La exsenadora de Podemos desahuciada por no pagar el alquiler posa semidesnuda para Interviú

Elvira García acumuló una deuda de 5.000 euros a pesar de su ostentoso sueldo en la Cámara Alta

La portada en la que aparece Elvira García Interviú
Adrián Mateos

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Elvira García se convirtió, a comienzos de 2017, en un serio problema para Podemos. La senadora alavesa no solo había acumulado una deuda de 5.000 euros por los continuos impagos de su piso de alquiler social, sino que además tampoco abonaba los excedentes de su sueldo, que, según el código de la formación morada, en ningún caso podía triplicar el Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Una vez abandonó el partido, «Viruka» pasó a formar parte del Grupo Mixto, donde afirma sentirse «encantada».

En una entrevista concedida a la revista Interviú , de la cual ha sido portada, García asegura que no tenía «ninguna razón jurídica, política ni ética» para dejar su escaño una vez dejó de pertenecer a Podemos. Una formación que, asegura, no la expulsó, pues fue ella misma la que se marchó ante la falta de apoyos: «Pienso que quisieron quitarme de en medio por rencillas internas entre la dirección autonómica y la estatal –alega–. Se desató una histeria colectiva contra mí, legando al extremo que un cargo provincial de Podemos me llegó a amenazar con hacerle daño a mis hijos ».

«Viruka», que en algunas fotografías aparece semidesnuda y envuelta en la bandera de Álava , destaca que no abonó a Podemos los excedentes de su sueldo porque tenía la nómina de senadora «embargada» por una deuda de su exmarido con la hacienda pública alavesa. Por otro lado, añade que la razón por la que dejó de pagar varias mensualidades por un piso de alquiler social de 200 euros se debe a un malentendido.

En concreto, la senadora relata que vivía en esa casa con su marido y sus hijos desde 2006. A finales de 2012 le denunció por violencia de género , razón por la cual le impusieron una orden de alejamiento. Un año más tarde logró el divorcio. «Entendí que era él quien tenía que hacerse cargo de la cuota del alquiler, pues las cartas llegaban a su nombre –afirma–. Luego me enteré de que, si no había orden expresa del juez, debía ser yo la que tenía que pagar las mensualidades».

Interviú
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