El precio de un café y un almuerzo de par de mañana

La capital de Navarra reflejó la tristeza del cierre de bares, barras sin pinchos y calles más tranquilas

Jesús Ansa del Bar Gaucho de Pamplona con un cliente y amigo, ante el bar con las persianas echadas. G.S.

Gema Santamaría

"El día anterior nos cobran los impuestos y a la noche nos cierran. Que nos paguen los impuestos y los costos que esto va a tener para nosotros". Jesús Mari Ansa, del Bar Gaucho de Pamplona, famoso como otros por sus pinchos, estaba hoy con la persiana bajada, en la calle con un amigo y asiduo cliente. La Plaza del Castillo, la Estafeta, San Nicolás, todas las calles del centro tenían la vida habitual, gente de un lado a otro incluso camiones, pero todos los bares cerrados. El Café Iruña, el de Hemingway, el Txoko, al otro lado de la plaza, las terrazas con todas las mesas plegadas y las sombrillas. Y unos cuantos pamploneses con un café de llevar en la mano, porque las barras y las meses y los pinchos de esos bares están hoy cerrados por el Covid.

Jesús Marí Ansa está convencido que después de esto, 3.000 personas se han de ir al paro. El Gobierno de Navarra iniciaba esta madrugada unas restricciones que a la hostelería le ha supuesto el cierre por el Covid-19. "No somos los culpables". Los representantes de estos bares que dan vida no sólo a la noche, sino a las mañanas también con sus almuerzos y tertulias ayer estaban apagados. Algún Policía Foral y algún vehículo de la Policía Nacional, recorrían las calles. Sin problemas, si no con la verja echada, algunos propietarios estaban dentro terminando de dejar todo listo para 14 días de cierre.

Mientras las panaderías servían y las pastelerías ponían también algún café, María Angeles Elizalde, propietaria de Casa Juanito, ahí en la Estafeta del encierro, servía por la ventana bollería , algún café y poco más de momento para llevar. 28 años dedicados a la hostelería en una las calles más visitadas de la capital navarra, María Ángeles lo tomaba con resignación. "Tengo una hija sanitaria y lo entiendo, pero a ver cómo va esto". Por de pronto ella sí va preparar comidas y lo que pueda para llevar. Ayer, aunque el resto estaban cerrados, no había notado mucho aumento de clientes a las 9.30 de la mañana, pero los habituales sí habían pasado ya."

Quedan 14 días, el cierre perimetral de Navara no se sabe cómo va a repercutir, pero la hostelería, los bares, qué lugares, se van a resentir. "Unos, después de esto, seguiremos, pero a otros los van a hundir" es el pensar de Jesús Mari Ansa y de muchos, justo en un otoño en el que Pamplona goza de entre 13 y 18 grados de par de mañana y sin lluvia, el paseo está asegurado.

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