Cuando desapareció Juana Canal, en 2003, no se sabía como hoy que el 60 % de las muertes homicidas de mujeres son a manos de sus parejas o exparejas. Una estadística que hubiera permitido tomar esta hipótesis de partida en la investigación del caso. No se había aprobado la Ley Integral contra la violencia de género y no existía concienciación social, ni protocolos, ni juzgados especializados o unidades policiales especializados como ahora 20 años después. Entonces se empezaron a hacer públicas las estadísticas de mujeres asesinadas, de las 71 de aquél año, ninguna había denunciado.
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