El Usera de Rommy Arce: «Crack», reyertas, excrementos y sexo al aire libre

Los vecinos denuncian que el parque de Juan Español y la plaza de «La Romana» se han convertido en un gueto ante la pasividad de la concejal

Algunos de los «sin techo», en los bancos de Juan Español, 61 ABC

Carlota Barcala

El parque de Juan Español , 61, en pleno distrito de Usera, se ha convertido en una explanada llena de matorrales y suciedad. En él impera la ley del más fuerte que, en este caso, son los « sin techo » que se han erigido dueños del lugar. ¿Los perjudicados? Los vecinos que deben convivir con ellos. El suelo se encuentra ocupado por botellas de cerveza y demás alcohol, colchones tirados, bolsas de basura, moscas y pañuelos usados. En los nueve bancos de madera que tiene el parque se juntan, cada día, entre 10 y 15 personas que han hecho de Juan Español su hogar. Al menos, es el sitio en el que más horas del día pasan. Allí se emborrachan, duermen y hacen, incluso, sus necesidades fisiológicas. El hedor a orín se hace insoportable desde que uno pone un pie en las escaleras de piedra que conducen a la parte baja de esta área.

El grupo, formado por suramericanos y españoles , consume diversas drogas, entre ellas, «chinos» de heroína y «crack» , que se dedican a quemar. La mezcla entre el alcohol y las drogas es una bomba explosiva que provoca la desesperación de los vecinos. «Yo les llamo la pandilla cervecera. No comen, se alimentan del alcohol. Las peleas entre ellos se han vuelto una constante . Día sí y día también, pasa algo a altas horas de la madrugada», cuenta Mari Ángeles, vecina del bloque contiguo al parque. Un supermercado les suministra la bebida. Lata en mano, se pasan las horas charlando y discutiendo. «Normalmente llegan a las 12 de la mañana, a veces se les puede ver desde antes», dice la mujer, mientras dos mendigos duermen a la sombra , entre la maleza y la basura: «Se han cogido una buena borrachera y ahí están ahora».

Concha, vicepresidenta de la Asociación de Vecinos de Usera, va más allá. «Esto parece una selva negra. Cuando están calentitos por el alcohol, durante el día, se masturban; por la noche, mantienen relaciones sexuales . Hacen todo lo que se les pasa por la cabeza», explica.

Dos de los asiduos a la explanada duermen a plena luz del día entre los matorrales José Ramón Ladra

Los pañuelos que están en la arenilla que forma la explanada se encuentran rodeados de moscas . Los excrementos de los «sin techo» atraen a los insectos. «Se pasan el día ahí. Cuando necesitan hacer sus necesidades fisiológicas, las hacen donde sea», denuncia la vicepresidenta de la asociación, que critica los olores que se forman, sobre todo, con el calor: «Hay que ir con mascarilla. Huele que echa para atrás. Entre eso y los porros , parece que estás en una plantación, y no de plátanos», ironiza Concha. No solo por los olores, debido a la situación, Usera se ha convertido en un lugar « insalubre » para los vecinos, a los que también cuesta conciliar el sueño por los ruidos que escuchan todas las noches.

Uno de los «sin techo», tras realizar sus necesidades fisiológicas

Rodolfo pone cañas en un bar cercano al parque. «Ahí se ve de todo», dice el joven camarero: « No es un sitio al que bajaría a las once de la noche cuando salgo de trabajar. Hay peleas y gritos constantes». José Antonio, otro de los vecinos, los conoce bien: «No son mala gente, solo han elegido el camino equivocado». Alguno de los borrachos que ahora ocupan el lugar fueron compañeros suyos de clase . «En los años ochenta la droga pegó muy fuerte en esta zona de Madrid. Empezaron fumando porros y mira cómo han acabado, metiéndose heroína y alcoholizados todo el día», cuenta el hombre, que siente «lástima» al ver cuál ha sido el destino de esa gente, que es « del barrio, de toda la vida ».

Abandono institucional

Hay días que las discusiones y los botellones cambian de lugar y se desplazan 500 metros hasta la plaza de Francisco Ruano, a la que los vecinos llaman « La Romana » por las columnas que hay a su alrededor. «Está en un estado de dejadez absoluta , algún día se va a caer», cuenta Concha. La parte central se encuentra tapada por una especie de soportales pintados de naranja, ya desconchados por el paso del tiempo y el poco cuidado, con agujeros en el techo.

La mujer critica el «abandono institucional» que sufren los vecinos de Usera. La concejal del distrito –con una población total de 138.635 personas, 9.276 parados y una de las rentas más bajas de la capital–, Rommy Arce , no atiende a sus demandas. «Sabe cuál es el estado de la plaza porque se lo contamos, pero a ella le da igual lo que pasa aquí. No nos escucha, nos ha bloqueado en Twitter para que no podamos molestarla. Lo único que hace es poner más trabas para impedir que se solucione», continúa Concha. La única respuesta que ha obtenido la asociación de vecinos por parte de la edil es saber que la junta de distrito ha aprobado un presupuesto para arreglar la plaza, algo que, según Concha, «nunca ha llegado».

Botellas y pañuelos usados, en el suelo del parque José Ramón Ladra

Los «sin techo» han tomado también este emplazamiento y la Policía «solo actúa» cuando hay sangre. «Los bomberos acordonaron la zona para que nadie pasara. Ellos, los mendigos, han cortado las cintas y han vuelto al lugar. Ocupan el parque infantil, duermen en las mesas y bancos que hay al fondo... Es insostenible », asegura la vicepresidenta de la asociación. Cuando alguien se encara con ellos, solo recibe insultos: vieja, coja... y demás improperios. «Rommy Arce tendría que tomar medidas desde ya, no cuando ocurra una desgracia », demanda Concha.

Hace dos semanas, uno de los «inquilinos» se tumbó en un paso de peatones y se echó a dormir en él. «Eso pudo ocasionar un gran accidente. Cuando van borrachos no controlan. No se mantenía en pie. Tuvieron que ayudarle a levantarse», cuenta la mujer. Las multas por hacer botellón tampoco llegan: «Esa podría ser una medida para que dejasen de tomar las zonas comunes y, si no pueden pagarlas, que se pongan a hacer trabajos sociales». En vez de ser un lugar para el uso de los vecinos, estos evitan pasar por él, sobre todo si van con niños pequeños : «A ver cómo les explicas lo que pasa aquí».

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