrían haber imaginado. Juegan con el sistema táctil, ponen en YouTube canciones y vídeos de sus personajes favoritos como Peppa Pig o la Patrulla Canina, y se quedan largo rato cantando, riendo, observando y aprendiendo.

A muchos padres les preocupa la insistencia de sus hijos pequeños en usar los dispositivos digitales, en que pasen mucho tiempo frente a una pantalla y «desconecten» del mundo real.

Pero lo que de verdad demuestran es una gran facilidad para desenvolverse con ellos, con los móviles y tabletas. ¿Es esto algo malo? Si ahora estamos viviendo un período de gran desarrollo tecnológico, de una rápida transformación digital en muchas áreas, los niños simplemente están desarrollando estas habilidades desde edad temprana, y será algo beneficioso para ellos en un futuro. Entonces, dejémosles experimentar de forma responsable y aprovechemos esas habilidades para que aprendan, por ejemplo, un nuevo idioma.

Si unimos las habilidades que tienen con los dispositivos digitales a la facilidad que tienen de absorber y asimilar información, podremos conseguir que desde pequeños crezcan bilingües.

Muchas aplicaciones móviles y plataformas online han sabido captar estos puntos y adaptarse a los nuevos tiempos de la era digital. Proponen unos sistemas de aprendizaje de idiomas a través del juego y la computación afectiva. Por ejemplo, actividades con formas y colores, vídeos con profesores reales, canciones con letras pegadizas…

Lo importante es captar y retener su atención y, de esta manera, conseguir que vayan familiarizándose con el nuevo idioma. Otro sistema innovador para el aprendizaje es la computación afectiva: adaptar la experiencia del juego según el estado emocional del alumno, indicado por medio de los gestos faciales y señales auditivas. Esta tecnología detectará el estado anímico y emocional de los niños en cada momento: aburrimiento, concentración, felicidad, confusión. Son señales del cuerpo que hasta entonces ignorábamos a la hora de enseñar, y sin embargo transmiten datos e información muy relevante.

Las aplicaciones y plataformas más innovadoras utilizan este sistema para adaptar la lección en cada momento al niño, de forma que consiga que vuelva a concentrarse, a divertirse y, en definitiva, a aprender. Algunas de estas aplicaciones se basan también en el machine learning; es decir, el contenido se adapta dinámicamente al nivel de cada usuario gracias a un algoritmo diseñado a partir de inteligencia artificial. Así, a medida que el niño juega y según vaya acertando o errando, el algoritmo readapta el contenido del curso a su nivel.

Debemos abrir paso a las innovaciones tecnológicas para la enseñanza y aprendizaje si se basan en conceptos que muchas veces se olvidan en la enseñanza en persona: adaptarse al nivel del niño, a sus necesidades según su estado emocional, mantener su atención y conseguir que vean el aprendizaje como algo divertido.

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