Temporal Filomena

Dos noches en Atocha a solo 30 kilómetros de casa: «No podemos volver a Torrejón de Ardoz»

Al menos una decena de madrileños están atrapados en la estación desde el viernes a la espera de que se reanuden las conexiones con sus municipios

Colas de viajeros, este domingo, en la estación de Atocha ISABEL PERMUY

Cris de Quiroga

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Desde el viernes por la noche y hasta hace unas horas, el único medio de transporte disponible en Madrid circulaba bajo tierra. Mientras el Metro ha dado servicio ininterrumpido en horario nocturno, el resto de nodos de la capital han permanecido paralizados por los estragos que ha causado el temporal Filomena . Hasta las 14.35 horas de este domingo, cuando ha partido el primer tren de la estación de Atocha en dirección a Málaga. Otros le han seguido, hacia Santander y Ferrol. Pero aún quedan pasajeros atrapados en la estación, a apenas 30 kilómetros de sus casas.

«Llevamos tres días moviéndonos de Atocha a Avenida de América, de aquí para allá, durmiendo donde podemos hasta que podamos volver a Torrejón de Ardoz », cuentan Inma y Tati, sentadas en una hilera de asientos de la estación de Atocha. Se conocieron el viernes en el intercambiador de Avenida de América. La nevada y su nacionalidad dominicana las unió al instante. Las dos viven a poco más de 20 kilómetros de la capital, pero no tienen forma de regresar a casa. «Trabajo cuidando a una anciana y el viernes terminé a las ocho de la tarde. Cuando llegué a Avenida de América ya no salían autobuses», explica Tati. Las dos han vagado desde entonces de una estación a otra, a la espera de que se reanude cualquier medio de transporte que las devuelva a su municipio.

A las cinco de la tarde, en las pantallas de información de Atocha brillan una veintena de salidas, siete de ellas canceladas . Los viajeros pululan por la estación, a medio gas, con la mayoría de los establecimientos cerrados a cal y canto . Inma y Tati han comido gracias a las máquinas dispensadoras; hoy han conseguido una manzana, que mordisquean deseosas de que acabe pronto su odisea. «Ay, fotos no, por favor. No estamos para fotos», pide Inma, y se pasa la mano por el pelo, como quien echa de menos una buena ducha.

A imagen y semejanza del escenario que ha ofrecido este fin de semana el aeropuerto de Barajas , con decenas de pasajeros varados en la T4 , no son pocas las personas que han pasado las últimas dos noches en la estación de Atocha. Las conexiones ferroviarias han comenzado a arrancar esta tarde y también las primeras líneas de Cercanías . A las 18.13 horas, el megáfono ha anunciado la venta de billetes para la línea C2, en dirección a Guadalajara. Una larga cola se ha formado en cuestión de segundos, alrededor de cincuenta personas, muchas de ellas aguardando durante horas.

«Ni un vaso de agua»

A las seis de la tarde, Diana seguía esperando. «No puede ser que ya se pueda ir a Málaga y no a 30 kilómetros de aquí. Tenemos un Gobierno que no gobierna», es lo primero que espeta esta veinteañera. No puede regresar a Alcalá de Henares , a 30 kilómetros de Madrid, desde el viernes. Su aventura también comenzó en Avenida de América, donde encontró a otra señora atrapada con la que ha compartido una habitación de hotel en Gran Vía. «Pagamos los 45 euros a medias una noche. Luego vine a Atocha. Y me he gastado 10 euros en un cargador para el móvil», cuenta. No esconde su indignación: «La atención es un desastre. Llevamos días aquí y no nos han dado ni un vaso de agua».

Al menos una decena de madrileños atrapados deambulaban esta tarde por Atocha, testigos del trajín de otros pasajeros que ya podían subirse a sus trenes y salir de la Comunidad de Madrid. El alcalde madrileño, José Luis Martínez-Almeida , solicitó esta misma mañana al Gobierno central «abrir lo antes posible» la red de Cercanías por ser «absolutamente vital para la comunicación». Las conexiones han empezado a retomarse a lo largo de la tarde, pero aún queda un buen trecho para recuperar la normalidad. Tras anunciar las primeras salidas de Atocha, el ministro de Transportes, José Luis Ábalos , ha recalcado que «el peligro no ha pasado». Después de la nevada continúan las bajas temperaturas, que alcanzarán los diez grados bajo cero. Y la nieve dará paso al hielo.

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